120 años del mismo aniversario; Sionismo y bundismo
dos movimientos netamente judíos,
los dos lados de una misma moneda,
el bundismo representa el judaísmo mundial,
el sionismo el judaísmo israelí,
el bundismo busca Tikun Olam,
el sionismo solo Israel,
dualidad eterna siempre presente,
el bundismo es el espíritu de Yavne,
el sionismo Masada,
el primero representa sobrevivencia milenaria de las ideas,
el segundo, sobrevivencia física en un mundo con fronteras,
el primero es mundial, es diaspórico, incluyente,
el segundo es nacionalista, egoísta, excluyente,
el primero se basa en la esperanza de un mundo mejor para todos,
el segundo parte de la premisa de que el ‘todos’ no existe que cada quien debe protegerse de los demás,
el primero es optimista y cree que la humanidad puede ser hermandad,
el segundo es pesimista y parte de la base de que todos nos quieren eliminar,
el bundismo se alimenta de esperanza,
el segundo de miedo al exterior,
y ambos tienen razón porque el péndulo de la evolución y la involución humana se mueve entre ambos.
En sus primeros años el bundismo fue el poderoso, estaba en todo el mundo, participaba en todas las luchas, representaba al judío cosmopolita, al luchador de las brigadas internacionales de España, al judío y al no judío socialista, al Yiddish, al judaísmo local (DOIKAIT), que se integra y a la vez se mantiene en un juego de equilibrio no siempre sencillo, pero siempre productivo.
Sin el bundismo no existirían -literalmente- los sindicatos democráticos, las colectividades y la lucha social-demócrata;
El sionismo representa un país, donde todos deben dejar de ser lo que eran para pasar a ser algo nuevo.
Sus nombres, sus apellidos, sus intereses son diferentes y sin embargo uno no puede vivir sin el otro.
Los segundos treinta años, representan el ataque conjunto de los extremos contra el bundismo
Primero el nacionalismo europeo, luego el nazismo, luego el comunismo y finalmente el sionismo, todos lo atacan por “cosmopolita”.
Mientras el sionismo se tambalea entre la precaria existencia de un país joven y una comunidad pobre.
Finalmente, al terminar el ataque nazi, sus sobrevivientes llegan a las playas a rescatar la independencia a punto de ser perdida, al terminar el ataque comunista contra el bundismo sus refugiados llegan a enriquecer la tecnología israelí, ahora, en el ocaso del ataque sionista, el bundismo revive ante el embate nacionalista populista.
Siempre fueron los dos lados de la moneda viviendo simultáneamente los que permitieron la sobrevivencia del judaísmo.
Desde Egipto salió el pueblo a recrear Israel,
De Babilonia regresaron los más pobres mientras los demás se quedaron. Su Talmud, el Babli fue mejor acogido que el Yerushalmi;
De Persia regresaron algunos, los más pobres mientras los demás se quedaron en Irán
De Grecia hasta los que se quedaron hablaban griego hasta que los macabeos los expulsaron en una revolución de extrema derecha;
Pero los de afuera, los de la diáspora no solo no regresaron, sino que siguieron creando y creciendo por dos milenios mientras los que se quedaron se dividieron.
En Roma fuimos ciudadanos y forjadores del imperio. Las legiones siempre viajaban con un comandante militar y un administrador general casi siempre judío.
En Masada murió el país, pero sobrevivió la nación.
A partir de entonces, por dos mil años sobrevivimos nuevas religiones, conquistas, peste y guerras de todos contra todos y nosotros en medio.
En 1948 resurgió el país.
Los sobrevivientes de todos los movimientos políticos (nacionalistas, nazistas, comunistas, islamistas, etc.) encontraron refugio a cambio de abandonar su identidad cosmopolita.
Hoy el péndulo vuelve a girar.
El resurgimiento del Doikait y el Tikun Olam en Estados Unidos y Rusia reconstruye la diáspora mientras el país se fortalece con la ayuda de todos.
La sobrevivencia dual vuelve a imperar igual que en Grecia y en Roma.
Las contradicciones entre ambos lados de la moneda explotan ante la diferencia de actitudes y perspectivas, pero gane la que gane, la realidad es que, en nuestra existencia milenaria – y más ahora cuando la tecnología parece hacer realidad al Golem destructor- es esta dualidad la que nos permite sobrevivir.
Israel, sin la diáspora no existiría;
La diáspora, sin Israel no hubiera podido sobrevivir con sanidad al siglo XX.
Tomados de las manos, corriendo en direcciones opuestas, ambos movimientos, surgidos el mismo año, buscando la sobrevivencia del mismo pueblo seguirán su rumbo garantizando que aquí y allá, como país y como nación, sobreviviremos como una fuerza motriz necesaria para el bienestar del mundo y de nosotros mismos.
Daniel, en este articulo, muestras de una forma muy clara la relacion entre el bundismo y el sionismo. Aprendi mucho. Te felicito.