Dejar ir…suena más fácil de lo que realmente es.
Dejar ahí significa soltar
Y soltar el pasado que venimos cargando día con día…
Deja ir comentarios, caras, actitudes, que nos pueden seguir lastimando al día de hoy.
Dejar ir no solamente tiene que ver con el perdón sino con destrabar.
Soltar lo que no hemos querido por -comodidad inconsciente- y seguimos llevando como si fuera una obligación.
Dejar ir… Tiene más que ver con una actitud como la de un niño, que se enoja con alguien o algo que le ocurre en ese momento y a los 10 minutos cambia como si no hubiera ocurrido absolutamente nada.
Porque nada lo retiene nada lo obliga a seguir llevando un peso.
Dejar ir es simplemente soltar el lastre que llevamos.
Se oye más fácil hacerlo, no lo es, pero proponernos hacerlo es la buena intención de que si queremos dejar ir aquello que ya no sirve.
Y nos inutiliza…
Intencionemos a desengancharnos.
Permitámonos el éxito y la alegría. La felicidad que tanto nos merecemos, soltemos…dejemos ir.
Porque nosotros nos encargamos de ponerle más peso conforme pasa el tiempo.
Alguien me dijo una vez, “cargamos nuestros monos en la espalda y ni siquiera podemos caminar derechos”…es cierto, cada uno hace y crece su propio demonio.
De niña yo tenía una frase: “que importa!”.
Es posible que la situación sea actual, aún así, no vale la pena estar agobiados y apesadumbrados por algo que va a pasar, no creemos monstros.
Vivamos el día a día con más vivacidad.
llenemos de cosas buenas, que nos nutran.
Paremos y caminemos mucho más ligeros… y veremos la vida desde otro foco mucho más enriquecedor y tendremos una vida más plena.
Artículos Relacionados: