La judería de Cáceres, 1ra. parte

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La actual ciudad de Cáceres, declarada “Patrimonio Mundial”, es un complejo urbano conformado a lo largo de los siglos por diferentes mentalidades constructivas. El trazado de Cáceres, de forma rectangular aunque con cierta irregularidad, corresponde al recinto antiguo de herencia romana, con lineas interiores de calles que se cruzan perpendicularmente.

Después se ha derivado la ciudad medieval interior o intramuros, que resulta binuclear, por los dos núcleos religiosos de las iglesias de Santa María y de San Mateo, que fundamentan la organización colacional del Cáceres amurallado desde la Edad Media, con sus plazuelas y calles respectivas. Este recinto amurallado es el núcleo de una expansión concéntrica de calles principales unidas por viales secundarias, en donde entrarían en juego otros dos núcleos religiosos formados por las iglesias de San Juan y Santiago. Estas viales van a parar a los caminos carreteros medievales, hoy carreteras que comunican el casco antiguo con el exterior.

No podemos olvidar el centro clave que forma la Plaza Mayor, como umbral de la ciudad amurallada hacia la extramuros.


Desde aquí se produce la expansión moderna hacia el llano, a través de un planteamiento lineal que partiendo del Paseo de Cánovas llega hasta la Plaza de América, nodo o centro de comunicaciones, donde se ha formado un extenso núcleo en forma de estrella de donde surgen las diferentes carreteras hacia Miajadas, Mérida, Badajoz y Salamanca.

A estos núcleos se unen barrios a lo largo de los años setenta y ochenta de diferente trazado y ubicación, tomando como referencias las avenidas de Alemania, Gil Cordero y Antonio Hurtado, éste último, foco de mayor expansión en los últimos años hacia las Casas Baratas y Barrio de las Trescientas, ya en el Calerizo, en donde la historia moderna se funde con la prehistoria (Cuevas de Maltravieso).

La citada expansión, conformada de manera lineal y estrellada, se encuentra situada al sur de la ciudad, mientras que en el norte apenas existe un desarrollo urbano: la plaza de toros, el cementerio, el cuartel y seminario, han sido posibles tabúes para edificaciones, existiendo zonas urbanísticas excepcionales en los barrios de Pinilla y carretera de Cáceres a Trujillo en donde se han ido conformando los distintos centros facultativos.

Hasta el siglo 30 (los edificios no pasaban de los tres pisos y en la actualidad han crecido formando torres. Una ciudad que ha sufrido un desarrollo muy lento en su transcurrir histórico desde el siglo xvi hasta nuestros días, con un escaso crecimiento y a través de la cual el transeúnte sólo excepcionalmente necesita utilizar algún transporte, sobre todo los peatones que viven en barrios de la periferia. La ciudad de Cáceres empieza su historia como villa al ser reconquistada por Alfonso IX en 1229, y asume el papel de capital de la provincia en 1820, confirmándose en esta capitalidad de la Alta Extremadura en 1833.

Recibe el título de ciudad en 1882 por el Rey Alfonso XII, pues hasta entonces había sido calificada como “La Muy ilustre y Leal Villa de Cáceres”. Pero, lo que mayor interés tiene de la ciudad es el casco antiguo, rodeado en su mayor parte por una muralla de planta rectangular irregular, al que se accede por cinco puertas: la del Socorro o de Coria, la del Cristo o del Río, la de Mérida, la del Postigo o arco de Santa Ana y la puerta de la Estrella. Estas puertas están flanqueadas por torres almohades y cristianas. En 1949 fue declarado Monumento Nacional todo el recinto del Cáceres viejo, dando así estado oficial a lo que desde antiguo proclamaba la lógica.

En 1969, el Consejo Internacional de ciudades monumentales de Europa, reunido en Venecia, consagró a Cáceres como uno de los conjuntos arquitectónicos antiguos más puros del continente. En 1986 fue declarádo Patrimonio Universal. El visitante se infunde en el pretérito aquí con una fuerza que no le mueve quizá en ninguna otra ciudad española. Cáceres tiene un embrujo impalpable que muchos turistas no aciertan a explicar, pero que les persigue en el recuerdo con más vehemencia que los primores artísticos de otras ciudades españolas vistas.

En torno al núcleo monumental se desarrolló, intramuros, un cerco de viviendas más populares que, desde el siglo xu1, se extienden fuera de la muralla formando anillos concéntricos. Este desarrollo hacia el flanco oriental dio lugar a la judería vieja, en tanto la expansión hacia el lado norte configuró la Plaza Mayor o de la Feria, con una función eminentemente comercial y urbanística. Esta fue núcleo de comunicaciones, unida con la plaza de Santa María, centro de carácter religioso y municipal, a través de la Puerta Nueva, sustituida en 1726 por el Arco de la Estrella. De los judíos de Cáceres, la primera noticia que tenemos es a través del fuero que Alfonso IX de León otorgó a la ciudad en1229.

En este fuero —casi idéntico al de Coria otorgado por el mismo monarca— se presta a los judíos una atención especial, dedicándoles hasta ocho capítulos en los que se reglamenta cómo debían jurar, cómo debían tomar pennos, como habían de desarrollarse los negocios entre un litigante cristiano y otro judío y cosas similares. Es obvio que esto quiere decir que a principios del siglo xrn Cáceres tenía ya una comunidad judía de cierto relieve, y por tanto que cuando los cristianos la conquistaron en 1227 ya había judíos allí.

Con posterioridad aparecen en una relación de aljamas judías que figuran en un registro de la cancillería de Sancho IV relativo a los años 12831286. Del reinado de Fernando IV nos consta la comunicación a Cáceres de diversas órdenes y decretos relativos a los judíos que se decidieron en las Cortes de Valladolid de 1293 y 1299. En 1479 había en Cáceres exactamente 130 judíos casados, lo que era mucho en relación con la población total de la villa. Un año antes, los reyes católicos, anticipándose a la disposición general que se tomaría en las cortes de Toledo de 1480, habían ordenado el apartamento de los judíos de Cáceres, encargándole de su cumplimiento al corregidor.

continuará…

Acerca de Antonio Escudero Ríos

Nació en 1944 en Quintana de la Serena, Badajoz. Hizo las carreras de Filosofía y Publicidad en Madrid en donde reside desde 1960. Es editor literario e investigador de Judaica. Ha realizado ediciones facsimilares de la Guía de los Perplejos, el Cuzarí y de la obra de Isaac Cardoso. Dirigió las Jornadas Extremeñas de Estudios Judaicos en Hervás, en 1995, con Haim Beinart. Fue Director de las Actas del mencionado Congreso, publicadas en 1996. Colaborador en las revistas judías Raíces, Los Muestros, Maguem y Foro de la vida judía en el mundo, entre otras publicaciones. Creador, junto a otros entusiastas, de la Orden Nueva de Toledo, Fraternidad dedicada a la defensa plural de Israel y el Líbano cristiano, así como combatir el antisemitismo. Ha plantado miles de árboles, y construido, con Don Jaime Botella Pradillo, un jardín dedicado a los Justos de las Naciones en Las Navas del Marqués, en tierras de Castilla.

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