El ajedrez actual de Oriente Medio

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A punto de concluir uno de los más devastadores capítulos de la vida de Oriente Medio —a saber, la guerra civil en Siria y el sismo que significó la sangrienta incursión del Estado Islámico o ISIS en aquellas tierras— asoma una nueva etapa en la que la recomposición de fuerzas no está exenta de sombríos augurios. Tras casi siete años de combates que cobraron la vida de cientos de miles de sirios y lanzaron a millones al exilio, el país está de nueva cuenta bajo el control casi total del régimen de Al-Assad, gracias a la ayuda de sus firmes aliados, Rusia, Irán y las milicias chiitas libanesas del Hezbolá. De este escenario se deriva ahora una situación distinta que está empujando a los factores de poder regionales a rediseñar sus estrategias para tener éxito en la consecución de sus objetivos.

Arabia Saudita e Irán son quienes hoy se movilizan con más celeridad para sacar provecho del reacomodo en curso. En su calidad de cabezas del mundo musulmán sunita y chiita, respectivamente, mueven sus piezas febrilmente en el ajedrez regional a fin de colocarse y sacar ventajas de la nueva situación. Mientras que en Yemen continúan confrontándose ambos mediante su apoyo militar abierto —Arabia a los sunitas, e Irán a los rebeldes chiitas hutíes—, Líbano ha pasado a ser un tablero adicional en el que se perfila el inicio de una nueva partida. Ahí están de regreso en Líbano, empoderados por su victoria, los milicianos del Hezbolá, cuyas ambiciones de dominio del país nunca han ocultado, y menos ahora que se reinstalan en su patria robustecidos con todo lo que les ha proporcionado Irán durante su actuación en Siria.

Al parecer, justamente eso ha sido lo que ha detonado la renuncia a su cargo del primer ministro libanés, Saad Hariri, un musulmán sunnita, renuncia que fue anunciada desde Arabia Saudita, donde permanece aún este hombre que justificó su decisión alegando amenazas de muerte contra él de parte de Irán y Hezbolá. En consecuencia, Líbano entra en un periodo de incertidumbre, que se agudiza con el aviso de la monarquía sunnita de Arabia a sus ciudadanos que estén en Líbano, de abandonar el país por motivos de seguridad. Simultáneamente, el máximo líder de Hezbolá, el jeque Hassan Nasrallah, advierte a los sauditas de consecuencias nefastas para ellos en caso de que escalen de algún modo la confrontación.


Por otra parte, el gobierno en Riad amenaza también, luego de que un misil de fabricación iraní proveniente de Yemen cayó en su territorio hace pocos días. Dice no estar dispuesto a tolerar un avance de las fuerzas iraníes en detrimento de los intereses sunitas en Líbano, con lo cual puede inferirse que la fragilidad del equilibrio interétnico en el país de los Cedros está a punto de romperse. Y aquí es donde interviene un factor adicional. Como es sabido, también a Israel le preocupa enormemente la creciente instalación de fuerzas iraníes o aliadas a Irán en la zona colindante con su frontera norte. Siendo Teherán uno de los más acérrimos enemigos de Israel, y con el antecedente de la guerra que en el verano de 2006 se desarrolló entre Israel y Hezbolá, en estos momentos en que se registra una alteración tan radical del statu quo, hay temor de que una chispa pueda conducir a una nueva confrontación. Daniel B. Shapiro, quien fuera embajador de Estados Unidos en Israel durante la Presidencia de Obama, ha escrito que incluso no puede descartarse alguna maniobra saudita para involucrar a Israel en una guerra con Hezbolá, similar a la de 2006, con objeto de que Israel le haga el trabajo sucio de quitarle a Irán y al Hezbolá las ganancias últimas que han conseguido. Un panorama, pues, nada alentador.

Acerca de Esther Shabot Askenazi

Licenciada en Sociología egresada de la UNAM (1980), con estudios de maestría en Sociología en la UNAM y con especialización en Estudios Judaicos en la Universidad Iberoamericana. (1982-1985) Fue docente en la ENEP Acatlán, UNAM durante 10 años (1984-1994). Actualmente es profesora en diversas instituciones educativas privadas, judías y no judías.De 1983 a 1986 fue colaboradora semanal del periódico "El Nacional" tratando asuntos del Oriente Medio.Desde 1986 hasta la fecha es editorialista semanal en el periódico Excélsior donde trata asuntos internacionales.Es comentarista sobre asuntos del Medio Oriente en medios de comunicación electrónica.Publicaciones:"Los orígenes del sindicalismo ferrocarrilero". Ediciones El Caballito S.A., México, 1982.En coautoría con Golde Cukier, "Panorama del Medio Oriente Contemporáneo". Editorial Nugali, México, 1988.Formó parte del equipo de investigación y redacción del libro documental "Imágenes de un encuentro. La presencia judía en México en la primera mitad del siglo XX" publicado por la UNAM, Tribuna Israelita y Multibanco Mercantil, México, 1992.Coautora de "Humanismo y cultura judía". Editado por UNAM y Tribuna Israelita. José Gordon, coordinador. México, 1999.Coordinadora editorial de El rostro de la verdad. Testimonios de sobrevivientes del Holocausto en México. Ed. Memoria y Tolerancia, México, 2002.Redactora de la entrada sobre "Antisemitismo en México" en Antisemitism: A Historical Encyclopedia of Prejudice and Persecution". Ed. ABC CLIO, Chicago University, 2005."Presencia judía en Iberoamérica", en El judaísmo en Iberoamérica. Edición de Reyes Mate y Ricardo Forster. EIR 06 Enciclopedia Iberoamericana de Religiones. Editorial Trotta. , Madrid, 2007.Artículos diversos en revistas de circulación nacional e internacional.

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