La semana pasada tuve el gusto de viajar a Veracruz y visitar el Museo de Antropología de Xalapa y la zona arqueológica del Tajín.
Sin duda, dos de los sitios que cuentan la rica historia de las culturas precolombinas y que ponderan su grandeza.
Quizá lo que más me intrigó fue comparar las formas evolutivas entre las culturas mesoamericanas y las de Mesopotamia y el Cercano Oriente, ambas predominantes a nivel mundial. Mientras que las culturas orientales están caracterizadas por el desarrollo de su escritura y sus textos, que permiten conocer en detalle todos los aspectos de su vida, las mesoamericanas son más emblemáticas en cuanto al origen y vida cotidiana de sus sociedades.
En unos días tendremos la oportunidad de reunir a las antiguas y ricas historias y culturas que caracterizan estas dos regiones, en un simposio organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia y la Autoridad Israelí de Antigüedades.
Por primera vez se discutirán temas relacionados a los patrimonios arqueológicos como parte de la identidad nacional y patrimonio cultural de ambos países.
Como sucede con México, que permite leer en su tierra el paso de distintas civilizaciones, Israel —desde la prehistoria, hasta el final del dominio otomano— ha sido puente geográfico, una zona rica de vestigios históricos de distintos tiempos, civilizaciones y culturas.
Durante milenios Israel ha servido como lazo geográfico y cultural entre Oriente y Occidente. Además de ser el legado espiritual de las tres grandes religiones monoteístas, los vestigios arqueológicos permiten conocer en especial la vital relación histórica entre el pueblo judío, la Biblia y la Tierra de Israel, y ponen al descubierto el legado cultural del pueblo judío con su patria.
En Israel se han conocido y protegido por ley unos 20 mil sitios antiguos.
Entre ellos: ciudades bíblicas como Jatzor, Meguido, Beer-Sheba y Dan; del periodo del Segundo Templo como Tiberíades, Gamla y las fortalezas de Masada y de Herodión (construida por el gran Rey Herodes); Kumran, en el desierto de Judea cerca del Mar Muerto, donde fueron descubiertos los Rollos del Mar Muerto, así como ciudades romanas y bizantinas como Cesárea y Beit Sheán, ciudades del periodo musulmán como Ramle, fortalezas del periodo Cruzado como Acre y Cesárea y otros. Jerusalén, la capital, ha sido el foco de una amplia actividad arqueológica donde han sido relevados remanentes que dan fe de cinco mil años de historia.
Cada año decenas de lugares de todos los periodos históricos del país son excavados. Es interesante notar que uno de estos sitios es Magdala, el pueblo natal de María Magdalena, en donde las excavaciones se hacen en conjunto con estudiantes de la universidad Anáhuac Campus Sur, utilizando métodos vanguardistas de la tecnología arqueológica. Las excavaciones forman parte del desarrollo del proyecto Magdala Center, encabezados por el Pontificio Instituto Notre Dame de Jerusalén y los Legionarios de Cristo. El socio israelí es la Autoridad de Antigüedades, que por la primera vez otorga una autorización de excavación para una universidad Latinoamericana.
Uno de los temas que los expertos mexicanos e israelíes van a tratar en el simposium son los retos y las realidades en torno a la protección del patrimonio arqueológico en áreas de crecimiento urbano. En Israel, por ejemplo, la ley exige que todo sitio escogido para la construcción sea examinado para descartar la posibilidad de existencia de remanentes arqueológicos, y se lleva a cabo una excavación en caso de parecer necesario. Otros temas son: el manejo del material arqueológico, es decir, su conservación y difusión; la arqueología y su problemática regional; patrimonio de la humanidad (el caso de México); así como temas institucionales.
* Artículo publicado en la columna “Ideas mediterráneas” en Excelsior el 16 de junio, 2011.
Rodica Radian-Gordon es Embajadora del Estado de Israel en México.
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