Psicoterapia Judía: La (construcción de la) historia de mi vida

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Ahora, no se preocupen ni se sientan culpables por haberme vendido. ¡Miren! ¡Dios me ha enviado delante de ustedes para salvar vidas! (Breshit 45:5) 

Casi cualquier adulto sabe que la forma en que pensamos sobre situación, afecta el modo en que la experimentamos. ¿O no?  Porque si es así, ¿porque insistimos en empapar de negatividad lo que, con un poco de optimismo, sería mucho más llevadero? ¿Por qué no podemos ser un poco más como Yosef?

Yosef es vendido como esclavo por sus hermanos y, luego, enviado injustamente a prisión por 13 años. Por 22 años no ha visto a su querido padre. Sus hermanos son responsables de una gran cuota de su sufrimiento. Y cuando llega el momento de revelarse como su salvador, Yosef se contenta con asegurarles que no deben sentir culpa pues seguramente el Todopoderoso así lo quiso. Prueba de ello es que Yosef está ahora en posición de salvarles de la terrible hambruna que amenaza la región.


¿Cuál de las historias es la verdadera? ¿Es Yosef una víctima o un salvador? La respuesta es obvia: es ambas. Lo que no es tan evidente es cómo se logra vivir con la convicción de ser el salvador y no la víctima.

Para dar sentido a nuestras vidas, los seres humanos generamos narraciones que integran los eventos y sucesos ocurridos. La forma en que acomodamos estos eventos (o sea, nuestra “historia de vida”) no solamente forma parte de nuestra personalidad; es nuestra personalidad. Con base en nuestro temperamento, valores, metas y demás, generamos estas narraciones que sirven como línea conductora entre pasado, presente y futuro. Nuestra vida es nuestra historia, y nuestra historia, nuestra vida.

Dichas narraciones se hacen evidentes cuando tenemos que explicar a alguien más quienes somos. Lo que es menos evidente es que hacemos lo mismo con nosotros mismos: nos contamos historias sobre nosotros mismos. Historias en las que no solamente somos el personaje principal, también somos el narrador de las mismas.

La terapia narrativa es una corriente psicoterapéutica que busca ayudar a los consultantes a generar narraciones distintas de sus historias personales. Una de sus contribuciones teóricas más interesantes (basada en los postulados filosóficos de Michael Foucault sobre el poder moderno) sugiere que las personas generan historias dominantes de sus vidas que excluyen otras historias secundarias. Estas historias secundarias quedan invisibilizadas y no son integradas a la narrativa oficial de la historia de vida, de forma que una persona que se cree “indeseable”, pasará por alto una enorme cantidad de situaciones en las que fue deseado y querido. De la misma manera, un individuo cuya narrativa oficial sea la de ser “tímido y antisocial”, excluirá aquellas ocasiones en que se haya comportado de modo opuesto, o simplemente las devaluará considerándolos “casos aislados”. Con el tiempo, la narrativa dominante puede comportarse despóticamente, logrando que dichos casos sean realmente cada vez más aislados.

Las consecuencias de esta idea son fantásticas. Si nuestra historia de vida no es más que la inclusión selectiva de ciertos sucesos y la exclusión de otros, entonces es posible generar nuevas narraciones integrando aquellos sucesos previamente excluidos. Esta insurrección de las historias subyugadas es uno de los objetivos de la terapia narrativa.

Aún sin acudir a consulta psicoterapéutica, la idea mismo de cómo configuramos nuestra historia de vida resulta transformadora. En nuestra búsqueda de sentido, olvidamos incluir evidencia que apunta a que, en realidad, ya somos aquello que siempre hemos deseado ser. Más que “enojones”, “envidiosos” o “perezosos”, somos personas que hemos experimentado enojo, envidia y pereza, así como todo lo contrario. Está en nuestras manos la historia que vayamos a contar.

Algunos autores sugieren que la negatividad es una función humana natural con funciones de supervivencia, ayudándonos a evitar el peligro y reaccionar rápidamente en casos de crisis (Alderman, 2017). Pero también es un pésimo narrador de historias de vida, y la fuente principal de estrés y preocupación en nuestras vidas.

Estoy convencido de que es posible seguir el camino de Yosef y construir vidas en las que seamos los héroes y no las víctimas, recordando que somos nosotros los propios narradores.

Acerca de Jonathan Gilbert

R. Jonathan Gilbert es Terapeuta Familiar y de Pareja. Es fundador de Biná, Instituto dedicado a la investigación e integración de las enseñanzas judías en la práctica psicoterapéutica.

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