La Dama Negra

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  Ama las palabras, agoniza por las frases  
                                                                                                                                  y pon tu atención en el mundo.
                                                                                                                                                                         Susan Sontang
Esa era la recomendacion de La dama negra de las letras americanas, como era llamada, fue ensayista crítica, analista cultural, novelista, cineasta y tomó parte activa en los movimientos políticos de su tiempo.
El énfasis puesto en estar alerta, dar un testimonio de lo que se podía pensar de lo que aparecía en la corriente de la atención.
Como mujer en lo que todavía era un club de hombres, cuestionó nociones tradicionales de como se debía interpretar y consumir el arte. Fue un manantial de controversias, desde sus enunciados políticos hasta la atención y crítica que recibía de la media, siempre fue discreta y franca.
Nació en Nueva York un día de enero de 1933, sus padres eran judíos lituanos; el papá murió cuando Susan Rosenblatz tenia 5 años. Su madre se casó con Nathan Sontang, quien no adopto a las dos hijas de su esposa, pero ellas tomaron su apellido porque sonaba menos judío y tal vez las molestarían menos en la escuela.
Susan Sontang estudió en Berkley, en la Universidad de Chicago, de Connecticut y Harvard, sus clases eran de inglés, literatura, filosofía y teología; a los 19 años se casó con Philip Keiff, sociólogo y escritor, el matrimonio duro 8 años y tuvieron un hijo, David.
 
En 1957 recibió una beca para estudiar en Oxford, Inglaterra, David se quedó con su papá; Oxford no le gustó y se mudó a París, el principio y base de su asociación intelectual y artística con Francia. Se esforzó seriamente por participar en la creación de películas y en escribir.
Susan Sontang volvió a Nueva York, se divorció, recibió la custodia de su hijo  -declino recibir dinero de su marido, tomó un pequeño departamento y empezó a dar clases en diferentes universidades, fue editora de Commentary y escribió copiosamente mientras su reputación literaria crecía.
Su primera novela: The Benefactor, se publicó en el 63. Participó muy activamente en el movimiento contra la guerra en 64. En el 65 dijo en un simposio: “La raza blanca es el cáncer de la historia de la humanidad, su ideología e invenciones, erradicó las civilizaciones autónomas, desordenó el balance ecológico del planeta y ahora amenaza su existencia”. Causando  gran disgusto y revuelo: retiro lo dicho porque calumniaba a los enfermos de cáncer.
Su primera colección de ensayos: “En contra de la Interpretación” se publicó en 66. Ofreció una reorientación de los horizontes culturales de los Estados Unidos, propuso una economía de cultura moral sin ser moralizante e inicio un desplazamiento radical de la heterosexualidad; elaboró su respuesta a las artes visuales: como se debía interpretar y consumir el arte, como discernir que merecía un escrutinio más serio.
En las décadas de 1960 y 70 fue modelo e inspiración para feministas, para jóvenes que querían ser escritoras y para quienes se oponían a la guerra.
En 68 viajó a Viet Nam bajo el bombardeo norteamericana y escribió un libro como testimonio de su experiencia: Viaje a Hanoi.

A principio de los años 70 empezó a escribir ensayos sobre fotografía para la New York Review of Books, concentrada en los problemas de interpretar las imágenes; mientras más avanzaba más dudaba si las fotos ofrecían lo que prometían: Un pedazo de verdad, de realidad. Después de cinco años de dedicación al tema publicó un libro de ensayos: On Photography. Analizo la fotografía como exploración  del mundo en manos de viajeros y turistas. “El método atrae especialmente a gente limitada por una ética de trabajo exigente, una cámara les tranquiliza la angustia de no trabajar, tienen algo que hacer. Es como una imitación amistosa de trabajo..” La facilidad de la fotografía moderna ha creado una superabundancia de material visual y ha alterado las expectativas de lo que se tiene derecho de ver, se quiere ver o se debe ver. Con lo que las fotografías muestran han cambiado la “ética de ver”,  han dilatado el acceso al conocimiento y la experiencia de historia y lugares ajenos, pero las imágenes pueden  sustituir la experiencia directa e inventar la realidad. Las fotografías también  reducen la sensibilidad a las experiencia humanas de lo terrible y exponen a los niños a escenas para las que todavía no están preparados, viendo fotografías de guerra, de devastación y muerte.

En 2002 concluyó que  el problema de nuestra confianza en imágenes, especialmente fotográficas, no reside en que “la gente recuerda por las fotografías, sino que recuerdan solo las fotografías -que las imágenes eclipsan otras formas de entender y recordar…recordar es más y más, no recordar una historia, sino poder presentar una fotografía”.

En 1973, al principio de la guerra de Yom Kipur, viajo a Israel para filmar una película en el frente de batalla. Al año siguiente se estrenó la película: La ‘Tierra Prometida.


En 82, dijo en un acto público: “Gentes en la izquierda, como yo, voluntariamente, o no, hemos contado muchas mentiras, el comunismo es fascismo, fascismo exitoso ¿Será posible que nuestros enemigos hayan tenido razón?” Despertando gran antagonismo.

Ya en 78 había publicado una monografía sobre el lenguaje de las enfermedades:

La Enfermedad como Metáfora. En 88, bajo la sombra de las metástasis de su cáncer de pecho, escribió una continuación: Sida y sus Metáforas, allí combate, además, el segundo castigo: la culpa.

En ’89 fue presidenta de PEN – Organización Internacional de Escritores- en Estados Unidos.

En ’92 viajo varias veces a Bosnia para ser testigo y ofrecer un modelo de no-complicidad, deber de todo ser humano. El escritor es ” una persona que pone atención en el mundo.” “Mi tema es la guerra -mostrar la horrible destrucción y la muerte…” En el sitio de Sarajevo presentó una obra de Becket, Esperando a Godoy, se convirtió en un símbolo y fue declarada ciudadana honorifica por “su valor en venir acá, vivir aquí y trabajar con nosotros,”

Susan Sontang escribía y hablaba sobre áreas de  conflicto y lo que escribía y decía era conflictivo, escribió extensamente sobre fotografía, cultura, media, enfermedad, derechos humanos, ideología comunista y de izquierda. Vivió con una  preocupación constante por la crueldad humana en las relaciones personales o en la guerra. “Después de decir siempre hay algo más que decir, que ver, no hay límite final a lo que pensamos.” La tarea sin fin de una escritora sobresaliente.

Susan Sontang murió el 28 de diciembre de 2004.

Escribió seis obras de ficción, cinco obras de teatro, seis compendios de ensayos, cuatro monografías, más artículos, creó cuatro películas y  dos documentales.

Recibió diez premios, nacionales e internacionales, inclusive el Premio Jerusalen en 2001.

Dos días después de su muerte. el mayor de Sarajevo cambio el nombre de una calle al nombre Susan Sontang  porque  fue “autora y humanista que participo activamente en la creación de la historia de Sarajevo y Bosnia.” La dirección del teatro de la ciudad se sumó al homenaje nombrando el lugar: Plaza del Teatro Susan Sontang.

En diciembre de 2012,  The New York Review la describió como una de las críticas más influyentes de su generación.

En 2014 se estrenó su documental sobre Sarajevo en el Festival Cinematográfico de Tribeca, el jurado le dedico una Mención Especial.

Su hijo, también escritor y editor de la obra de su mamá, le rindió tributo en el libro:

“Nadando en un Mar de Muerte: Memorias de un Hijo”

 

Acerca de Alicia Korenbrot

Nació en la Ciudad de México, terminó sus estudios de Filosofía en la UNAM, es Escritora y traductora. Actualemente reside en Israel.

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