En los últimos días la inmensa mayoría democrática de la Argentina se escandalizó por las declaraciones de dos personajes siniestros del fascismo nacionalista: Luis Barrionuevo, sindicalista y Eugenio Zaffaroni, ex juez. Ambos cometieron posiblemente el delito de incitación a la violencia para derrocar a un gobierno constitucional elegido por los ciudadanos y con legitimidad republicana.
Le recordaría a Barrionuevo que hace 38 años que está al frente de un sindicato (UTGHRA) al cual entró por la fuerza con sus matones, desalojando a Ramón Elorza del secretariado general. Lleva en su sangre las actitudes patoteriles como forma de expresarse, ratificada por la quema de urnas cuando fracasó en su intento de ser gobernador de Catamarca en el 2003.
Además formó parte de la CGT de Ubaldini que le hizo 13 paros nacionales a Alfonsín y 9 a De La Rua, provocando inestabilidad y la interrupción de sus mandatos.Sus dichos han pasado de ser frases célebres a palabras que espantan. Todo un tiranozuelo antidemocrático.
El otro personaje, Zaffaroni, se cree un gran jurista y no es más que, como se dice vulgarmente, un soberbio de cuarta. Fue juez penal nombrado por el criminal Jorga R. Videla, rechazó o no trató más de 120 pedidos de habeas corpus en el período de la dictadura asesina.
Se dice que fue o es dueño de 6 departamentos dedicados a la prostitución y trata de personas; terminó siendo asesor jurídico de CFK, jefa de la banda de delincuentes que asoló el país hasta 2015, según lo dice el Juez Federal Claudio Bonadío en su decisión de elevar a juicio oral las causas Hotesur y Los Sauces.
Toda una joyita este rufián que supone tener autoridad moral para desear públicamente que el gobierno de Macri se vaya lo antes posible. “Una de las realidades en la vida es que existen seres humanos en los que la maldad , la estupidez y la ingratitud son infinitas”. (Autor anónimo)
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