Breve historia del antisemitismo, 6ta. parte

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La Revolución Francesa

El siglo XVIII marcó el comienzo de una época de cambios para los judíos de Europa Central y Occidental. Las puertas de los ghettos se abrieron y, lentamente, los judíos se fueron integrando a la sociedad.

Brillantes intelectuales no judíos colaboraron en este cambio. Como ejemplo podemos citar al poeta y filosofo alemán Gotthold Efraim Lessing (1729 -1781), con la publicación de su famosa obra teatral “Nathan el Sabio”. También el escritor político Christian Willhelm von Döhm (1751- 1820), quien publicó “Sobre el mejoramiento civil de los judíos”, donde analiza la influencia de la legislación antijudía en el carácter del individuo judío y en la estructura social de la comunidad judía. Llega a la conclusión que si les concedieran plenos derechos, los judíos podrían transformarse en ciudadanos útiles.


En Francia, el sacerdote Abate Henri Grégoire (1750-1831) publicó su “Ensayo acerca de la regeneración psíquica, moral y política de los judíos” en el que ve la causa de “la discriminación” actual de los judíos como consecuencia de la persecución y el desprecio de que fueron objetos durante siglos. Invitó a los cristianos a poner fin a este desprecio injusto, abriéndoles los brazos como amigos y ciudadanos.

Entre los mismos judíos surgió un movimiento cuyo origen fue el círculo literario, científico-social, que rodeaba al filósofo Moses Mendelssohn (1729-1786). Su promotor principal era uno de sus más íntimos colaboradores (co-traductor con Mendelssohn del Pentateuco) y discípulo, Neftalí Herz Wessely (1726- 1805) quien, en su obra “Divre shalom veemet” —”Palabras de paz y verdad”, publicada en 1782, afirmó la necesidad de que los judíos adquirieran un dominio completo del idioma de su país, y por lo menos conocimientos rudimentarios en las ciencias naturales, geografía e historia universal.

Esto no significa que el antisemitismo desapareció totalmente de esa región europea. Por ejemplo una ley de 1727 en Austria determinaba que sólo podía casarse el hijo primogénito de cada familia judía (esto estaba orientado a limitar la natalidad), y también hubo un intento de expulsar a los judíos del Imperio Austríaco, pero, por primera vez en la historia, un decreto de esta índole debió ser derogado debido a presiones internacionales.

El estallido de la Revolución Francesa y la posterior Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano marcó un hito en la historia de los judíos. Ya no eran ciudadanos de segunda, sino que por primera vez se los reconocía como ciudadanos plenos del país en que vivían, con todos los derechos y obligaciones que esto implica. Pero estos derechos fueron otorgados de a poco y por regiones. Así, en 1790 se beneficiaron los sefaradim de Burdeos y Bayona y los judíos de Avignon. En 1791 los de Alsacia y Lorena.

Con el avance de los ejércitos napoleónicos, estos ideales de igualdad se extendieron por toda Europa. Pero a la caída de Napoleón la situación de los judíos volvió a su estado anterior, con contadas excepciones, como Holanda y Prusia. Aunque ya los muros de los ghettos habían caído.

Pero en Europa Oriental, en especial en el Imperio Ruso, la situación de los judíos fue empeorando por obra y gracia de los decretos zaristas que pretendían forzar, por medio de la opresión la conversión de los judíos.

En 1791 la Zarina Catalina II instituye lo que se llamó la Zona de Residencia, que abarcaba Lituania, Bielorrusia, Polonia, Moldavia, Ucrania, y partes occidentales de Rusia. Los judíos tenían prohibido salir de esa zona, salvo que contaran con salvoconductos especiales.

En 1827, durante el reinado de Nicolás I fue emitido el decreto por el cual los niños judíos a partir de los 12 años eran reclutados para el ejército y enviados a bases alejadas de cualquier centro de vida judía. Durante 25 años eran obligados a cumplir este servicio militar. El propósito era lograr la conversión de estos desdichados. Son muchas las historias que se cuentan del heroísmo de estos Cantonistas (así se los llamaba porque cumplían el servicio militar en cantones). Este decreto fue abolido en 1855 por el Zar Alejandro II.

En el período que va de 1859 a 1906 se desata una oleada de pogromos. Particularmente sangrientos fueron los pogromos de Kishinev en los años 1903 y 1906. Esto provoca la emigración de gran número de judíos de Rusia, sobre todo a América y, en menor medida, a Palestina.

Activos participantes de estas masacres fueron los miembros de las Centurias Negras, grupo fanáticamente cristiano y nacionalista.

Pero al contrario de lo que ocurriera en el pasado, muchas naciones del mundo expresaron su repudio a estas matanzas.

Acerca de Israel Winicki

Periodista, escritor e historiador. Nacido en Argentina. Reside actualmente en Beer Sheba, Israel. Colabora con varias publicaciones y es integrante del staff de porisrael.org

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