Parte de la historia perdida de los Judíos se esconde a plena vista en Polonia

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Cuando Tomasz Kowal, un ex campeón de la competición El Hombre Más Fuerte de Polonia, viajó al campo polaco a principios de este mes con un compañero atleta para levantar una lápida judía enormemente pesada, se convirtió en el tema candente del día en los medios de comunicación local. ¿Por qué musculosos hombres tatuados con la cabeza rapada que normalmente arrastran camiones y levantan barriles ahora cargan una lápida grabada en hebreo de la tierra al maletero de un coche?

Esa respuesta se encuentra en un inusual proyecto actualmente en curso en el país de Europa del Este para rescatar lápidas perdidas de la comunidad judía una vez vibrante, pero ahora diezmada.

Caminando por los pueblos y ciudades de Polonia, uno puede toparse con una vista muy inusual: juegos infantiles, senderos, miradores, incluso partes del recinto de los leones en el zoológico de Varsovia construidos con piedras con escritura hebrea.


Excavando más hondo, sin embargo, se hace evidente que no son meras piedras. Son restos de lápidas de los cementerios judíos saqueados durante y después de la Segunda Guerra Mundial, cientos de miles de lápidas con nombres y homenajes – algunos profusamente decorados. El último recordatorio físico de una comunidad que fue casi aniquilada.

“Lo único que dejamos en este mundo es un buen nombre, y es nuestro nombre”, dice Jonny Daniels, director ejecutivo de la organización sin ánimo de lucro From the Depths (Desde las Profundidades) abocada a la misión de encontrar esas lápidas y otorgarles una reverencia más apropiada que la de servir como mera decoración callejera.

Daniels – un Judío ortodoxo de 28 años de edad nacido en Londres, que vivió en Israel durante una década – decidió el año pasado trasladarse a Polonia, donde él mismo se ha encargado de peinar las ciudades y el campo con la ayuda de cientos de ciudadanos polacos que ofrecen voluntariamente información y su tiempo para encontrar las lápidas (Matzevot, en hebreo; Matzeives, en Yiddish) de las tumbas saqueadas.

Cómo fue que “el Hombre Más Fuerte” de Polonia prestó su peso a la misión

Theblaze habló con Daniels por teléfono desde su oficina en la capital polaca de Varsovia, donde Desde las Profundidades estableció una línea telefónica, apelando al público a que llame en caso de observar lápidas judías.

Hace poco recibí una llamada de un hombre que dijo que tenía una piedra de aspecto extraño en su propiedad con forma de tronco de árbol. Cavó un poco de tierra debajo de ella y vio que tenía una escritura hebrea.

Daniels viajó para visitarlo y vio que, efectivamente, se trataba de una lápida judía única.

Una vieja tradición judía polaca era, cuando se trataba de un niño, que la lápida se hiciera en forma de tronco de árbol. Era el símbolo de una vida truncada a temprana edad”, explicó Daniels.

“Intentamos mover la piedra, pero no lo logramos. La base pesaba unas 660 libras y yo, literalmente, no podía ni siquiera moverla”, Concluyó que sería necesario conseguir maquinaria para levantarla, pero la disposición del terreno lo hacía casi imposible.

Daniels volvió a su oficina intentando encontrar una solución. Unos días más tarde, revisando los últimos consejos de correo electrónico vio en su bandeja de entrada una nota de Kowal, el campeón del Hombre Más Fuerte, que le preguntó cómo podía colaborar en el esfuerzo de encontrar tumbas perdidas.

Lo llamé y le dije: “¿Qué tan fuerte es usted?” Y él se rio “¿Qué le parecen 660 libras?”. Y se rio y dijo que podría necesitar algo de ayuda.

Así que Daniels, Kowal, un compañero de este último igualmente fuerte y el cineasta Adam Fox (un amigo de la infancia de Daniels) se dirigieron al cementerio para ver si podían mover la lápida del niño judío.

Cuando Kowal y su amigo desenterraron la lápida de dos piezas – que a juzgar por sus mandíbulas apretadas parecía ser un esfuerzo incluso para ellos – su compromiso suscitó mucho interés en Polonia, donde fueron vistos como rompiendo el estereotipo de los voluminosos atletas convencionales, centrados sólo en el desarrollo de su aspecto exterior. Ahora eran vistos como personas en la búsqueda de la plenitud espiritual y contribuyendo a corregir algunos de los errores de las generaciones pasadas.

Daniels contó su primer gran descubrimiento de lápidas como arte urbano cuando lo contactó un periodista polaco que le pidió que visitara el parque de su barrio.

“Me sorprendió ver el parque, incluida una pérgola, hecho casi enteramente de lápidas judías”, dijo Daniels.

“Hubo una epidemia antes y después de la guerra en la que alemanes y polacos destruyeron el 90% de 1.400 cementerios judíos de Polonia”, explicó.

Nueve de cada diez Judíos polacos (más de tres millones) fueron asesinados durante el Holocausto, además de tres millones de polacos no judíos.

De los sobrevivientes, “la mayoría no se quedó en Polonia así que los cementerios judíos eran gratis para todos”, dijo Daniels. “Lamentablemente, la gente iba y robaba lápidas y las usaba en una gran variedad de usos”.

Desde las Profundidades apeló con éxito al municipio de Varsovia para tomar todos los fragmentos (cerca de cinco mil) de lápidas de cada uno de los parques, y transportarlos de nuevo al cementerio judío de Brudno, en Varsovia. Antes del Holocausto había 400.000 lápidas en Brudno. Hoy, apenas 3.000 permanecen intactas.

Algunos de los familiares de Daniels fueron asesinados durante el Holocausto, así que rescatar la historia judía del país es algo personal también para él.

“Nunca quise ir a Polonia”, dijo Daniels, quien agregó que los libros y las películas sobre el Holocausto le bastaban.

Pero en 2011, acabó viajando con Glenn Beck en una visita a Auschwitz como parte de un proyecto documental.

“Estando allí con Glenn comprendí lo importante que es y lo mucho que había por hacer en términos de la memoria del Holocausto”, dijo Daniels. Su misión actual para localizar las tumbas que faltan pretende evocar a la comunidad que ya no existe.

La cooperación entre judíos y cristianos

Dedicar su tiempo a este tipo de esfuerzo significa dosis diarias de dolor y tragedia. Eso describe parte de la experiencia de Daniels. Al mismo tiempo, se ha sentido alentado e inspirado por la efusión de buena voluntad de la comunidad cristiana de Polonia, algo que no esperaba cuando emprendió su proyecto.

Su línea directa “matzevá” ya ha recibido más de 2.000 correos electrónicos y mensajes telefónicos. Se han encontrado lápidas en los lugares más inverosímiles: en una tienda de metal para afilar cuchillos, en la pared de un establo y en los hogares, incluso en las paredes del baño.

“La lista era realmente infinita. Lo que hemos visto es esta extraordinaria efusión de polacos ayudando. Lo sorprendente es que Polonia es un país muy cristiano, y hasta la fecha tenemos cientos de voluntarios desde el Hombre Más Fuerte de Polonia hasta bomberos, monjas y sacerdotes”.

Uno de ellos le arrancó lágrimas.

“Uno de los voluntarios se acercó a mí con lágrimas en los ojos y me dijo: ‘Mi bisabuelo era un polaco que recibió dinero de los nazis para cazar Judíos’. Después de la guerra, cuando mi abuela se enteró nunca más le volvió a hablar”.

“Esto es lo que soy yo, y no lo puedo cambiar. Entenderé absolutamente si usted no quiere trabajar conmigo”. En ese momento yo tenía lágrimas en los ojos, me puse de pie y le di un gran abrazo. Le dije: “Esto me da aún más ganas de trabajar con usted”. Se ha convertido en uno de nuestros voluntarios más sólidos.

Las personas son personas y lo que pasó, pasó hace mucho tiempo, la gente tiene que tener la oportunidad de seguir adelante”, dijo Daniels.

Cómo ayudaron los voluntarios a descubrir una atrocidad previamente desconocida

Para abrir la conversación con los polacos sobre el pasado traumático de su país, Daniels llama a su proyecto de las lápidas “romper el hielo”.

Hay un nivel de culpabilidad. Huelga decir que el Holocausto no fue su culpa, pero más gente actuó de una manera negativa que de una manera positiva, dijo Daniels. “Tenemos que ser muy honestos con eso… este proyecto nos permite iniciar un proceso de diálogo”.

Los voluntarios polacos para Desde las Profundidades van de pueblo en pueblo para investigar dónde podrían encontrar lápidas. Como hablan con la generación de edad avanzada, también han descubierto fosas comunes anónimas.

“Millones de Judíos en el Holocausto no fueron asesinados en campos de concentración sino en las ciudades y los bosques cercanos y cavaron su propia tumba”, dijo Daniels.

Sus voluntarios han conocido polacos que fueron reclutados por los alemanes como trabajadores forzados para cavar fosas o enterrar judíos.

Esta misma semana, encontraron una anciana en un pueblo donde estaban retirando dos lápidas del pavimento. Se les acercó a ellos y cuando se enteró de lo que estaban haciendo les dijo que los Judíos de esa ciudad habían sido detenidos, llevados a un campo, retenidos allí durante tres días y luego trasladados a un Campo de Concentración nazi. Dijo que, antes de ser transportados, muchos murieron en ese lugar que es hoy un campo de maíz.

En otros lugares en el norte de Polonia, los voluntarios descubrieron una fosa común judía bajo un área de picnic con una cancha de voleibol.

En los lugares donde el grupo escuchó informes de fosas comunes, trajeron equipos de radar de penetración terrestre (GPR). Es contrario a la ley religiosa judía exhumar los cuerpos, pero en base a los datos recogidos, se cree que hay personas enterradas en esos lugares.

Desde las Profundidades planea señalar el sitio del campo de maíz como un lugar donde se cree que están enterrados judíos y poner una piedra conmemorativa.

No sólo se encontraron signos de muerte, también señales de vida.

En otra ciudad del norte de Polonia, los voluntarios que van de puerta en puerta preguntando por la localización de posibles tumbas se encontraron con un anciano que dijo que aunque no tenía información sobre las lápidas, que sí tenía algo que podría interesarles.

Sacó un rollo de la Torá de debajo de su cama y dijo que lo tenía porque, cuando era niño, el vecino de su familia era el Rabino del pueblo.

Minutos antes de que la población judía fuese evacuada por la fuerza hacia el campo de exterminio de Treblinka, el Rabino dijo a su padre: “Por favor, oculta esto por mí. Volveré enseguida. Si no, dáselo a un Judío, que sabrá qué hacer con ello”, le contaron a Daniels.

El padre lo puso debajo del sofá pero cuando la familia cayó en tiempos difíciles, lo utilizaron como papel para el uso diario. Por lo tanto, sólo un 20 por ciento del rollo original permanece intacto.

Daniels tiene ahora una idea especial para este rollo de la Torá, que describió como “el símbolo del judaísmo y la vida judía” y dio el ejemplo de los judíos que fueron asesinados mientras corrían a las sinagogas en la Kristallnacht, la Noche de los Cristales Rotos en 1938, para tratar de guardar los rollos de las Escrituras.

“Tener estos rollos en un museo sería casi una continuación de esta tragedia. En 2015, sacaremos este rollo de la Torá para exponerlo en la calle. Literalmente, por todo el mundo con un escribano, y el libro se completará con los sobrevivientes del Holocausto”, dijo Daniels.”Ellos escribirán las letras en el rollo de la Torá. Vino de Polonia y viajará por todo el mundo a los sobrevivientes y acabará en la sinagoga en la Knesset [parlamento israelí] y será usado un par de veces a la semana.

“Este fue el último deseo de este rabino en el camino a su muerte que este rollo de la Torá se guardara y es precisamente lo que estamos haciendo. Estamos trayendo este rollo de la Torá a la vida”, dijo Daniels.

Pero para una empresa tan ambiciosa su grupo necesita apoyo que “nos permita descubrir y reinstaurar esta herencia judía y traer de vuelta el recuerdo de las personas que se perdieron”, dijo Daniels.

Cuando puso en marcha la organización no lucrativa, el grupo pretendía recaudar sólo financiamiento privado, y así no estar obligados a posibles restricciones vinculadas con los apoyos del gobierno. “Todo nuestro apoyo proviene de las bases”, incluida la contribución de la caridad de Glenn Beck Mercurio Uno, dijo Daniels.

El esfuerzo por salvar la memoria de los Judíos de Polonia estuvo en las noticias esta semana cuando una ciudad en el centro del país enfrentó una protesta después de desarrollar un plan de construcción que habría convertido en un cementerio judío en un complejo de viviendas residenciales. El plan está ahora en espera.

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