Una primera apreciación general de la visión que tienen los candidatos y la candidata a la presidencia sobre el desarrollo social, derivada del debate del domingo 6 de mayo, permite reconocer el énfasis que otorgan a las diversas problemáticas sociales, su posición frente a los derechos sociales y al papel del Estado en su realización.
La pregunta que desató el debate en materia desarrollo social decía ¿Qué políticas y/o programas pretende aplicar para lograr una disminución en los niveles de pobreza en México? Tocó a Peña Nieto responderla. Centró su propuesta en dos temas: la primera “emprender una política que nos permita erradicar la pobreza alimentaria” y la segunda impulsar un sistema de seguridad social universal que otorgue acceso a la salud, seguro de desempleo, seguro de riesgos de trabajo y una pensión para el retiro para toda la población. Para combatir la pobreza su propuesta central es “lograr un nivel base de desarrollo para todos los mexicanos”
Aún con la parquedad de lo expresado parecería existir una estrategia social clara que podría sintetizarse en igualar oportunidades y ampliar la cobertura a toda la población de cuatro prestaciones de la seguridad social.
Como lo han mostrado varios medios Peña Nieto ha comprado completo el planteamiento de lo social de uno de los cuatro jinetes de la apocalipsis neoliberal mexicana, el Sr. Santiago Levy, que junto con Carlos Salinas, Pedro Aspe y José Córdova se aprestan a recuperar su poder y terminar el proceso que iniciaron en 1982 de reducción del Estado, privatización de los bienes y servicios públicos y destrucción del tejido social mediante programas sociales individualizados, como Progresa/ Oportunidades.
Por su parte, como lo hizo durante todo el debate Andrés Manuel López Obrador decidió incumplir las reglas acordadas y no contestar a las preguntas y planteamientos específicos. Así desistió de dar conocer en el foro sus propuestas concretas de políticas y programas sociales. Esta decisión desde mi punto de vista, fue un error pues considero que una proporción muy importante de los que seguimos el debate ya conocemos sus planteamientos sobre la naturaleza y el origen del desastre nacional, la profundidad de la corrupción y el compromiso que tenemos con las generaciones futuras.
Era una oportunidad para que López Obrador nos explicara cómo piensa hacer trascender varios de los programas sociales que ya emprendió en el D.F. mediante transferencias de ingreso a la población- que finalmente acaban beneficiando a los proveedores privados de bienes y servicios- hacia un enfoque de derechos humanos donde los actuales beneficiarios de programas transiten a una posición de detentadores de derechos y a una ciudadanía social efectiva.
Las intervenciones de Josefina Vázquez Mota en materia social parecerían reflejar más de lo mismo que hemos vivido en los últimos doce años: numerosos programas y acciones en el campo social, que responden a ocurrencias e ideas brillantes de algunas personas que en algún momento participaron en instituciones de caridad y asistencia social y que piensan que los servicios que brindaban a un pequeño grupo pueden transformarse en políticas públicas aplicables a todos y todas y en todo el territorio nacional. Lamentablemente, no se aleja de la matriz asistencialista y clase-mediera que ha caracterizado los programas sociales del panismo.
Es cierto que fue la candidata que más propuestas concretas realizó a lo largo del debate; que posiblemente está más cercana a algunos de los temas que en materia social se están discutiendo entre las organizaciones de la sociedad civil, pero ello no significa que tenga una estrategia clara en lo social y en algo que ella misma destacó, la relación de lo social con lo económico.
Finalmente Gabriel Quadri en sus intervenciones en el campo social, además de la arrogancia que lo caracteriza como el que posee la verdad revelada porque todos los “políticos” son unos ignorantes y lo único que hacen es descalificarse, representó la posición más conservadora. Es aquella que subordina todos los logros en materia social al crecimiento de la economía. Este crecimiento según el candidato del PANAL sólo se logrará si se llevan a cabo cuatro reformas estructurales: la fiscal, la energética, la laboral y la educativa. En síntesis, interpretando su posición la desaparición del Estado y de sus monopolios, la presencia salvadora del mercado y de las empresas privadas y que cada uno de los mexicanos y mexicanos tengan la libertad para morirse de hambre si así lo deciden.
Preocupa la falta de actualización de las agendas de los candidatos para incorporar los grandes cambios sociales que están ocurriendo en el mundo y México en particular. Mencionemos sólo dos: primero las profundas transformaciones que experimentan los agentes sociales que contribuyen al desarrollo de los seres humanos como son las familias, las escuelas, las comunidades de amigos y de trabajo y la influencia de los medios de comunicación. Un segundo ejemplo es el efecto de las migraciones de hombres y mujeres en la sostenibilidad de la producción de alimentos y en la preservación de recursos como los suelos, el bosque, el agua y la biodiversidad.
Un panorama triste en materia de propuestas de política social, donde los conservadores se disfrazan de progresistas utilizando propuestas que durante muchos años se han planteado en el país como alternativas a la política social neoliberal como es la relativa a la seguridad social universal y su financiamiento mediante presupuesto público o el derecho al nivel más alto de salud para todos y todas mediante la integración de un sistema nacional de salud. La diferencia sin embargo, está en los detalles sobre cómo se concretarían las propuestas generales y quién cargaría con los costos.
Artículos Relacionados: