Con Stephen Hawking en Jerusalem

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Can you hear me? (¿Me escuchan?), preguntó el Profesor Stephen Hawking a través de su sintetizador de voz ante el auditorio de actos superlleno de la Universidad Hebrea de Jerusalén, y los más de mil espectadores apretujados allí y varios más que no consiguieron entrar y lo seguían a través de pantallas gigantes en los pasillos le contestaron con un silencio expectante que sí, que lo estaban escuchando y no tenían intención de perder una palabra.

Hawking, considerado por muchos como el más brillante físico teórico desde Einstein, hizo un repaso general de las más importantes teorías cosmológicas que tratan de los orígenes del universo. Desde las teorías de un universo infinito en el tiempo y en el espacio hasta las predominantes en nuestro tiempo, que consideran que el universo tuvo un principio – aparentemente con el Big Bang, la gran explosión – y experimenta constantes cambios.

Alberto Mazor

El profesor propuso analizar el proceso de origen del Universo rebobinando la historia, es decir no desde el pasado hacia el futuro sino desde el presente hacia el pasado y volvió a entretejer sus explicaciones sobre el origen del universo con el tema del tiempo. Según él, el tiempo es un torrente incesante que se lleva todos nuestros sueños.


El científico señaló que enfocar la cosmología del pasado hacia el futuro, de manera que la historia del universo transcurra hacia adelante en el tiempo, sería apropiada si supiéramos que el universo tuvo en el pasado una cierta forma particular. Y añadió que en ausencia de ese conocimiento es mejor trabajar del presente hacia el pasado, retrotrayendo desde el estado actual las historias que contribuyen a la visión integral del camino.

El astrofísico insistió en otras de sus ideas, al decir que el universo no tiene una historia objetiva independiente del observador. Por eso, Hawking acepta que el universo tiene muchas historias alternativas. Hay historias en las que el universo se colapsa tras una existencia muy breve, o en que tiene once dimensiones, lo cual quizá sea posible, pero, según él, sabemos que vivimos en cuatro.

Además afirmó que según la filosofía positivista, el conjunto de historias que conducen a un estado con un espacio interno dado define un modelo matemático consistente. Hay un modelo para cada espacio interno, y por lo tanto un número muy elevado de universos posibles.

Alberto Mazor

Abriendo un pequeño paréntesis, expresó en forma sarcástica que si hubiese dicho lo que dice ahora setenta años atras, sería encarcelado por negligente y subersivo.

El científico admitió también que estos resultados constituyen una decepción para los que esperaban que la teoría última predijera la física que conocemos. Hawking determinó que no podemos predecir caracteres discretos como el número de dimensiones extensas del universo o el espacio interno que determina las magnitudes físicas que observamos, sino que usamos éstos para seleccionar las historias que contribuyen a la suma. Al parecer, existe un amplio panorama de espacios internos admisibles.

Sobre el origen fundamental de la creación, Hawking se mostró contrario a las interpretaciones religiosas. Citó incluso un diálogo de Napoleón con el científico francés Marqués de Laplace, quien formuló el principio del determinismo científico. A la pregunta del Emperador “¿Qué papel ocupa Dios?”, Laplace respondió: “Excelencia, no he necesitado de esa hipótesis”. Más concretamente, Hawking recordó que ya en 1983 estaba propuesta una condición inicial para el universo. Según ella, éste habría aparecido de la nada, como las burbujas de vapor aparecen espontáneamente en agua hirviendo. Esta condición inicial se denomina de ausencia de fronteras, porque implica que el universo fue creado espontáneamente de acuerdo con las leyes de la ciencia y se expandió rápidamente.

Alberto Mazor

El profesor indicó que de aceptarse esta condición de ausencia de fronteras, nos vemos conducidos a una visión profundamente diferente de la historia y de la relación causa y efecto. Según ella, no deberíamos seguir la historia del universo de abajo a arriba, de pasado a futuro, porque ello supone que existe una sola historia con un punto inicial y una evolución bien definidas. Más bien deberíamos trazar las historias del presente hacia el pasado.

Sin embargo, y a pesar que el título “Los Orígenes del Universo” destacaba en todos los afiches que promocionaban su conferencia, el verdadero tema, el verdadero motivo que atrajo a más de mil espectadores de distintos ámbitos a la Universidad de Jerusalén y a varios miles más que siguieron la conferencia vía Internet – era Hawking en sí mismo. El deseo de ser testigos, estar cerca de alguna manera de este “milagro” – palabra problemática para Hawking -, de este asombroso ejemplo de la voluntad humana que representa el científico inglés, que visitó Israel y la Autoridad Palestina.

Durante la conferencia Hawking se disculpó irónicamente en nombre de los médicos que hace 35 años le habían dicho que hoy no podría estar aquí con nosotros.


Alberto Mazor

Hawking tiene doce doctorados honoríficos, ganó varios premios internacionales, medallas y galardones y desde 1979 ocupa el puesto de Pofesor Lucasiano de Matemáticas en la Universidad de Cambridge, una plaza que en el pasado fue cubierta, entre otros, por Isaac Newton.

El astrofísico es también un fructífero escritor que a la par de ensayos científicos publicó tres libros dedicados al público en general que fueron best sellers a nivel mundial: “Breve historia del tiempo”, “Agujeros negros y universos bebés” y “El universo en una cáscara de nuez”. Éxitos de ventas que lo convirtieron en el gran superstar de la ciencia de nuestro tiempo y en uno de los pocos científicos capaces de acercar al gran público a los dilemas básicos de la física y la filosofía.

Hawking finalizó su disertación en Jerusalén destacando que si bien aún falta mucho para comprender el mecanismo del universo, el progreso científico nos acerca cada vez más al momento en que “las antiguas preguntas: ¿porqué estamos aquí? y ¿de dónde llegamos? podrán ser contestadas”.

Luego, hubo un largo aplauso y acto seguido su ayudante personal subió al escenario y guió su silla de ruedas a la salida. Un mar de fotógrafos y espectadores que queríamos fotografiar, sentir, ver de cerca al fenómeno, acompañamos su salida y Hawking posó su mirada en unos, y después en otros y sus labios se movieron en un leve movimiento que alcanzó para que su rostro transmitiera una sonrisa, un amable gesto de despedida.

Dos años después de su disertación, Hawking canceló su participación en la 5ª Conferencia Presidencial Anual, organizada por el entonces presidente Shimón Peres, en protesta por el trato que sufren los palestinos en Israel, según informó el diario británico “The Guardian”.

El profesor de Matemáticas de la Universidad de Cambridge, había aceptado una invitación para encabezar dicho evento denominado “Enfrentando el mañana” que contaba con la participación de importantes personalidades internacionales.

Hawking se encontraba en muy mal estado de salud, pero escribió una breve carta al mandatario israelí para comunicarle que había cambiado de opinión. El físico no anunció su decisión públicamente, pero un comunicado publicado por el Comité Británico para las Universidades de Palestina, con la aprobación de Hawking, señaló su “decisión independiente de respetar el boicot, en base a su conocimiento de Palestina, y en la recomendación unánime de su propios contactos académicos allí”.

En las cuatro semanas desde que se había anunciado la participación de Hawking en el evento de Jerusalén, el físico fue bombardeado con mensajes de Gran Bretaña y del extranjero de los partidarios del boicot, como parte de una intensa campaña para tratar de persuadirlo de que cambiara de opinión. Al final, Hawking, dijeron sus amigos, decidió seguir el consejo de sus colegas que acordaron por unanimidad que no debía asistir.

Sin embargo, muchos artistas, escritores y académicos desafiaron e incluso denunciaron el boicot, calificándolo de ineficaz y selectivo. El novelista británico Ian McEwan, que fue galardonado con el Premio Jerusalén en 2011, respondió a las críticas diciendo: “Si sólo fuera a los países que apruebo, probablemente nunca saldría de la cama. No es bueno cuando todo el mundo deja de hablar”.

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