A Zixin -Natalia-Zuang, la preciosa niña, hija de mis amigos fruteros chinos, en los comienzos de su vida.
La muerte es la corona de la vida.
No es el final, sino el comienzo de una vida major, más verdadera y más plena en el cielo.
Lance Pierson
Dialogando con Judith Cohen, etnomusicóloga e intérprete de la música sefardí y otras tradiciones.
Antonio José Escudero Ríos: Antonio Machado, un poeta singularmente amado por mí, escribe: Caminante no hay caminos, se hace camino al andar. Ligando esto con el destino errante del pueblo judío, con su constante peregrinación en busca de una tierra donde asentarse, yo te preguntaría si no te parece contradictorio que un pueblo tan “definido” como el judío se haya constituido sobre caminos hechos al andar, sin fin, ni meta precisa, salvo su asentamiento en Israel.
Judith Cohen: A lo mejor, con esa última frase, “salvo su asentamiento en Israel” iya tienes la respuesta! También, siendo ya “definido” no hay por qué definirnos por el camino. Pero sólo puedo contestar por mí, y no por los demás. En mi vida siempre me ha tocado hacer mi camino al andar, pero no ha sido la experiencia de otros judíos de mi familia y de entre mis conocidos y colegas.
AJER: Se dice que la Historia comenzó con la Escritura. Teniendo en cuenta que no hay pueblo como el judío que se haya construido sobre las Escrituras, entendidas como Ley, mandato divino, ¿serían los profetas hebreos los primeros constructores de la Historia tal como la entendemos: no desde atrás sino hacia delante, reclamada desde el futuro?
JC: Como buena (espero) etnomusicóloga, no me parece que la Historia comenzara con la Escritura. Por el resto, no tengo opinión.
AJER: Parece que el pueblo judío, más que reivindicación del espacio, ha estado siempre buscando el tiempo en la historia. ¿Es ése también tu parecer?
JC: Pues, al primer vistazo, sí, pero entonces ¿por qué la cuestión de “la berra para la paz” en Israel? Creo que, en el momento que nos sea posible buscar nuestro espacio, lo hacemos tal como los demás.
AJER: ¿No crees que la Historia en el caso de los judíos, más que una Historia basada en el progreso, es una Historia Sagrada, u crónica, de la Divinidad en los hombres, de la Palabra de Dios hecha Escritura, contada una y otra vez?
JC: La verdad es que nunca me he planteado la cuestión, que sin duda tendrá una respuesta para mí y otra para alguien creyente, lo que no soy. A mí me enseñaron siempre que en el judaísmo cabían las dudas, incluso: las dudas sobre la existencia de Dios, y ha sido sobre todo por eso que no lo rechacé. Más allá del mío, hay muchos intelectuales judíos que no conciben la Historia judía en esos términos.
AJER: ¿Cómo se combina la fuerte individualidad judía con el hondo sentimiento de colectividad de ese, pueblo?
JC: Por el concepto judío de mishpakha, de la familia extendida; por, las capacidad del judaísmo de aceptar dudas y también por la amenaza externa. No veo una contradicción; es una de las cosas que mis me gusta de mi pueblo y de la religión de ‘Mis padres. Sin embargo, en las comunidades ultra-ortodoxas, sí que hay mucho más conflicto entre la colectividad y la individualidad.
AJER: Hay una ambivalencia contradictoria con respecto al judío entre las gentes. Por una parte, es un pueblo respetado y admirado. Por otra, existe a veces una actitud de rechazo que se manifiesta en expresiones populares despectivas. Por ejemplo: perro judío, hacer una judiada, ser un fariseo, etc. ¿Cómo explicas este fenómeno?
JC: Esa ambivalencia se limita a la actitud hacia los judíos, sino que se encuentra en cualquier pueblo hacia casi cualquier “otro” pueblo. Lo lamento, pero me parece que es una condición humana. En el caso de España, después de siglos de anti-judaísmo oficial y sin la presencia, por lo menos “oficial” de judíos, no puede ser posible terminar con todo lo negativo de un tiro, aunque la política del gobierno actual sea positiva hacia los judíos. Otra cosa que me he fijado mucho: en general, el mundo quiere más, o desprecia menos, a los judíos cuando son las víctimas; cuando están en una posición más fuerte -o lo que parece al mundo exterior ser una posición más fuerte la actitud despectiva crece.
AJER: Existe una penetración en lo judío de lo sagrado incluso en el pensamiento de sus representantes más modernos y racionalistas, como temor de Dios, como acatamiento del mandato divino, como Escritura Sagrada. ¿No ves curiosa esa mezcla de racionalismo crítico y acatamiento de la Voluntad Divina?
JC: Depende de la perspectiva. En general, no lo veo más contradictorio que la mezcla de la individualidad con la colectividad y mucho menos contraictorio que lo que somos los seres humanos en general. Para unos artistas, es una expresión de sus creencias y sentimientos más íntimos. Para otros, puede ser un aspecto de “folklore”. Para mí, cuando canto la música tradicional sefardí (también cuando canto otras tradiciones, incluso de la Edad Media Europea, i.e. cristiana), si me toca cantar una canción religiosa, rió ¡creo personalmente en lo que estoy cantando, pero sí creo en las canciones como vehículo de convicciones religiosas para mucha gente, y las presento con un respeto profundo hacia estas creencias y hacia los miembros del público que sí que creen. Presento ese aspecto del repertorio sefardí como aspecto integral de la tradición pero no como el único. Soy el vehículo el mensajero; en ese caso, no presento mis propias creencias. Cada artista se expresa según sus creencias. El judaísmo ha sabido integrar las contradicciones de los seres humanos, en vez de luchar contra ellas; me parece.
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