Ucrania conmemoró recientemente la masacre de Babi Yar, un barranco situado en el distrito de Kiev donde durante la Segunda Guerra Mundial fueron asesinados por los nazis 34.000 judíos. Los hechos ocurrieron el 29 y 30 de septiembre de 1941. El presidente de Ucrania, Viktor Yanukovitch, y el primer ministro, Mykola Azarov, rindieron un homenaje a estas víctimas de la barbarie nazi en un acto oficial. “Babi Yar es una de las tragedias más terribles del siglo pasado”, dijo el jefe del Estado, quien recalcó que “es difícil encontrar las palabras adecuadas para expresar nuestra compasión y nuestro duelo”.
Ucrania sólo hace unos pocos años que organiza ceremonias conmemorativas de esta tragedia, que fue voluntariamente ignorada por el poder comunista cuando este país hacía parte de la Unión Soviética. Durante mucho tiempo, Moscú prohibió los homenajes a las víctimas en Babi Yar y en 1960 el poder comunista se planteó la construcción de un estadio en este lugar. El antisemitismo, sobre todo en tiempos de Stalin, fue un arma política utilizada por el régimen soviético para reprimir a muchos opositores de origen judío.
En Babi Yar, los nazis y las milicias fascistas ucranianas ametrallaron a 34.000 judíos. La Alemania de Hitler ocupó Kiev el 19 de septiembre de 1941, y ordenó a la población de origen judío a concentrarse, el día 29 de septiembre a las ocho de la mañana, en el cruce de las calles Melnik y Dokterivska con sus documentos de identidad, dinero y ropa de invierno. “El que desobedezca la orden será fusilado”,advirtieron las tropas ocupantes a través de unos carteles escritos en ucraniano. La mayoría de las víctimas fueron ancianos, mujeres y niños. “Me siento como un grano de arena que pudo desaparecer en este infierno. 18 miembros de mi familia judía murieron en este lugar”, declaró Raïssa Maïsterenko, una de las pocas personas que sobrevivió a la masacre. Fue salvada por una habitante de Kiev que convenció a los nazis de que no era judía.
100.000 muertos
Babi Yar fue el escenario de otras ejecuciones masivas hasta el año 1943. Los historiadores calculan que unos 100.000 seres humanos, entre judíos, gitanos, resistentes y prisioneros de guerra soviéticos, fueron ejecutados en este lugar por los nazis. El drama de Babi Yar fue revelado durante los procesos de Nuremberg (sur de Alemania), en los que fueron juzgados numerosos jefes del régimen nacionalsocialista alemán. “No hay un monumento que esté por encima de Babi Yar”, escribió el poeta ruso Evgueni Evtuchenko, para denunciar el antisemitismo del régimen soviético, en un célebre poema publicado en 1961, del que se inspiró el compositor Dimitri Chostakovitch en su Sinfonía número 13. En 1976 fue construido un monumento en este lugar en recuerdo de los “ciudadanos y prisioneros de guerra soviéticos”, donde no se hace ninguna mención a las víctimas judías.
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