Un nuevo reto para la educación judía en México

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El reconocimiento de validez oficial (REVOE) que le ha otorgado la Secretaría de Educación Pública al currículo en judaica en el nivel medio superior, representa un evento – que si bien fue una aspiración desde la creación de las primeras escuelas- no tiene precedentes en la historia de la comunidad judía de México.

Su inserción en el Programa de Bachillerato General de la Dirección General del Bachillerato (DGB), implica la creación de un nuevo paradigma de interculturalidad y multiculturalidad educativa, conceptos que apuntan a la diferencia y a la interacción de diversas culturas en el espacio nacional, favoreciendo de esta manera, la convivencia, el reconocimiento y el respeto entre las mismas, como una forma de integración, sin pretender la asimilación de grupos minoritarios.

Al proporcionarle a las materias judaicas designadas, específicamente, “Historia del Pueblo Judío” y “El hebreo como la lengua del Pueblo Judío”, el mismo estatus de las materias de la currícula general, se hace patente que distintas culturas pueden participar en los procesos de producción, apropiación y recreación del conocimiento, subrayando el propósito de considerarlas vivas y dinámicas.


La Secretaría de Educación Pública (SEP) con la Reforma del Bachillerato (en el mes de septiembre de 2008) promovió, con una apertura sin precedente, la posibilidad de que un grupo de escuelas privadas con características culturales y religiosas específicas, entre ellas, algunas de la red escolar judía, pudieran solicitar su incorporación a la misma.

Las preparatorias del Colegio Hebreo Sefaradí, del Colegio Hebreo Tarbut y del Colegio Israelita de México-ORT, con más de sesenta años de existencia, estuvieron incorporadas, desde su fundación, al sistema de la preparatoria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la que, por su estructura curricular, no permitía acceder a reconocer oficialmente las materias judaicas. Hoy son las pioneras de esta experiencia.
¿Cómo entender este proyecto y su significado, tanto para la comunidad judía de México como para la sociedad en general? ¿Qué tipo de criterios particulares y generales operaron para ofrecer un modelo educativo ejemplar, para otros grupos minoritarios, tanto para México como para América Latina? ¿Cómo concientizar a maestros a padres y a alumnos de la importancia de este suceso?

En el marco de la construcción de las identidades en el mundo contemporáneo, la educación juega un papel esencial como un importante factor en aquellas sociedades caracterizadas por una diversidad étnica y religiosa, como es el caso de la sociedad mexicana. Al ofrecerle al sistema educativo judío el reconocimiento de su currículo específico, el Estado mexicano, otorga el reconocimiento de los derechos, tanto individuales como grupales, de esta minoría en este espacio.

La formulación de este tipo de políticas, destaca que la inclusión y el reconocimiento, también ofrecen autonomía y aplicación práctica y que el marco educativo, como un medio innovador, debe ser el espacio esencial para fortalecer la identidad como un nexo que contribuya a preservar la comunidad así como su inserción nacional.

Los criterios particulares y generales que se plantearon partieron de las necesidades siguientes:

  • Al otorgarle a dichas materias ( esencia y definición de la escuela judía) su valor en créditos, subrayaría su importancia.
  • Un compromiso en la creación de programas bajo los mismos estándares de las materias oficiales.
  • La responsabilidad de contratar maestros capacitados y que cumplieran con el perfil que exige la DGB.
  • La proyección de este modelo hacia otras entidades regionales e internacionales.

¿Cuáles son los retos?

El Estado Mexicano ha visto en la educación diferenciada, una obligación. La complejidad cultural, socioeconómica y contextual de la sociedad, coloca en el centro de la discusión el concepto de autonomía y la viabilidad de una educación basada en las particularidades de los diferentes grupos minoritarios.

Cabe señalar que este es el gran logro del reconocimiento de la experiencia de la red escolar judía que se expresa en el manejo simultáneo de dos programas donde cada uno y en conjunto, han consolidado una formación judeo mexicana. El reconocimiento de validez oficial ofrece una propuesta interesante ya que admite conservar la autonomía de las particularidades culturales y lingüísticas, y cumplir con el programa oficial lo que permite preservar la cultura minoritaria y nacional al mismo tiempo.

Los colegios involucrados en el proceso, son la punta de lanza que hacen del reconocimiento del hebreo, como idioma oficial de la comunidad, un elemento fundamental.

Por último, el logro de profesionalizar, capacitar y ofrecer áreas de trabajo en este campo, constituye el elemento directriz de este proyecto.
El éxito y la trascendencia de este proyecto deberá ser resultado de la conjunción de las voluntades y del trabajo de los integrantes y responsables de la comunidad educativa, directivos, padres, maestros y alumnos.

1 comentario en «Un nuevo reto para la educación judía en México»
  1. El reconocimiento de las dos materias judaicas a que se refiere el artículo es un acto de responsabilidad cívica por parte de las autoridades correspondientes. Un servidor es profesor jubilado y a lo largo de mis 32 años de servicio en diferentes partes del país, pude observar y ser testigo de todo el espectro característico del sistema educativo mexicano. La mayoría de las escuelas dependientes del sistema federal son laicas, las de los sistemas estatales, según la región económica del país donde se localizan, van del laicismo hasta el acercamiento a ciertas prácticas de la religión mayoritaria en México al grado que para reflejar ante los padres de familia que les importa muhco la formación de valores, toleran y hasta participan en rituales religiosos que de acuerdo con la Ley Federal de Educación serían una violación a la misma.
    Pero el caso de las escuelas privadas ya es por demás declarado: Dentro de alguna de las zonas escolares en que trabajé se hacía, de forma cotidiana, toda una vida escolar confesional o monacal, con rezos diarios y celebraciones religiosas al menos una vez por semana.
    ¿Si esto se da con una amplia tolerancia hacia una corriente religiosa determinada, por qué habría de negarsele este derecho a las escuelas judías? Aunque por lo que veo, las materias no están insertadas como prácticas de rituales religiosos, sino más bien son sobre el aspecto histórico y cultural del pueblo judío.
    En hora buena que esto pueda ser así.
    Finalmente, desde que ejercía mi labor como docente consideré que el laicismo no significa que el sistema esté en contra de cualquier creencia religiosa. Debiera considerarse como un ambiente de tolerancia hacia cualquier creencia que el alumnos o los alumnos tuvieran y fortalecerlos en ella de acuerdo a sus muy particulares valores que, en cierta forma, en todas las religiones son parecidos.
    Para ello lo idela sería que en todas las escuelas (oficiales o particulares), se permitiera unas dos o tres horas por semana la presencia de algún representante de las religiones de los alumnos para que desarrollara un tema propio de su cultura religiosa a alumnos que fueran de esa religión. Explícitamente: Los niños católicos con un sacerdote o representante de su religión, los Testigos de Jehová con uno de los suyos, los protestantes, evangelistas, pentecostales, judíos etc., también con un maestro de ellos mismos.
    De seguro que la formación de valores y de convivencia entre los niños, se fortalecería mucho más que en las condiciones en que se encuentran en la actualidad. Por cierto, que de implementarse algo así, el costo que generen estos auxiliares externos sería a cargo de las congregaciones que los manden.

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