Rector de la Universidad de Haifa: “La convivencia entre israelíes y árabes existe en la Universidad…

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Su universidad que se encuentra en la ciudad de Haifa que tiene una población multicultural; 10% son árabes, 10% ultrareligiosos, 20% inmigrantes de la URSS (Unión Soviética) que llegaron a partir de 1989 y el resto son israelíes. La universidad refleja mucho el mosaico de la vida cultural de Israel.

El flamante rector de la universidad de Haifa, Gustavo Sergio Mesch, quien asumió el pasado 1 de octubre, dialogó en exclusiva con LA CADENA JUDÍA DE INFORMACIÓN VIS A VIS y contó particularidades de aquella facultad, el motivo de su viaje a Argentina, las características en común entre la educación de este país con Israel, la convivencia entre árabes e israelíes, su opinión con respecto a la decisión de la UNESCO de negar los lazos judíos con el Muro de los Lamentos y con el Monte del Templo y, además, se refirió a la marcha #NiUnaMenos que se realizó en Argentina el miércoles.

Mesch tiene una gran experiencia en materia académica y se ha convertido en el rector de una universidad que tiene algunas características especiales: alberga a 18.000 estudiantes de los cuáles “el 30% son árabes que conviven de una forma pacífica con los israelíes dentro del campus”, comentó.


– ¿Por qué vino a Buenos Aires como Rector de la Universidad de Haifa?

– La Universidad de Haifa es relativamente nueva, ya que fue creada en 1972 y se ha desarrollado muy rápidamente. Comenzó en el campo de las ciencias sociales y humanidades, y en los últimos años ha desarrollado mucho el campo de la ciencias, en especial las marítimas. El Gobierno de Israel nos ha nombrado a nosotros como los responsables del estudio del Mediterráneo, tanto del profundo como el superficial en el campo de la biología y la geociencia. Tenemos estudios muy fuertes en el campo de la neurociencias, entre otros destacados departamentos. Somos una universidad de 18.000 estudiantes y 600 profesores. Una universidad que se encuentra en la ciudad de Haifa que tiene una población multicultural; 10% son árabes, 10% ultrareligiosos, 20% inmigrantes de la URSS (Unión Soviética) que llegaron a partir de 1989 y el resto son israelíes. La universidad refleja mucho el mosaico de la vida cultural de Israel. En este viaje he venido específicamente a crear contactos para tratar de promover relaciones internacionales. La universidad tiene programas internacionales muy relevantes que queremos promover: maestría de los estudios del Holocausto, desarrollo de niños que está dirigido a países de África, ahí se acercan estudiantes de Kenia, Nigeria y Ghana, entre otros. Por eso, queremos promover nuestras fortalezas en el campo de esta maestría teniendo en cuenta que la niñez es el futuro del mundo. Y además difundir otros estudios como “Estudio de Seguridad Nacional”, el Estado israelí obviamente tiene mucha experiencia en esta temática, y hacemos una maestría de “Resolución de conflictos y mediación”. Estos son los objetivos principales. He tenido varios reuniones positivas.

– Mencionó que la Universidad de Haifa es multicultural, y la Ciudad de Buenos Aires también lo es. ¿Qué puntos en común tiene la educación Argentina con la de Israel?

– En el campo multicultural creo que se puede desarrollar mucho más. Cuando nosotros hablamos de multicultural nos referimos a culturas que coexisten en una ciudad, pero consideramos que esa problemática en una universidad es más complicada y nosotros tenemos experiencia en eso. Cuando uno entra en una clase en la cual hay distintos grupos de alumnos que pertenecen a diferentes países, eso no es suficiente para hacerlo multicultural. El profesor tiene que tener en cuenta que cada estudiante viene de otra cultura que tienen diferentes formas de ver la educación. Por ejemplo, en las culturas tradicionales el profesor es visto desde un punto de vista muy jerárquico; él tiene toda la verdad, no hay que molestarlo ni preguntar. En cambio, en culturas modernas, los profesores son simplemente un especialista más que compite con Google y las redes sociales. Ahora bien, enseñar en una clase en la cual tenés esa diversidad de estudiantes es complicado, y nosotros tenemos experiencia. Otro de los ejemplos claros es enseñar en pleno conflicto. Cuando comenzó el último choque entre israelíes y palestinos había una gran preocupación en la universidad sobre cómo llevar adelante las clases, ya que el 30% de la población estudiantil es árabe y un 70% que no, pero al mismo tiempo hay elementos extremistas en los dos lugares que están esperando que pasa afuera para hacer provocaciones. Una de las cosas que hicimos, que tuvo mucho éxito, es en lugar de escondernos, hacer una carpa de diálogo en la mitad de la universidad en la cual profesores y alumnos podían mantener un diálogo sobre la situación. Ese diálogo que tuvo una gran concurrencia, en realidad aminoraba el efecto de los grupos extremistas de los dos lados que querían utilizar lo que sucedía afuera para cortar la atmósfera. Estos ejemplos son experiencias de multiculturalidad que nosotros podemos traer a la Argentina para que no quede solo en la palabra, sino que hay que trabajarlo.

La máxima autoridad académica de esa facultad llegó a Argentina el pasado lunes 17 y se quedará hasta el 28 de octubre para mantener encuentros con diferentes funcionarios del Gobierno Nacional y de la Ciudad de Buenos Aires, como así también con colegas de las distintas universidades del país para mantener una estrecha colaboración académica. Asímismo realizó una conferencia en el Hogar Le Dor Vador para el grupo de Limud el pasado martes 18 de octubre, mientras que el miércoles 19 brindó una Conferencia Magistral con relación a “Adolescentes en RED” en el Instituto María Auxiliadora.

– Más allá de los momentos de conflicto en Israel, ¿cómo conviven israelíes y árabes?

– En la universidad conviven en un microcosmos. Hay una situación que hay que tener en cuenta: los estudiantes árabes vienen a la universidad por primera vez a encontrarse con la sociedad israelí y la comunidad judía, porque los estudios primarios y secundarios son cursados, por lo general, en sus ciudades de origen. Entonces, el paso a la universidad es el primer encuentro con la comunidad judía, y la convivencia en las clases es algo que se vive en todos los países. Empiezan a conocerse y hablar por primera vez; nosotros tratamos de fomentar ese diálogo. Con todo esto que te comenté, igualmente, en gran medida son grupos sociales separados por las diferencias culturales y religiosas. Pero la convivencia existe. También el Gobierno israelí se preocupa mucho y recibimos un apoyo para que los estudiantes hagan cursos de capacitación en el idioma en la universidad. Varios estudiantes de origen árabe que vienen deben aprender el hebreo para entender las clases, se lee en inglés y para mucha gente estos dos idiomas mencionados no son ni la primera ni la segunda lengua, sino que es la tercera. Todo eso necesita una capacitación para ayudar a superar los inconvenientes. Otra cosa a tener en cuenta de los estudiantes árabes es que es la primera generación de estudios académicos. Los padres, o una gran parte de ellos, no tenían siquiera terminado el primario, y deben acomodarse e integrarse a la universidad, tanto académicamente como culturalmente.

– ¿Desde la universidad planean generar programas con universidades argentinas en términos académicos?

– Estamos en conversaciones con ese tema. Yo personalmente tengo relación con colegas de la UBA (Universidad de Buenos Aires) y con miembros de otras universidades como la de San Andrés, entre otras. Estamos tratando de ver la posibilidad de generar programas conjuntos. También tengo conversaciones con funcionarios del Gobierno Nacional para ver si podemos ayudar a estrechar más los lazos. Nuestra posición es absolutamente colaborativa.

Por otra parte, Mesch habló sobre el BDS que existe en las universidades de Estados Unidos y cómo se trata ese tema en Haifa y, principalmente, en Israel: “No está instalado, pero para todos nosotros como académicos es una preocupación muy grande. Las universidades de Israel han formado un Comité Nacional que trata de ayudar en territorio israelí y también a los académicos que se encuentran en Canadá. También hay que destacar sensación de inseguridad que siente un estudiante judío por estudiar en un campus que ha tomado decisiones de boicot a Israel. Es un ambiente muy poco aceptable”. Luego, agregó: “En la universidad hemos pasado una resolución que permite a profesores extranjeros a recibir, ad honorem, una asociación con la Universidad de Haifa, de tal forma que hay profesores que no son judíos en Estados Unidos y Canadá, que ellos han pedido una asociación con nuestra universidad para poder firmar que son profesores de Estados Unidos y profesores adjuntos en la Universidad de Haifa. De esa forma están diciendo: ‘Nosotros tomamos una posición. Estamos en contra de todo tipo de boicot académico porque es una aberración intelectual y está en contra de los principios básicos de la educación’”.

“Por otro lado, personalmente, todos los profesores tenemos el gran problema de ser boicoteados en revistas científicas y en otras publicaciones. Tenemos que se activos: mostrar que existe otra realidad, otra narrativa que el que viene a verla, se da cuenta que nosotros somos más universalistas de lo que dicen”, aseguró el rector de la universidad de Haifa.

– ¿Usted sufrió algún boicot?

– Sí, pero mis colegas americanos me ayudaron mucho. Hace unos años una Asociación Sociológica en Estados Unidos de la región noreste estaba buscando un editor científico de la revista de ellos. Un colega me sugirió que presentara mi candidatura y lo hice. El Comité Ejecutivo de la asociación decidió otorgarme la posición de editor, pero parte de los miembros pidieron boicotearme por ser israelí. Se planteó una discusión muy grande y parte de las universidades movilizaron a presidentes pasados de la Asociación Americana de Sociología a favor mío; intervinieron, publicaron cartas públicas y finalmente recibí el puesto. Fui el editor de esa revista académica por cinco años hasta que pedí terminar porque había sido nombrado Decano de la Facultad de Ciencias Sociales en Haifa y ya no tenía tiempo para eso.

– ¿Cómo abordan la temática de la shoá?

– Nosotros tenemos en Haifa un programa de estudios de maestría donde vienen estudiantes del mundo a estudiar el Holocausto, pero nosotros tenemos un enfoque general. Presentamos al Holocausto con su historia y sus distintas ramificaciones, pero en el mismo programa, también, presentamos otros genocidios que han habido. Entonces tenemos profesores que se especializan en otros genocidios como los que hubo en Camboya y Vietnam. Con eso queremos que los alumnos tengan un panorama más amplio. En este sentido mantuve un encuentro muy interesante con el secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación, Lic. Claudio Avruj, para tratar de colaborar en esa temática para avanzar juntos. Estuvimos muy de acuerdo que son temas que están muy relacionados con el multiculturalismo, es decir, entender que el Holocausto no es un problema de la comunidad judía, solamente, sino que es una cuestión universal que debe ser estudiada, no solo por los judíos, sino por toda la sociedad.

– ¿Cuál es su opinión con respecto a la resolución de la UNESCO de negar los lazos judeo-cristianos con Jerusalén?

– Decisión muy lamentable, pero completamente política. Es decir, la iniciativa está clara: hay un bloque automático en las Naciones Unidas y es muy deplorable una decisión que no tiene raíces históricas y que también, en gran medida, es una agravio no solo a los judíos, sino también a los cristianos, porque ha borrado la historia de Jerusalén que comenzó como judía, tuvo sus grandes hitos para el cristianismo, y el mundo musulmán llegó mucho más tarde.

“En Israel hay muchísimo trabajo en lo que respecta a los femicidios”

Con esta declaración, el profesor cordobés recibido en la carrera de Sociología y ex Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Haifa , Gustavo Mesch, se refirió a un tema que preocupa y mucho a la sociedad Argentina. Los femicidios y la violencia de género que se producen en diferentes ámbitos.

Mesch destacó el trabajo que realiza el Estado de Israel en la materia y señaló que en la Universidad de Haifa existen dos personas que fueron elegidas por los trabajadores, que son los encargados de recibir las denuncias o protestas de las empleadas/os y que se hace un análisis interno de cada caso aplicando una sanción disciplinaria.

Sobre la marcha “Ni Una Menos” que se realizó en Argentina contra la violencia de género y los femicidios, Mesch aseveró: “Hay muchísimo trabajo en cuestiones de femicidio, pero el trabajo en general no es solamente con el femicidio sino con los derechos de la mujer. Ahí en realidad empieza todo esto. Una de las leyes más fuertes en Israel que se ha implementado, a lo mejor de una forma un poco extrema, son todas las que hablan del mal tratamiento del hombre (cuestión laboral, avances sexuales, relaciones jefes-empleadas). Eso está tratado de una forma muy seria. En nuestra universidad tuvimos dos personas que han sido nombradas por los trabajadores, una académica y una del campo de la dirección en general, que se ocupan de recibir todos los reclamos y protestas por cuestiones de avances de los hombres, no solo sexuales, sino que también se incluyen malos tratos. Son investigados internamente y se toman decisiones disciplinarias, y cuando el caso es muy extremo se pasa a la Justicia. Nosotros somos responsables ante nuestras empleadas, y también empleados, de crear un ambiente de trabajo positivo y aceptable. Si empezamos a romper los prejuicios desde los lugares de trabajo puede que ser, a que a la larga, reducimos la cuestión.

Tenemos también muchos casos de violencia familiar porque femicidio es un caso muy extremo que ocurre cuando no se previno la violencia familiar. Hay muchos planes nacionales de tratamiento, incluso se han creado hace muchos años refugios de mujeres golpeadas por el período que sea necesario hasta que se puedan alejar del abusador. Pese a todo esto tenemos una tasa de femicidios, como todos los lugares del mundo, ya que un cuarto de los asesinatos por año son femicidios. En Israel el número de asesinatos es muy bajo, alrededor de 120 por año, así que estamos hablando de 20 o 30 casos de femicidio por año, aproximadamente. En general, los casos ocurren dentro de la familia, lamentablemente. Esto sucede más en los grupos más tradicionalistas, y es ahí donde los trabajadores sociales y los departamentos de trabajos sociales de las municipalidades trabajan en forma muy activa tratando de proveer refugio, como así también, tratamientos llamado Centro de Tratamientos de Hombres. El juzgado puede mandarlo al centro de tratamientos en lugar de la cárcel.

Ahora bien, la ley es muy extrema en ese caso: Por lo general indica que en todo caso que hay una clara sospecha de que una mujer esté en peligro de vida el hombre puede ser detenido por 48 horas, antes que de que llegue el juez, como una detención preventiva. En los últimos 15 años se han profundizado los trabajos en ese campo.

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