Libro: “Con la libertad en el corazón”, Obra De Noé Katz

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La creación asusta porque desconoces los límites de tu sensibilidad, no sabes hasta donde vas a llegar, no sabes si eres capaz. Para poder ser libre, tienes que romper con las etapas que has vivido. La creación también es disciplina, creas una disciplina que se contradice con la libertad, pero para poder crear tienes que equilibrar esa contradicción.
Noe Katz

Los personajes de Noe Katz siempre me han inquietado. En su hieratismo, en su función netamente representacional, parecieran cumplir un papel de contención; tal vez con implicaciones simbólicas -correspondiendo así con diversas expresiones del hieratismo ancestral en el arte-, como las tiene el hecho de plasmar en color blanco a todas las figuras humanas. No es que las emociones y las sensaciones no existan en este artista también cultivado en la música; no es que el pathos no fluya en esas formas y expresiones totémicas, de las cuales varias aparecen de perfil; al contrario, están ahí, a flor de piel, pero contenidas, bien sujetas por las figuras compactas y por un formato muy bien diseñado, que regula bajo un código estilístico y estético la relación del artista con el mundo. Suceden muchas cosas en las obras de Noe Katz; casi todas son escenificaciones, compuestas con verdadera maestría, que suelen ocupar más de una persona y registrar una acción. Desde trágicos naufragios hasta eventos de deporte acuático, pasando por pláticas de café, acciones de alto contenido simbólico y otras más bien cotidianas. Asimismo, suceden muchas cosas en el orden plástico: formas que se combinan bajo composiciones armónicas; discursos cromáticos que interacción sabiamente y desde diversos climas emocionales con la neutralidad del blanco; descripciones lineales que siguen un patrón icónico y una intención monumental y escultórica, al sugerir volumen en las figuras; experimentaciones con materiales; propuestas diseñísticas; procesos multidimensionales. En ese universo de sucesos lo inquietante es que ni los personajes ni el formato pierden la compostura; su realidad consiste en no ser reales y su fuerza radica en la conciencia que tienen de ser representaciones. Pese a su alta iconicidad, estas no están entre el mundo y nosotros, sino entre otras representaciones y nosotros. Actúan; asumen un papel y lo cumplen, en un gran escenario. Con sus mascaras y antifaces algunos, con sus cabezas abiertas y dispuestas a la escenificación, con sus cuerpos concebidos para mostrar el adentro y el afuera, metáforas y metonimias, contenidos icónicos, indexales o simbólicos, los personajes apenas si padecen o gozan lo que están escenificando. En un atractivo despliegue de imaginación -una imaginación surreal y pop-, se limitan a portar y a hacer visible, a contener y a poner en la significación. Blancos casi todos, fantasmales, su gestualidad apenas se esboza, no así en El grito (pp. 188-189). Sus cuerpos carecen de órganos y de materia humana. Como las cabezas en muchos casos, son moldeables y nunca pierden el hieratismo; ni siquiera cuando se estiran como si fueran de goma, tal como lo vemos en El burócrata (pp. 198-199). Denotan una cierta influencia de las esculturas totémicas norteamericanas en el estilo del artista o, como lo sugiere Cristina Hijar, de juguetes artesanales como los muñecos articulados de papel mache.



“Chac Mool”
Óleo sobre tela 1.50 mts. x 1.20 mts.

Cuerpos sin órganos decía, en alusión a Artaud-Deleuze-Guattari, estos personajes tienen esa libertad de no depender de una organicidad. Su libertad entonces, se hace patente en el campo de la representación. Ahora bien, esta libertad los conduce a cumplir la función de contener ideas y realidades plásticas que trasmiten emociones, sensaciones y sobre todo signos. Protagonizan una pintura mental que vive en una inquietante tensión con el pathos, con la sensibilidad que menciona Noe Katz en la entrevista publicada en este libra.


Sin que entre ellos medien necesariamente influencias, es curioso que varios artistas que practican lo que en los anos setenta se llamo la nueva figuración, trabajen figuras que parecerían aludir más a un escenario que al mundo real. Es el caso de José Luis Cuevas con sus autorrepresentaciones que ilustran el papel del personaje-artista, carentes de emoción, no obstante la gestualidad expresionista que las define y el dramatismo o la eroticidad de sus temas. también es el caso de Fernando Botero, con sus gordos desaprensivos; o los personajes de Arnold Belkin, con mirada cargada de futuro y cuerpo abierto a la ilustración de las ideas; o el de Alejandro Colunga, con sus personajes del mundo del circo y de la escena, enmascarados, disfrazados, carentes de mirada.


“El fruto del amor”
Óleo sobre tela 1.00 mts. x 85 cm.

Como ellos y otros exponentes de dicha corriente internacional, me parece que Noe Katz asimilo de la misma manera la carga intelectual que marco al arte mas propositivo desde los anos sesenta, poniendo en circulación conceptos derivados de una cultura semiótica, que experimentaba con la “puesta en escena” de la realidad. El pintor, diseñador e ilustrador fue mucho mas allá de las influencias con las que ha dialogado (el dibujo de Diego Rivera, los personajes cilíndricos y esféricos de Leger, los imaginarios perturbadores de Richard Lindner y Jean Michel Folon, los tótems de Alaska, el antiguo arte egipcio) y se involucro en una cultura visual derivada del pop art y de diversos procesos artísticos que en su afán de plasmar con nuevas formas a la figura humana, descubrieron la sofisticación de independizar al signo del objeto (a la imagen del modelo real), ampliando así las posibilidades plásticas, lúdicas, imaginativas y simbólicas de la representación. Me parece que esta libertad esta implícita en la que alude Katz en su entrevista. Es a nivel de sensibilidad pero también de concepto. Esta en su estilo inconfundible, siempre tan representativo como sorprendente. Se verifica en su trayectoria, como bien lo demuestra Cristina Hijar en su ensayo. Artista que ha sabido entrar y salir de determinaciones precisas; de la historia “general” del arte mexicano; de los preceptos generacionales; de las influencias y aprendizajes de todo tipo; de las etiquetas y dosificaciones de la critica; de los cenáculos de censores y sinodales; de las instituciones académicas, galerísticas o curatoriales.


“Yom kipur” Óleo sobre tela 1.50 mts. x 1.20 mts.

Artista que además ha experimentado transitar de la pintura a la escultura y a la escultopintura, abriendo conexiones con el espacio arquitectónico y con el contexto urbano. Que ha planteado una interesante reflexión sobre este transito y sobre la bidimension, en objetos que recuerdan su extracción bidimensional, es decir, su origen como ideas. Que ha sorteado los retos que suponían afirmar un arte de contenido humanista y estético, afirmando ideas y proponiendo desde el diseño, en una época en que la gestualidad y las síntesis minimalistas resultaron dominantes. Que ha sabido atemperar, como decían los filósofos renacentistas que conectaban al arte con la astrología, las fuerzas de la sensibilidad correspondientes a un temperamento saturnino, con los atributos del temperamento propio de Júpiter, vinculado con la lucidez, la templanza, la disciplina, el triunfo.

Pintor y escultor que trabaja en la alegría y no en la excentricidad doliente, pese a la profundidad y fuerza de varios de sus temas, recuerda lo que Juan Ramón Jiménez llamaba el trabajo gustoso. Su éxito personal (quiero decir. su gozosa y feliz afirmación de la razón de ser del oficio), resulta, sin pretensiones, una defensa optimista de la maravillosa profesión del arte.  Timbre postal conmemorativo “100 años de Presencia Judía en México” En su ensayo Cristina Hijar nos conduce, con su acostumbrado brillo y rigor, por la rica trayectoria de este artista que de no ser por la nutrida y positiva critica que su obra ha recibido en el país -proveniente de las mejores plumas- me atrevería a considerar como un feliz outsider del arte mexicano. Barroco atípico, sin abigarramientos, fiel al propósito de representar en todo momento a la figura humana. Tiene la marca de una herencia mexicana que ha sabido desplegarse y trascender los momentos y los contextos, para mantener su fuerza propositiva. Tras encarar con notable éxito los desafíos y debates que afectaron al arte en las postrimerías de la modernidad (relativos a la abstracción versus la figuración o a la pertinencia de la pintura, por ejemplo) Noe Katz ha sabido reinventarse en esta época ruptural, con consistencia y fidelidad a la imagen que de si mismo ha construido en el espejo de su arte. Luis Rius Caso

El libro está a la venta en las siguientes librerias de la Republica Mexicana:

  1. Librería del Palacio de Bellas artes DF.
  2. Librería del Museo de Arte Moderno DF.
  3. Librerías Fondo de Cultura Económica.
  4. Librerias Porrua.
  5. Librerías de Educal en toda la República Mexicana.
  6. Librería Casa Lamm DF.
  7. Librería El Péndulo Colonia Roma, Condesa, Sta Fe y Polanco.
  8. Mexique Boutiques DF.
  9. Librería Assouline DF.
  10. Atelier Central DF.
  11. Machado Arte Espacio.
  12. Librerias Gandhi
  13. Librerías El Sótano.

 

Más información: www.noekatz.com Acerca del Autor: Nací en México D.F. mi padre huyendo del holocausto llegó a la Ciudad de México de Polonia vía Cuba en los años cincuentas. Estudie el Kinder y toda la primaria en el Nuevo Colegio Israelita de México, tengo muy buenos recuerdos de estos anos puesto que fueron los anos que me formaron ; Recuerdo con mucho cariño a la lererke Rivke Golomb y a su esposo el Lerer Abraham Golomb ellos me enseñaron a cultivar la tierra y a cuidar a los animales pues teníamos en la parte de atrás de la escuela unas parcelas para cultivar rábanos, cebollas etc. y además teniamos que cuidar conejitos, esto me acerco mucho a poder apreciar otro tipo de vida yo tenia apenas 6 anos despues tuvimos talleres de carpinteria y taller de construccion de aparatos electricos.

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