Margo Glantz, investida doctora “honoris causa” por la Universidad de Alicante

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«Soy una mujer vieja que recibo con placer estos honores», cuenta Margo Glantz, la primera doctora honoris causa que nombra la Universidad de Alicante en el área de letras. La autora mexicana a sus 87 años es una de las más importantes en la literatura castellana, y como señala su madrina en esta ocasión, la catedrática Carmen Alemany, «nos va iluminando el siglo XXI».

La ceremonia se llevó a cabo el pasado miércoles 8 de noviembre, presidida por el rector Manuel Palomar, así como por la catedrática Carmen Alemany.

En el desayuno con los medios Glantz se muestra cercana, quizá muestra del «tanto aprecio» que siente por la universidad alicantina, con la que colabora desde 1999 y para la que dirige el apartado dedicado a sor Juana Inés de la Cruz en la biblioteca virtual Miguel de Cervantes.


Estos días en la ciudad está disfrutando de las jornadas dedicadas a su obra aunque risueña dice que «no me reconozco en lo que dicen del mí» porque «uno escribe y cuando ve las posibilidades y ramificaciones que encuentran, estoy doblemente conmovida».

«Soy la primera en muchas cosas y me da mucha rabia», dice a propósito de su elección. «Por un lado no debería ser novedad que una mujer lo fuera», razona, «pero en el Colegio Nacional de México hay cuatro mujeres y 250 hombres, lo cual es revelador». En todo caso, ella define su obra como feminista aunque ella no sea «sufragista». «Pero el problema de la mujer es esencial en mi obra por eso trabajo el cuerpo femenino por excelencia», señala.

«Cuando empecé a escribir había mujeres pero no lo de ahora y era mucho menos fácil publicar y más en mi caso por la que hacía», recuerda. Y enumera los problemas de violencia sufrida por las mujeres, «una gran época de misoginia con violaciones y asesinatos», además de «la violencia de los fundamentalismos frente al cuerpo y la libertad de la mujer para elegir sobre su cuerpo». «Es una pelea por la que estamos hace siglos y no sé cuándo se va acabar», lamenta.

Y un ejemplo de ello lo ve en «el hecho de que no permitan que la mujer disponga de su cuerpo, que se plantee el aborto como algo moral, es uno de los principales atentados contra la libertad femenina. Y sé que es un problema muy grave que implica problemas éticos y morales pero me parece una de las cosas principales».

Su familia judía, de origen ucraniano, llegó a México huyendo de la revolución rusa de 1917 y con la idea de ir a Estados Unidos donde su padre ya tenía cinco hermanos viviendo allí, «pero en el camino tomaron un barco y se decretó la cuota de entrada, que no era libre como antes, solo pudo entrar mi abuela porque era la madre de esos cinco. Por fortuna nos quedamos en México». Allí la «muy amplia y diversa» biblioteca de su padre fue su cuna literaria, como también los libros que conseguía a través de una organización sionista de izquierdas. «De muy niña leí mucho y todo lo que podía», recuerda.

«Soy una persona que nací con una identidad judía muy definida pero itinerante», señala, «porque mis padres nunca hicieron mucho dinero y vivieron en barrios sin mucha identidad judía». Eso hizo que creciera «más cercana a la mente mejicana aunque mi padre era una persona muy importante en el mundo judeomejicano».

Ella, en su obra

El material biográfico le sirvió para crear muchos años después una de sus obras más reconocidas, Genealogías, la que considera una de sus obras más «legibles». Y es que, como apunta Alemany, su literatura a finales de los años 60 era muy vanguardista, tanto que es «ahora mismo cuando nos damos cuenta de todo aquello que proponía en sus novelas». Y señala aspectos como el fragmentarismo, el cuerpo que habla o el uso original de la autobiografía.

«Di mis manuscritos a profesores míos y grandes novelistas y me decían que era interesante y que necesitaba enhebrar las perlas del collar porque eran como perlas sueltas», apunta sobre sus inicios. Aquello hizo que sintiera «pudor de publicar» aunque acabó haciéndolo por su propia cuenta «con cosas que me parecían fundamentales». «He entrado poco a poco en la literatura canónica porque entré por la puerta trasera», termina.

REDES SOCIALES

  • Twitter. Activa en esta red desde 2011, se inició atraída por la mezcla de constricción y libertad que ofrecen los 140 caracteres.
  • Fragmentación. En las redes la fragmentación de la realidad por su formato y la desjerarquización por la forma de presentar los contenidos la sedujo.

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