El futuro del calentamiento global comenzó hace mucho

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Desde que llegué a Israel hace casi 12 años, he seguido muy de cerca la problemática del calentamiento global. Escuché varias veces a Al Gore quien se ha dedicado al tema desde que era vicepresidente de Estados Unidos. Estoy siempre buscando noticias sobre el tema para saber de los avances en la búsqueda de soluciones. Cada vez quedo más desilusionada con lo que leo y escucho.

Recientemente se llevó a cabo en Bali la Conferencia sobre Climatología Mundial auspiciada por las Naciones Unidas y, al terminarse, el mundo tendrá que decidir si el vaso está medio lleno o medio vacío. En cualquier caso, sería bueno revisar la calidad del agua. Nadie verdaderamente cree que habrá alguna mejora de las condiciones mientras los Estados Unidos no tomen la iniciativa.

Hay una absoluta ceguera de lo monstruoso de la situación que estamos viviendo y que todo el mundo, sin excepción, habrá de sufrir. Y no habrá cambio alguno mientras no exista un liderazgo global preparado para visualizar el horrendo futuro que tenemos delante.


¿Cuándo se entenderá que el calentamiento global es una amenaza tan severa como la del terrorismo y que los gases expedidos por los automóviles y la industria son tan peligrosos como los que se usan en las guerras?

No hay elección: los países desarrollados tienen que comenzar AHORA mismo a concretar los cambios necesarios así tengan que sacrificar su estándar de vida para salvar al planeta. El futuro comenzó hace mucho y no hay tiempo que perder.

México e Israel no han escuchado a las campanas que llaman con insistencia. En ambos lugares, los líderes están engullendo y bebiéndose a sus respectivos países escudándose en la certeza de que mañana estaremos muertos.

Nos encanta decir que lo más preciado que tenemos son nuestros niños, sin embargo, hemos envenenado a su legado.

La prensa también está dormida, sólo se despierta cuando se da algún evento sensacionalista. Ella no está comprometida con la solución al problema y trata a los males ambientales como si fuera una epidemia gripal que al rato desaparecerá. La prensa no ha usado de su bien conocida fuerza para aguijonear a los políticos hacia una campaña de acción y éstos, a su vez, duermen en sus laureles.

Todos sabemos que los cambios climatológicos son producto de la mano del hombre (en China escuché decir a unos científicos que modificarán las temperaturas para las Olimpíadas del 2008).

Durante la Conferencia de Bali, los argumentos en pro y en contra de las decisiones a tomar resultaron un verdadero Teatro del Absurdo. Un coro de 200 naciones gritó mil veces por la necesidad de acciones de emergencia y las naciones líderes desafiaron a la comunidad internacional.

Repentinamente, al final de la conferencia, un momento antes de que se declarara el gran fracaso, una voz desafiante se dirigió a los Americanos y les dijo: «Si por algún motivo ustedes no quieren ser los líderes del movimiento que salve al planeta, déjenlo en nuestras manos, háganse a un lado y no interfieran».

Las palabras cayeron como un balde de agua helada. Hubo murmuraciones en toda la sala y luego un aplauso contundente. La delegación Americana, después de unos momentos de duda, se unió al consenso de la sala.

¿Quién había sido la voz del mundo que se atrevió a desafiar a los grandes líderes? El delegado de Papúa, Nueva Guinea, ese minúsculo país del sudeste Pacífico, casi al final del mundo. La isla se convirtió en la cabeza y los Estados Unidos en la cola. Este pequeño país, con su magnífica flora y fauna, decidió salvarse pues no está preparada para desaparecer cuando los icebergs se derritan, los océanos se desborden, las tormentas se intensifiquen, las especies se extingan y la tierra se cubra de desierto.

Los celos me carcomían al escuchar al delegado de Nueva Guinea enfrentarse sin temor a los gigantes Americanos y a sus socios para decirles: «Si ustedes no quieren, o no pueden, háganse a un lado.» Y no solamente en cuestiones del medio ambiente… también en cuanto a la guerra y la paz… ¿Cuándo escucharemos a los «chicos» (México, Israel y otros) tomar la iniciativa y ser la voz de la mayoría? ¿Estaremos siempre supeditados a los intereses de las grandes economías?

Quizás, no…
(Inspirado por Y. Sarid)

Acerca de Lucy Kreimerman

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