El viejo rencor antisemita

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Recibo, cada dos o tres días y en mi correo electrónico, un mensaje de un cobarde antisemita llamado Mario Ceva a quien intenté vanamente responder y no pude. El miserable no responde, su dirección no existe o bien tiene, como yo ahora, un cortafuegos que, no obstante, no puede evitar que yo reciba los títulos de sus mensajes. El tipo insiste e insiste en enviarme su despreciable mierda que, a la luz de su abundancia, debe de sobrarle. Ya no me molesta, en realidad, es como una luz roja, un semáforo que anuncia que uno debe pararse y meditar. Como él hay cientos de miles que destilan un viejo y reconocible veneno. Tienen la lengua bífida de las serpientes y están tan cargados de sus propias toxinas que uno se pregunta cómo alguien puede ser tan paranoico todo el tiempo.

Parece como si no hubiese otro tema en el mundo, el escándalo y misterio de la supervivencia judía los aterra y se protegen segregando su pócima letal. No hay manera de refutar a una mente así, como no hubo, en su momento, más que emprender una guerra contra el nazismo y hoy contra el Daesh. La cabeza del tal Mario Ceva está llena de conspiraciones y engaños, amenazas y delirios sin cuento, que a cualquiera que la tuviese sobre los hombros le pesaría tanto que no podría ni caminar. Abreva, este redomado antisemita, tanto en las viejas revistas fascistas como en las nuevas. No le es necesario apelar al crimen ritual, ni siguiera a la crucifixión o el deicidio, hoy Israel es-a su juicio-mucho peor. Resume todas las acusaciones anteriores y acrecienta su culpa por los cuatro costados.

Innecesario es decir que es un negacionista: todo lo que cuentan y demuestran con hechos los israelíes y los judíos ciudadanos del mundo, todos los bienes que aportamos a la Humanidad son para él un mero cuento chino, pura mentira. No hubo Holocausto, no es necesario indemnizar a nadie ni restituir ninguna propiedad u objeto de arte robado. Suena tan pesado este viejo rencor que suelo preguntarme qué espera el desgraciado de mi. ¿Acaso quiere convencerme? ¿Maltratarme? ¿Hacerme ver cosas para las que estoy ciego? No, nada de eso: no quiere hablar conmigo, escucharme. Lo que quiere es oler sus propias y espantosas miserias, necesita decirse en voz alta que odia pues eso le hace creer que piensa y ha descubierto secretos de alto valor estratégico.


Por lo tanto, imagino, pierde su tiempo porque para él el tiempo no vale nada, en realidad nada vale nada. Su idea de que el calamar sionista impregna todo con su oscura tinta no sólo no tiene ningún asidero, sino que me ha hecho pensar en que el tal Mario Ceva es una entelequia creada bien por los Hermanos Musulmanes, bien por los partidos de extrema derecha europea que afilan los cuchillos que venden a los jóvenes y desesperados palestinos. La máscara de un rostro más vasto y cuarteado por las arrugas de la desesperación, ya que no pueden ni podrán con nosotros, ni siquiera con la inestimable ayuda de la Unesco, ese circo de animales apócrifos y monstruos ilustrados que viven del dinero árabe.

Dondequiera que se halle el tal Mario Ceva le deseo lo peor a él y a los que piensan como él. Ya les llegará su Dresde, ya le caerán encima los mismos escupitajos que lanzan al vacío con mala puntería. El pueblo judío, el pueblo de Israel, ha venido al mundo para servir al mundo y tiene la longevidad está asegurada. Ahora más que nunca.

Acerca de Mario Satz

Poeta, narrador, ensayista y traductor, nació en Coronel Pringles, Buenos Aires, en el seno de una familia de origen hebreo. En 1970 se trasladó a Jerusalén para estudiar Cábala y en 1978 se estableció en Barcelona, donde se licenció en Filología Hispánica. Hoy combina la realización de seminarios sobre Cábala con su profesión de escritor.Incansable viajero, ha recorrido Estados Unidos, buena parte de Sudamérica, Europa e Israel.Publicó su primer libro de poemas, Los cuatro elementos, en la década de los sesenta, obra a la que siguieron Las frutas (1970), Los peces, los pájaros, las flores (1975), Canon de polen (1976) y Sámaras (1981).En 1976 inició la publicación de Planetarium, serie de novelas que por el momento consta de cinco volúmenes: Sol, Luna, Tierra, Marte y Mercurio, intento de obra cosmológica que, a la manera de La divina comedia, capture el espíritu de nuestra época en un vasto friso poético.Sus ensayos más conocidos son El arte de la naturaleza, Umbría lumbre y El ábaco de las especies. Su último libro, Azahar, es una novela-ensayo acerca de la Granada del siglo XIV.Escritor especializado en temas de medio ambiente, ecología y antropología cultural, ofrece artículos en español para revistas y periódicos en España, Sudamérica y América del Norte.Colaborador de DiarioJudio, Integral, Cuerpomente, Más allá y El faro de Vigo, busca ampliar su red de trabajos profesionales. Autor de una veintena de libros e interesado en kábala y religiones comparadas.

1 comentario en «El viejo rencor antisemita»
  1. Saludos Mario Satz. “El cobarde antisemita Mario Ceva”, como le llamas, no alcanza los tres niveles necesarios para considerarlo ser humano. Por lo que leo, logra sólo el primer nivel, el biológico. está muy lejos del nivel psíquico y del intelectual. Aceptémoslo así, con esas limitaciones de animal subdesarrollado y regalémosle lástima. Un abrazo.

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