El islam en el futuro de Hispanoamérica

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La actual expansión islámica a través el mundo no ha dejado indemne a la América de habla española y portuguesa. El continente está en la mira del islamismo, y los años venideros confirmarán la tendencia actual, aún poco explícita y ciertamente desconocida por propios y extraños.

De un trabajo de un profesor universitario venezolano (sin duda bolivariano) extraígo los siguientes pasajes.
(El texto completo se podrá leer en el enlace adjunto).
http://www.serbi.luz.edu.ve/scielo.php?pid=S1012-15872001008000006&script=sci_arttext

La selección que hago es algo larga y las lecturas extensas suelen desanimar a los lectores. Aún así les aconsejo que lean todo.


El trabajo comienza así: (las negritas en el texto son mías).

Posibilidades de crecimiento del Islam en América Latina: oportunidades y dificultades
Gabriel Ernesto Andrade

Escuela de Sociología. Facultad de Ciencias Económicas y Sociales. Universidad del Zulia.

Este trabajo elabora un diagnóstico de las posibilidades de crecimiento del Islam en América Latina, considerando las oportunidades y dificultades para su expansión y crecimiento. En este sentido, se analiza como oportunidades de crecimiento la búsqueda de nuevas identidades, las difíciles condiciones sociales latinoamericanas, el paralelismo entre el Islam y el marxismo y el apoyo financiero proveniente de naciones islámicas. Como dificultades se analiza la rigidez cultural del Islam, la secularización de la sociedad latinoamericana y la proximidad de América Latina con EE.UU. y Occidente. Finalmente, se muestra las estadísticas de la situación actual del Islam en América Latina, y se concluye que el Islam crece en la región, pero de manera lenta y progresiva.

(…)

No obstante, a partir de la segunda mitad del siglo XX, el Islam ha empezado a recobrar la fuerza expansiva de la Edad Media, concentrándose en reafirmar su dominio en sus territorios tradicionales, a la vez que comienza una expansión a regiones tradicionalmente no musulmanas, entre ellas, América Latina. A pesar de la existencia de minorías musulmanas en las naciones latinoamericanas desde la época colonial, el Islam nunca se había planteado a América Latina como objetivo de su expansión, sino hasta finales del siglo XX.

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Sin embargo, hacia la década de los 60, el dominio del Catolicismo empezó a sufrir desafíos de fuerzas externas e internas provenientes dentro de la misma Iglesia Católica. Externamente, el auge de las iglesias protestantes, así como el surgimiento de guerrillas y el establecimiento de regímenes de ideologías marxistas, han constituido una amenaza para el tradicional dominio del Catolicismo en América Latina. Internamente, la Teología de la Liberación como contraparte al Catolicismo tradicional y el desgaste de muchos de los paradigmas católicos, han constituido un desafío al dominio imperante del Catolicismo.

Así pues, el siglo XX ha constituido una época de profundas transformaciones religiosas en América Latina. A partir del siglo XX, la consolidación que por casi cinco siglos había logrado el Catolicismo se vio amenazada al permitir la entrada al escenario religioso a las iglesias protestantes, el enfrentamiento a los regímenes seculares y a las rebeliones teológicas dentro de la Iglesia Católica. Todos estos factores han contribuido al debilitamiento del Catolicismo en América Latina que ha permitido la penetración de nuevas corrientes religiosas, entre ellas, el Islam.

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En las renovadas búsquedas de identidad, los latinoamericanos pueden encontrar el Islam en sus raíces históricas, ya que constituye un elemento antecesor de dos de las culturas sobre las cuales está construida la identidad latinoamericana: la española y la africana. Esto constituye una ventaja para el Islam en su expansión por América Latina.Durante los siglos VIII-XV España fue escenario de una edad dorada para el Islam, constituyendo un elemento de gran peso en la conformación de la identidad cultural española. A pesar de que el Islam fue despreciado por los posteriores reyes cristianos al suprimir los elementos religiosos, el Islam moldeó la cultura moro-hispana que luego sería exportada a América Latina. De ese modo, el Islam es un participante indirecto, o de segundo grado, en la conformación de la identidad latinoamericana.

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Los vacíos de identidad en muchos de los sectores de la latinoamericana han impulsado una búsqueda de nuevas identidades en raíces históricas, y a partir de esta condición, el Islam ha fundamentado gran parte de su estrategia expansiva en América Latina.

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LAMU (Latin American Muslim Unity) hace énfasis en las raíces islámicas de los españoles, y exhorta a los latinoamericanos a buscar su identidad perdida por medio del Islam. Del mismo modo, los grupos islámicos de Perú y Brasil buscan la identidad islámica perdida de los esclavos africanos Mandika, así como la Nación del Islam en EE.UU. en busca de una nueva identidad africana.

La igualdad constituye uno de los principios fundamentales del Islam. El Corán (fuente de todo pensamiento islámico) enfatiza la noción de igualdad, indicando que frente a Alá (Dios) todos los hombres son iguales, y que toda la humanidad proviene de Adán y Eva, por tanto las diferencias no existen.

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La desigualdad es una característica propia de la sociedad latinoamericana respaldada por el cristianismo y la modernidad. Como opción, el Islam ofrece principios de alta apelación a los latinoamericanos víctimas de la desigualdad.

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El Islam posee un sistema de valores referidos a la propiedad y al capital, la pobreza y el desempleo que puede resultar llamativos para los latinoamericanos inmersos en las situaciones precarias, ya que ofrece una perspectiva sobre la cual los latinoamericanos se pueden sentir amparados.

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En el Islam se considera ilegítimo el cobro de intereses en la actividad bancaria; según el Corán, el capital como instrumento no puede producir más capital, a no ser que esté asociado a cierto tipo de producción. Estos lineamientos han servido de modelo en la actividad bancaria en muchos países islámicos. Frente a la problemática del endeudamiento y la pobreza producto del cobro de intereses en la actividad bancaria en Latinoamérica, el Islam y su prohibición de la “usura” también se convierte en una alternativa de alta apelación para los latinoamericanos.

El compromiso de la riqueza y el capital con la sociedad también es fundamental en el Islam. La Zakat (limosna) constituye uno de los cinco pilares del Islam, y según el Corán, todo propietario debe cumplir sus obligaciones con la comunidad, puesto que así se entiende la voluntad divina. En América Latina, la pobreza es tan abrumadora, que un sistema de creencias que enfatice en la responsabilidad social del capital se hace necesario. Aunque el cristianismo también ha enfatizado en la responsabilidad social del capital, ha tendido a desentenderse de la pobreza en la región, asumiendo posiciones ambivalentes entre ricos y pobres.

Sobre el desempleo, el Islam también se pronuncia de manera diferente a los paradigmas seguidos tradicionalmente en Latinoamérica. El empleo constituye uno de los derechos básicos de los individuos de la sociedad moderna. El Islam permite el uso de tecnologías, pero impide que éstas generen desempleo al reemplazar a la fuerza humana. El hombre adquiere prioridad sobre la máquina, sin que esto signifique un detenimiento de la tecnología, pero requiere que se midan sus consecuencias. La prioridad del hombre sobre la máquina en el Islam es un principio atractivo para los latinoamericanos, puesto que a diferencia de lo que ocurre en la modernidad, impone restricciones morales sobre el desempleo, condición que azota a gran parte de la sociedad latinoamericana.

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En una sociedad donde la indisciplina, la anomia y las tendencias hedonistas e individualistas cada vez cobran más fuerza, dada su capacidad para ejercer un control sobre la conducta de sus fieles, el Islam como religión es de gran apelación para los latinoamericanos. Los vicios carnales como el alcohol, la prostitución y las apuestas están estrictamente prohibidos en el Corán. Los países islámicos figuran como el grupo de naciones con menores índices en este tipo de estas variables. La sociedad latinoamericana cada vez más es afectada por estas desviaciones sociales, producto de las libertades individuales impulsadas por la modernidad. Los principios represivos del Islam, podrían entonces ser llamativos como mecanismo para reponer los valores morales perdidos entre los pueblos latinoamericanos.

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En el Islam, por su parte, la lucha y el conflicto también ocupan un estatuto fundamental. Mientras que el marxismo está basado en la lucha de clases, donde el proletariado eventualmente triunfará, el Islam se fundamenta en el Jihad, o Guerra Santa, como una lucha de los musulmanes frente a los infieles. Esta categoría de ‘infieles’ no implica el ser no musulmán, sino el ser un agente en contra del Islam. Así pues, mientras el marxismo latinoamericano se enfrentaba a EE.UU. por medio del concepto de luchas de clases y el anti-imperialismo, el Islam también se enfrentaba a EE.UU. por medio del JihadEn este sentido, el Islam y el marxismo latinoamericano coinciden no sólo en sus principios basados en la lucha, sino que comparten un enemigo común: el imperialismo cuyo mayor exponente es EE.UU..

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Los actores políticos y los grupos armados que se han enfrentado al imperialismo y a EE.UU. por medio de la ideología marxista ya no lo pueden hacer debido al desgaste del marxismo como paradigma para la acción social. El Islam representa un fresco paradigma para América Latina y puede pasar a cumplir las funciones que en épocas anteriores cumplió el marxismo: servir de fundamento ideológico para la encrucijada frente al imperialismo. Con el Islam, el enfrentamiento a las clases dominantes y a los poderes imperiales no sería una lucha entre el proletariado y la burguesía, sino una lucha entre los musulmanes y los infieles.

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No sólo la acción política revolucionaria se presenta como una oportunidad política para la expansión del Islam en América Latina; el acercamiento diplomático entre Latinoamérica y los países islámicos también constituye un factor favorable para el Islam en la región. Venezuela, Ecuador y México, países productores y exportadores de petróleo comparten intereses con muchos países islámicos que también son exportadores de petróleo. Este acercamiento diplomático ha trascendido la esfera política y comercial, y ha abarcado la esfera cultural. Así pues, por medio de estos lazos diplomáticos, el Islam también cuenta con oportunidades para establecerse en Latinoamérica.

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El Islam cuenta con un gran apoyo financiero para su expansión proveniente de la riqueza de los países musulmanes interesados en exportar su religión a zonas tradicionalmente no musulmanas. Con este apoyo financiero se han construido importantes mezquitas y centros islámicos en ciudades como Buenos Aires, México D.F., Caracas y Lima, así como mezquitas de menor escala en ciudades con menor población, entre ellas, la de Maracaibo, Venezuela. (…)

SITUACIÓN ACTUAL DEL ISLAM EN AMÉRICA LATINA

Actualmente hay alrededor de un millón de musulmanes en América Latina. El 90% de los musulmanes latinoamericanos son inmigrantes, la mayoría provenientes de países islámicos junto a sus descendientes, mientras que un 10% es nativo de la región.

El número de inmigrantes provenientes de los países islámicos ha descendido notablemente en los últimos quince años; ello es debido a que América Latina ya no presenta las mismas oportunidades para los inmigrantes. De ese modo, las posibilidades de crecimiento del Islam en América Latina dependen de la aceptación de los latinoamericanos que no provienen de países islámicos. En este sentido, las instituciones islámicas de Latinoamérica han fundamentado su estrategia expansiva en la búsqueda de nuevos adeptos nativos de la región.

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Las autoridades encargadas de exportar y expandir el Islam por el mundo entero han colocado a América Latina en un segundo plano en el marco de sus prioridades, ofreciendo mayor apoyo logístico y financiero a los movimientos islámicos de los países del primer mundo, tales como EE.UU. y las naciones de Europa occidental.

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CONCLUSIONES

A partir de la renovada expansión islámica de la segunda mitad del siglo XX y el declinamiento del Catolicismo en América Latina, el Islam ha planteado sus posibilidades de crecimiento en la región.Para lograr este objetivo, el Islam cuenta con oportunidades culturales, sociales y políticas. Los vacíos de identidad cultural en muchos sectores de la población latinoamericana ha emprendido una búsqueda de nuevas identidades en raíces históricas, entre ellas, las raíces islámicas de la cultura española y africana.

Igualmente, frente a las difíciles condiciones sociales de Latinoamérica, especialmente la desigualdad, la pobreza y el desempleo, el Islam se presenta como una religión llamativa a los latinoamericanos, debido a que ofrece nuevos paradigmas referidos a la economía y sociedad opuestos a los tradicionalmente seguidos.

Como ideología frente al imperialismo, el concepto de Jihad o Guerra Santa en el Islam también constituye una oportunidad para penetrar en Latinoamérica, ya que tiene la capacidad de substituir o complementar al marxismo (el cual ha declinado).(…)

Los actores políticos latinoamericanos en búsqueda de motivación para los movimientos revolucionarios podrían utilizar el Islam como nueva consigna ideológica.

El balance de las oportunidades vs. las dificultades para el crecimiento del Islam en América Latina es difícil de estimar. No obstante, el Islam es la religión con mayor crecimiento demográfico en el mundo, y América Latina no escapa a esta estadística. En este sentido, el Islam crece en América Latina de manera lenta, pero progresiva.

Fuente: http://layijadeneurabia.com/2009/06/17/el-islam-en-el-futuro-de-hispanoamerica/

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