Hoy se conmemora un nuevo aniversario del nacimiento de Jaim Weizmann

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Jaim Weizmann, quien fue por más de 40 años uno de los máximos líderes del Movimiento Sionista Mundial, uno de los fundadores de la Universidad Hebrea de Jerusalem y el primer presidente del Estado de Israel, nació el 27 de noviembre de 1874 en Motil (actualmente Bielorrusia), y desde temprana edad manifestó un gran interés por los movimientos que planteaban el regreso del pueblo judío a Eretz Israel (la tierra de Israel).

A los 18 años comenzó a estudiar química en las universidades de Berlín, Alemania, y Friburgo, Suiza, siendo designado, profesor de la universidad de Ginebra en 1901, luego de su graduación, y habiéndose trasladado a Gran Bretaña en 1904 al ser nombrado profesor adjunto en bioquímica en la Universidad de Manchester. Seis años después se nacionalizó británico y durante la Primera Guerra Mundial se desempeñó como director de los laboratorios del Almirantazgo Británico, específicamente entre los años 1916 y 1919). Él fue el responsable de un descubrimiento que en esos años fue muy importante para la actividad militar británica, un método para sintetizar acetona, utilizada en la fabricación de explosivos.

Su inclusión en el Movimiento Sionista se inició muchos años antes, primero bajo la influencias de Ajad Haam, que propugnaba una solución espiritual para los problemas del judaísmo, y luego de Teodoro Herzl, si bien no concordaba con el denominado sionismo político propulsado por el fundador de la Organización Sionista Mundial luego del primer Congreso Sionista realizado en la ciudad de Basilea e fines de agosto de 1897.


Weizman consideraba necesario establecer una infraestructura de instituciones culturales en Éretz Israel para demostrar que el pueblo judío era acreedor a una vida independiente en su propio país. Durante su estadía en Suiza en 1901 fundó junto con Martín Buber y Leo Motzkin la “Fracción Democrática” crítica al liderazgo del movimiento sionista. También fue uno de los principales opositores al “Plan Uganda”, propuesta británica para que los judíos perseguidos en Europa se refugiaran en esa colonia británica en África.

Fallecido Herzl en 1907, Weizman lideró la corriente que sostenía que el trabajo realizador en Eretz Israel constituía el medio para lograr el objetivo político del Movimiento Sionista, al cual denominó “sionismo sintético”.

Al iniciarse la Primera Guerra Mundial, la conducción del Movimiento Sionista se dividió, aunque continuaba teniendo su sede en Alemania, y se potenció la federación sionista británica, que asumió el liderazgo occidental del movimiento. Dentro de ella, Jaim Weizman pasó a ocupar un rol central que se potenció a todo el mundo judío cuando el gobierno de Gran Bretaña emitió la Declaración Balfour, aceptando el establecimiento de un “Hogar Nacional Judío” en Eretz Israel, el 2 de noviembre de 1917, gracias a lo que muchos consideraron sus gestiones personales .

A mediados de 1919 encabezó la delegación sionista a la Conferencia de Versalles, que aprobó el Mandato británico sobre Éretz Israel y en abril de 1920 participó en la Conferencia de San Remo para lograr la aprobación de la Declaración Balfour por parte de los países triunfadores de la Primera Guerra Mundial.

Además presidió la Organización Sionista Mundial desde 1920 hasta 1935 y en el período 1945-1946. También presidió la Agencia Judía para Israel desde 1929 hasta 1931, organismo representativo de los intereses judíos en el Mandato Británico, cargo al que volvió a ser designado en 1935 permaneciendo en él hasta 1946.

Weizmann participó en el proyecto de fundar una universidad judía en Eretz Israel surgido en 1902, pero que recién pudo concretarse luego de establecido el Mandato Británico. Al visitar Jerusalem en 1918 participó en la colocación de la piedra fundamental de la Universidad Hebrea de Jerusalem en el Monte Scopus, que se inauguró en 1925.

En 1931, al dejar sus cargos en el Movimiento Sionista, Weizmann retorno a la labor científica y en 1934 se radicó en Eretz Israel donde fundó el Instituto de Investigaciones Daniel Sieff, que pasó a dirigir. En ese entonces también fue nombrado presidente de la Universidad Hebrea de Jerusalem. En el Instituto Sieff, que a partir de 1949 pasó a denominarse Instituto Weizmann de Ciencias, el dirigente se centró en investigaciones destinadas a mejorar el desarrollo de la agronomía del país y sus alimentos.

Al estallar la Segunda Guerra Mundial fue designado asesor honorario del Ministerio de Suministros británico, asistente del Instituto Pasteur de París en Bacteriología y Microbiología y participó en las gestiones que dieron como resultado la creación de la Brigada Judía.

En 1941 viajó a los Estados Unidos con el objetivo de consolidar una estrategia política clara, que fue determinada en el Programa Biltmore, el cual exigía la creación de un estado judío en Eretz Israel, si bien mantenía una postura moderada frente al gobierno británico que no apoyaba la idea. Como sus ideas no fueron aceptadas por la mayoría de la dirigencia sionista, renuncio a los cargos dentro del movimiento. Sin embargo adhería a la necesidad de la existencia de un estado judío y, por lo tanto, mantenía reuniones con los principales líderes mundiales de occidente, entre ellos Harry Truman, presidente de los Estados Unidos.

Tiempo después de establecido el Estado de Israel, el 14 de mayo de 1948, fue designado presidente del Consejo Provisional del Estado, y en febrero de 1949, un mes después de las primeras elecciones israelíes, fue elegido primer presidente del nuevo Estado en una sesión especial de la Knesset (parlamento israelí).

Falleció el 9 de noviembre de 1952 y fue sepultado en el jardín de su residencia en Rejovot, en el instituto que había fundado.

Su visión de lo que fue la lucha para lograr el establecimiento del Estado de Israel y su participación en ella se volcó en su autobiografía, que escribió en 1949, denominada en castellano “A la verdad por el error”

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