Jerusalén no puede ser una promesa de campaña política

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Tengo que serles sincero: el Presidente Donald Trump ha cometido el mayor error histórico que los Estados Unidos haya podido realizar nunca con respecto al conflicto israelí-palestino. Ya sé que muchos de ustedes discreparán conmigo. Pero permítame dejarle claro que yo apoyo y creo que los Estados Unidos debería relocalizar su embajada en Jerusalén-no sólo porque es donde todas la estructuras del estado israelí se localizan- sino porque ésta es legalmente la capital del estado judío. A pesar de ello, este no es el momento adecuado para iniciar el proceso de relocalización de la embajada estadounidense de Tel-Aviv a Jerusalén, y menos de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel. Por favor, através de este texto, permítame demostrarle porqué. Luego de la Guerra de los Seis Días en 1967, Israel expandió sus fronteras de guerras-por ende, no permanentes-y pasó a controlar la Península del Sinaí, la Franja de Gaza, los Altos del Golán, las Granjas de Shebaa y la franja oriental de Jerusalén. Cabe destacar, que aunque esta guerra fue llamada como la “Guerra de los Seis Días” sólo tuvo eventos destacables los primeros dos días del conflicto porque durante los otros cuatro días Egipto, Jordania y Siria estaban totalmente derrotados. Tan solo en el primer día de la guerra, Israel acabó con más del 80% de la aviación egipcia y con el 35% de la aviación jordana.

Dejando a un lado todo lo antes expuesto para entender la efectividad del ejército israelí en esta guerra incoada por ellos mismos, dos semanas después de este conflicto el Ministerio del Interior de Israel extendía su soberanía sobre Jerusalén del Este. No sería hasta 1980 cuando la Knesset aprobaría la anexión-oficialmente-de Jerusalén del Este al territorio soberano israelí. Antes de que esto ocurriera, ya la comunidad internacional y las misiones diplomáticas en Israel no reconocían esta movida y habían ya comenzado a trasladar sus embajadas a Tel-Aviv. Cabe destacar que países como Costa Rica y El Salvador mantuvieron sus embajadas en Jerusalén Oeste hasta el 2006, a pesar de que el resto de las misiones se habían ido ya a Tel-Aviv.

Como hemos mencionado previamente, la infraestructura gubernamental y judicial del estado de Israel está en Jerusalén y a esto es a lo que ha apelado Trump para no firmar otro “waiver” que posponga el traslado de la Embajada de los Estados Unidos a Jerusalén. Pero José, ¿a qué “waiver” te refieres, por qué el Presidente de los Estados Unidos podía retrasar el traslado de la embajada estadounidense? Luego de los Acuerdos de Oslo en 1993, Bill Clinton “cumplió” su promesa de aprobar legislación que permitiría mover la delegación diplomática estadounidense a Jerusalén en 1995.


Sin embargo, dentro del “Jerusalem Embassy Act”, se establecía un “waiver”-o renuncia-el cual el presidente podría firmar cada 6 meses y aplazar así el mover la embajada estadounidense a Jerusalén. Aunque el propio Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama había realizado este “waiver” cada 6 meses, Trump no realizó esto el pasado Lunes. Aunque la Unión Europea, el Reino Unido, Francia, Irán, Jordania, la Liga Árabe, la Autoridad Palestina, entre otros, se oponen a que los Estados Unidos mueva su embajada a Jerusalén y que reconozca a Jerusalén como la capital de Israel, Trump ha hecho todo lo contrario. Ha comenzado el proceso de movilización de la embajada a Jerusalén e incluso ha reconocido la soberanía israelí sobre la ciudad. Quizás la intención de Trump es distraer al público del “Rusiagate”, o cumplir con la promesa que le realizó a los evangélicos estadounidenses sobre este asunto en campaña. Sin embargo, les puedo afirmar enérgicamente que cumplir con las ideas “mesiánicas” de un grupo religioso y ceder a la presión de ciertos grupos de cabildeo en los Estados Unidos, pudiera llevar a Israel y la región a un caos brutal a largo corto plazo. Estas son las razones. Primero, no existe la necesidad de movilizar la embajada estadounidense a Jerusalén antes de que se alcance un acuerdo de paz entre los Israelíes y los Palestinos. Luego de la Guerra de los Seis Días, los Palestinos pasaron de reclamar como su futuro estado lo que en ese entonces era Israel y añadieron también a sus pretensiones a Cisjordania y a la Franja de Gaza.

Aunque esta postura cambió en 1988 cuando la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) declararon su “independencia” y reclamaron su soberanía sobre Cisjordania y Gaza luego de que Jordania dejara de reclamar a Cisjordania, los Palestinos adoptaron también la resolución 242. Recientemente, Hamas ha reconocido está resolución también aunque no cambian, al menos en público, su retórica belicista y anti-Israel. Pero, dentro de este marco y basado en la esencia de lo que fue alcanzado en los Acuerdos de Oslo en 1993, Jerusalén del Este sería la capital de ese futuro estado palestino a largo plazo. Eso es una realidad, y aunque es obvio que hoy día esto no puede ponerse en práctica, en un futuro acuerdo de paz debería de haber co-soberanía por parte de los Palestinos y los Israelíes en esta zona específica de Jerusalén. Sino, el futuro “acuerdo final de paz” nunca llegará a ningún lugar. Esto es lo que al parecer Presidente Trump no entiende. No se puede declarar a Jerusalén como la capital de Israel si esto que antes he mencionado no es alcanzado. El Presidente Trump hubiera sido más sensato si hubiese nombrado a Jerusalén Oeste, como lo hizo Rusia este pasado Abril, como la capital de Israel. Sin dudas, hubiera cumplido con su promesa a medias, pero esto hubiese sentado las bases para que se inicie un acuerdo verdadero entre ambos bandos. Por otro lado, actualmente el Consulado General de los Estados Unidos en Jerusalén actúa-literalmente-como la Embajada de los Estados Unidos en Jerusalén. Por lo que no había la necesidad de tomar este paso tan precipitado.

Segundo, si reconoce a los ciudadanos estadounidenses nacidos en Jerusalén como individuos nacidos en Israel esto iría en contra de la jurisprudencia existente con respecto a este tema. Tercero, el declarar a Jerusalén como la capital de Israel y mover la embajada podría dar paso a que inicie una cuarta intifada. Esto no solo sería doloroso, lastimoso y peligroso, sino que crearía más problemas en la sociedad israelí y podría debilitar a la coalición gubernamental de Netanyahu si ataques terroristas de dimensiones nunca antes vistas ocurrieran. Actualmente, los tres casos de corrupción y el haber intentado que el público israelí no se enterara sobre los avances de estas investigaciones, han llevado a que Bibi no se pronunciara sobre las movidas de Trump antes de su discurso e incluso le prohibió a sus ministros que hablaran sobre este asunto. Así que podemos de este modo percibir el cuidado con el que el primer ministro israelí se ha tomado esta nueva movida de Trump en el Medio Oriente. Cuarto, las relaciones entre Israel con la Autoridad Palestina, Turquía y Jordania se pueden tensar al punto de que pudieran desaparecer. La Autoridad Palestina, sabiendo de que está en una posición de debilidad total, ha reclamado de que Jerusalén del Este será la capital de su futuro estado y ha dejado claro de que esta nueva movida por parte de Trump será el fin del proceso de paz.

Mientras tanto, Turquía, el primer país musulmán en reconocer a Israel en 1949, ha dejado claro que convocará a una conferencia junto a otros países musulmanes para determinar si anulara sus relaciones diplomáticas con Israel de nuevo. Recuerden que solo hace poco más de un año que Israel y Turquía restablecieron sus relaciones luego de que los turcos cortaran relaciones con los israelíes tras el evento de la “Flotilla de la Libertad” en Gaza. Por otro lado, esta movida también llevará a que las relaciones entre Israel y Jordania se tensen más de lo que ya están. Actualmente la embajada israelí en Aman no está en funciones, y es evidente que el Parlamento de Jordania (muy Pro-Palestino) llevará a que hayan manifestaciones en el país en contra de las medidas de Trump. Por lo que me parece a mi que al Rey Abdalá II no le conviene esto. Esto podría llevar a desestabilizar al reino e incluso empujaría a que Jordania-un país que recibe $1.3 billones de dólares anuales por parte de los Estados Unidos-asuma posiciones contrarias a las que no desea para “apoyar” a su pueblo y no permitir que esta rabia social se rebele en su contra. Interesantemente, cabe mencionar que a pesar de que Jerusalén del Este había sido anexado junto a Cisjordania por el Reino Hachemita de Jordania-algo que solo Pakistán, Irak y el Reino Unido reconocieron- luego de la Guerra de Independencia de Israel entre 1948-1949, Amán continuó siendo la capital de Jordania.

Por lo que es interesante ver si Jordania, institucionalmente y directamente, ahora atacará a los Estados Unidos por el hecho de que éste último quiere mover su embajada a Jerusalén. Si lo hacen, ¿será porque se sienten culpables de que casi 70 años después los Palestinos aún no tengan un estado? ¿Será porque no han podido cumplir a cabalidad ese acuerdo al que llegaron con Moshé Dayan luego de la Guerra de los Seis Días y los Palestinos para ser los guardianes de los lugares sagrados para los musulmanes eficientemente?

Quinto, es evidente que Arabia Saudí y las otras monarquías del golfo no atacarán esta “nueva política” estadounidense. Aunque hagan protestas formales, ellos necesitan a los Estados Unidos cerca, y más agresivo que nunca, para poder atajar el corredor chií que va desde Irán hasta el Líbano liderados por los ayatolás iraníes. Sin embargo, si en estas monarquías, al igual que en los países que he mencionado previamente, no se responde a lo que sus pueblos demandan pudieran tener problemas serios para mantener el orden. Aunque hay que ser consistentes en una cosa: a las monarquías del golfo no les importan los Palestinos. Luego de que tras la Invasión de Kuwait en 1991, Yasser Arafat, líder de la OLP y Fatah, se pusiera de lado de Irak y Saddam Hussein, muchos Palestinos fueron expulsados de las monarquías del golfo. Desde entonces, el asunto israelí-palestino ha pasado a un segundo plano. Un ejemplo de esto es el poco interés de mediación que jugaron los saudíes en los Acuerdos de Oslo y la cercanía que se ha desarrollado entre Israel y éstas monarquías en los pasados años. Así que Arabia Saudí, quien solo hace unos meses firmó un paquete militar por aproximadamente $110 billones de dólares con la actual administración estadounidense, no va a hacer nada ante la movida de Trump.

Finalmente, el problema del discurso de Trump y la nueva postura que asumirá la administración estadounidense con respecto a Jerusalén, es que no se deja claro si la embajada será relocalizada en la porción oeste o este de Jerusalén. Tampoco se clarificó si al decir que “Jerusalén es la capital de Israel” se refiere a la Jerusalén reunificada de la que habla Naftali Bennett. Esta ambigüedad, a pesar de dejar claro de que el estatus final de la ciudad será determinado en un futuro acuerdo de paz entre los israelíes y los palestinos, deja la sensación de que ni siquiera el Presidente Trump se siente en control de determinar cuál es la postura real de su administración con respecto a éste asunto. Este asunto no se trata de cumplir promesas, sino de realizar actos que lleven a la paz.

Acerca de José Lev Gómez

•José Lev Álvarez Gómez is a medical student. •At the undergraduate level, Lev Álvarez holds a B.S. in Neuroscience with a Minor in Israel Studies from The American University in Washington, DC (2015-2019). During college, he interned at the House of Representatives of Puerto Rico, the College Republicans National Committee and The David Project (all in Washington, DC). He then completed a diplomatic internship at the Kurdistan Regional Government (Iraqi Kurdistan) Delegation in Washington, DC. José also worked as an Israel related events coordinator for American University Hillel and as a program assistant for the Center for Israel Studies at the American University. •At the graduate level, Lev holds an MA in International Geostrategy and Jihadist Terrorism from Instituto Internacional de Estudios en Seguridad Global (INISEG)-Madrid, España/Università Telematica Pegaso in Naples, Italy and in 2020 completed a bioethics course at Harvard University. •From 2019-2021, Lev served in a special unit in the Israel Defense Forces (2019-2021) and ended his service as a sergeant. •Álvarez Gómez has a blog in the Times of Israel, is a columnist for Diario Judío (Mexico), and has written for several newspapers such as El Nuevo Día (Puerto Rico), El Vocero de Puerto Rico (Puerto Rico), Latino Rebels (United States) and Red Alert Politics (United States). Lev, who has published more than 140 opinion articles, is the author of two books: "Panorama Internacional: Una mirada a la geopolítica e historia mundial (2016-2017)" and "Puerto Rico: El nocivismo del insularismo y el colonialismo", and completed his minor’s independent project and his MA thesis on the "The Relations of Israel with Basque and Catalan Nationalism and its future geopolitical impact”. José speaks and writes Spanish and English excellently, speaks and writes correctly Catalan, Galego and Ladino, and has professional working proficiency knowledge of Hebrew.

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