“Durante los últimos años, Ben Abraham estuvo en todos los eventos comunitarios de recordación de las víctimas del Holocausto. Fue un extraordinario luchador de la verdad. Ya estamos sintiendo su ausencia”, declaró Fernando Lottenberg, presidente de la Confederación Israelita de Brasil (CONIB).
Nacido en Polonia el 11 de diciembre de 1924, Henry Nekrycz, que tomó luego el pseudónimo de Ben Abraham, fue escritor y periodista. Se nacionalizó brasileño en 1959 y se casó con Miriam Dvora Bryk, quien también fue sobreviviente de la Shoá.
Fue prisionero de los campos de Brauschweig, Watenstadt y Ravensbruck entre 1943 y 1945, para ser trasladado, sobre el final de la Guerra, a Auschwitz, en donde sus seres queridos fueron asesinados. De entre 200 familiares, solo sobrevivieron un primo y él. Tras la caída del régimen nazis, se puso como objetivo de vida contarle a la humanidad las atrocidades que había cometido Adolf Hitler.
Por su trabajo y por la publicación de 15 libros relacionados con el Holocausto, recibió numerosos homenajes, dentro de los cuales se destacaron la “llave de oro” del Memorial de Yad Vashem y la Medalla de Honor al Mérito de la Universidad de San Pablo. Fue presidente de la Asociación de Sobrevivientes de la Shoa (Sherit Hapleita) de Brasil.
Durante la ceremonia de inauguración del Museo del Holocausto en Curitiba, en 2011, Ben Abraham relató la terrible experiencia de pasar por los campos de exterminio nazis y agradeció a Brasil por haberlo recibido. Emocionada por la historia de Ben Abraham, quien por entonces era ministra de Derechos Humanos, Maria do Rosário Nunes, afirmó que “el país debe agradecer a los judíos por su contribución en las más diversas áreas y aprender con ellos la importancia de la memoria”.
“Yo contaba los días, imaginaba que sería liberado y así pasaba mi tiempo, sufriendo con hambre, sufriendo con torturas, sufriendo con toda especie de discriminación. En mi ciudad, Lodz, vivían antes de la guerra 260 mil judíos y solamente 4 mil pudieron sobrevivir”, le dijo el escritor a un diario de San Pablo en enero de este año.
“Como prueba viva de esta tragedia, me prometí a mí mismo que si sobrevivía contaría a todo el mundo lo que vi, y que un régimen como el de Hitler puede conducir al mundo al abismo. La existencia de Israel es símbolo de nuestra resistencia. Con Eretz Israel somos libres, independientes e iguales ante todos los pueblos. Israel es nuestro futuro, nuestra patria y nuestra garantía de seguridad”, había asegurado el hombre durante una de las Marchas por la Vida.
Fue enterrado ayer en el Cementerio Israelita de Butantã.
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NACIÓ A LA VIDA…