Los atentados de París alientan la falsa impresión de que, en cierto sentido, el ISIS ha conseguido un seguimiento mayoritario entre los árabes. En realidad, lo cierto es justo lo contrario. Una abrumadora mayoría (cerca del 95%) de relevantes poblaciones árabes tiene unaimagen negativa del grupo terrorista. Actualmente sólo entre el 2 y el 4% de las poblaciones egipcia, saudí, jordana o kuwatí tienen siquiera una imagen “bastante positiva” de la organización.
No son estimaciones, sino datos reales obtenidos en estudios científicos. Yo mismo organicé y patrociné esas investigaciones en Egipto, Arabia Saudí, Jordania y Kuwait entre agosto y septiembre de este año. Fueron realizadas por una empresa de sondeos líder de la región, independiente y totalmente apolítica, que se mantiene en el anonimato por temor a represalias. Cada estudio se basó en entrevistas personales a una muestra representativa de 1.000 adultos, distribuida geográficamente a escala nacional.
Y estos resultados confirman la insignificante popularidad del ISIS que fue registrada en el primer estudio de este tipo, realizado casi exactamente un año antes. Ese estudio también mostró unas cifras de apoyo al ISIS extremadamente bajas (de un sólo dígito) en dos países más: Emiratos Árabes Unidos y el Líbano. En Jordania, donde el grupo consiguió un apoyo relativamente alto (el 8%) en septiembre de 2014, la valoración ha caído aún más, hasta apenas un 4%. En este punto, por tanto, las pruebas son convincentes: el ISIS no cuenta más que con una minúscula base de apoyo en buena parte del mundo árabe.
Desde luego, incluso un grupo pequeño puede causar graves daños. Pero está claro que el ISIS no es un movimiento de masas. Y durante el año pasado, como demuestran estos estudios, su ya baja popularidad entre la mayoría de la opinión pública árabe ha ido en declive, no en aumento.
Pero aunque las cifras son sólidas no implican que esta amplia población árabe, mayoritariamente suní, rechace todas las organizaciones fundamentalistas. Los Hermanos Musulmanes, por ejemplo, aún reciben valoraciones favorables de entre un cuarto y un tercio de la población de cada uno de los cuatro países recientemente estudiados, aunque la organización haya sido ilegalizada en alguno de ellos. Estas controvertidas opiniones refuerzan la credibilidad de los estudios, aun cuando recalquen lo extremadamente poco apreciado que es el ISIS por la opinión pública árabe.
El casi absoluto rechazo al ISIS tampoco significa que esas poblaciones árabes quieran unareforma religiosa del islam. A la pregunta de si sería una buena idea interpretar el islam de forma más moderada, tolerante o moderna, tan sólo una quinta parte de los encuestados respondió afirmativamente en Egipto, Arabia Saudí, Jordania y Kuwait. Pero el ISIS es tan radical y reaccionario que repele incluso a la mayoría musulmana conservadora de esos cuatro países.
Además, a cada población se le pregunto cuáles deberían ser las dos principales prioridades (de una lista de seis opciones) de la política exterior de sus respectivos Gobiernos. La opción vencedora en los cuatro países fue “el conflicto con el Daesh” o ISIS. Por diversos márgenes, esta opción superó a las otras cinco: el conflicto palestino israelí, el de Siria, el existente entre Irán y los países árabes, el de Yemen y el que reina entre las diversas sectas o movimientos del islam.
Otro descubrimiento relevante del estudio es el siguiente: en cada una de estas representativas sociedades árabes, Francia es el doble de popular que Estados Unidos o Rusia. Cerca de un tercio de los egipcios, de los saudíes, de los jordanos y de los kuwatíes expresaron una opinión positiva sobre Francia. Turquía, que es una nación islámica amiga, tan sólo obtiene como media 12 puntos más. Comparativamente, tanto Estados Unidos como Rusia obtienen puntuaciones positivas de sólo un 10% y un 16%.
Así que por supuesto que hemos de llorar a las víctimas de las horribles atrocidades cometidas por el ISIS en París y en otros lugares. Y busquemos con aún mayor denuedo formas de luchar contra esta perversa plaga contraria al islam. Pero no cometamos el peligroso error de creer que el ISIS es el campeón y el futuro de las masas árabes y musulmanas; eso es lo que el grupo terrorista querría que creyéramos, y no sería más que añadir un insulto ruin y sin sentido a la terrible herida. Porque lo cierto es que, salvo para una pequeña pero terriblemente destructiva y sensacionalista minoría, la gran mayoría de los musulmanes de todas las sociedades analizadasrechaza claramente a esos extremistas fanáticos y sanguinarios que pretenden actuar en su nombre.
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