Se acerca uno de los días más importantes del calendario judío, para muchos es el más importante, pero no es así…es Shabat. D´s mismo lo declaró así.
Pero lo que quiero ahondar un poco es en lo siguiente: Desde Roshashana hasta Kippur he visto a través de los años, cómo la gente en las reuniones familiares o con amigos se saludan y en muchos casos con falsedad. Ponen en sus muros o mandan mensajes de: “perdón si los ofendí”, pero no se atreven a decirlo personalmente y de forma auténtica.
No me deja de sorprender que esto ocurra. Muchos son muy devotos para ir a la sinagoga a rezar, pero no le dirigen la palabra a su hermano, a sus padres, o aquella otra persona que por alguna situación cae mal.
Es muy fácil pedir disculpas de lejos y ayunar un día e ir a la sinagoga, pero, ¿esto es suficiente? ¿no son los días que D´s nos observa para lo que nos depara?
¿No deberíamos hacer cambios reales?
Es muy sencillo ser amigo de alguien pero a su vez portarse de manera despreciativa con la familia.
Es muy fácil quedar muy bien con el amigo paisano que tiene más dinero que ser un mejor ser humano.
¿Acaso este tipo de valores fundamentales en nuestra religión se pierden?
No digo en todo los casos, pero si veo mucha gente portarse de una manera en estos días y el resto del año ser otra persona completamente diferente.
El cambio real señores, se da de adentro para afuera, ver nuestros errores y tener la valentía de cambiar verdaderamente.
Vivimos en un mundo de apariencias, no hagamos de esta apariencia, una forma de vida.
La forma de vida es que cada día lo vivamos con convicción, con deseos reales de cambios diarios positivos en nuestra vida y por lo tanto en nuestro entorno.
No vivamos de hipocresías porque a D´s no lo engañamos. Nos engañamos a nosotros mismos.
Aprendamos que, si decimos perdón, sea una disculpa sincera, no le ocurre nada a nadie por ser un poco más humilde de corazón en lugar de vivir con rencores y con una vida falsa.
Estos días seamos no sólo en una faceta sino en todas las facetas: íntegros, mejores personas, con conciencia de que cada día es un milagro y que debemos sentirnos orgullosos de ser Yehudís.
¡Jatima Tova!
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