El director de Pediatría del hospital Hadassah, Hospital Escuela de la Universidad Hebrea de Jerusalem, Eitan Kerem, recibió a la Agencia Judía de Noticias (AJN) en el prestigioso centro médico, donde nació él y toda su familia. “Abrimos un centro para enfermedades crónicas único en el mundo, que permite evitar que los niños pasen por intervenciones quirúrgicas, terapias y permanecer internados en el hospital. El mejor lugar para un chico es su propia casa”, resaltó.
“Tenemos médicos que vienen de Ramallah, de Hebrón y de la Franja de Gaza que trabajan con nosotros. Todos juntos atienden a los árabes y a los judíos: son amigos.” Esta otra cara de lo que ocurre en Israel es parte de lo que vive diariamente Eitan Kerem, director de Pediatría del hospital Escuela Hadassah en Jerusalem.
“La primera vez que pensé que quería ser médico fue en el ejército, cuando tomé un curso de enfermero”, recordó en diálogo con AJN. Kerem, de 64 años, nació en el Hadassah de Jerusalem, al igual que sus tres hijas y sus cinco nietos.
En este importante centro médico, junto a sus colegas, lleva adelante investigaciones en enfermedades como la Fibrosis Quística, enfermedades pulmonares infantiles, genéticas, endocrinológicas, cardiológicas, oncológicas y mucho más.
Sus padres llegaron del este de Europa como refugiados, olim nuevos. Tal como era la vida a principios de los años ‘50 en Israel, recibieron comida y vestimenta. “Crecí junto con el país.”
“Me acuerdo que abrieron el Hadassah en Ein Kerem en el año ‘62, yo tenía 10 años entonces. Ese día hubo una fuerte oposición a viajar al Hadassah en Shabat. Una manifestación de religiosos ortodoxos que cortaron el camino para evitar que se viaje al Hadassah. Y me acuerdo que al lado de mi casa se organizaron ambulancias y un montón de personas que decían que había que despejar el camino hacia el hospital.”
“Aprendí medicina en el Hadassah. No era buen estudiante cuando estaba en el secundario y no pensé que me iban a aceptar en una escuela de medicina, pero fue justo después de la Guerra de Iom Kipur, y les dieron una gratificación a los soldados que combatieron en la guerra. Ahí entré.”
Cuando estaba haciendo su especialización en pediatría, estaba de miluim (reserva del ejército). “Cuando llegué a la división de pediatría, dije: ‘Me encanta esto. Esto es lo que quiero hacer’. Me encanta hablar con los chicos, me gusta pensar con ellos. Me gusta de los niños que son muy inocentes. Los chicos son honestos.”
“La inocencia de los chicos que tienen una enfermedad es muy especial, y también los padres que se preocupan mucho por sus hijos”, expresó Kerem.
Respecto a los chicos árabes e israelíes que en el Hadassah son atendidos juntos, manifestó: “Las personas que no conocen Israel, escuchan eso y no lo creen. Doy conferencias en Europa, y las personas con las que converso piensan que Israel es un Estado de apartheid. A mí me presentaron una vez como un médico del único hospital de Israel que atiende a árabes e israelíes por igual.
Tenemos un colegio bilingüe (para los chicos que están internados durante mucho tiempo). Tenemos médicos que vienen desde Gaza, a la mañana temprano para trabajar y a la noche tarde vuelven a Gaza. Tenemos médicos que vienen de Ramallah, de Hebrón, y trabajan con nosotros. Todos juntos. Atienden a los árabes y a los judíos; son amigos”.
“Hace poco estuve en Santiago de Chile, para dar una conferencia, invitado por un pediatra neumólogo chileno. En la sexta conferencia decidí cambiar un poco el esquema. Las personas se sentaron en el auditorio y cuando les conté lo que pasaba acá en Israel, lloraron de la emoción. Ellos pensaron que pasamos todo el día odiándonos en Jerusalem”, agregó.
Dentro del clima de inestabilidad que vive Medio Oriente, el director de Pediatría del Hadassah está “orgulloso por el aire de paz que hay en el hospital”. “El hospital de chicos es un centro de excelencia. Es excelente en la enseñanza, es excelente en la investigación y hay mucha investigación que abre caminos”.
“Nosotros abrimos un centro para enfermedades crónicas, que es único en el mundo. Este centro permite evitar que los niños pasen por intervenciones quirúrgicas, terapias y permanecer internados en el hospital. El mejor lugar para un chico es su propia casa”, resaltó con sencillez.
“Una de las cosas que veo que alaban a Israel es por la innovación, la creatividad. La gente habla del Hadassah en todo lo que tiene que ver con la investigación. Investigación neurológica. En pediátrica, creo que somos líderes en lo que tiene que ver con investigación de Fibrosis Quística”, concluyó.
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