La naturaleza sin adjetivos

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La ciencia es una narración del mundo. Es por eso que ha atraído las mentes de novelistas y artistas como Ernesto Sábato, Aldous Huxley, Arthur Koestler, Octavio Paz, Carlos Montemayor y Juan José Millás. Algunos aprecian la economía y exactitud de su lenguaje, otros la fascinación ante las fronteras del conocimiento. Para la dramaturga, poeta, guionista y novelista Sabina Berman, la ciencia es un discurso humilde y emocionante para tratar de leer sin adjetivos a la naturaleza. En su más reciente novela, La mujer que buceó dentro del corazón del mundo, Sabina se adentra en la piel de una autista que nos permite ver sin máscaras lo que estamos haciendo con la ecología.

Converso con Sabina sobre su interés por el lenguaje de la ciencia y la percepción de su personaje central. La mirada de la novelista es tranquila y atenta:


Sabina Berman: El personaje central, y en cuya voz está narrada la historia, ve sin adjetivos, ve sin adverbios. Hay una búsqueda de la precisión que es semejante a la búsqueda de la ciencia, ella misma es una zoóloga, una ingeniera en matanzas humanitarias formada en la Universidad de Berkeley. La novela está imbuida de la intención científica de narrar la realidad con exactitud.

Pepe Gordon: Narrar la realidad de una forma en donde las metáforas y las fantasías con las que a veces filtramos el mundo no nos permiten encontrar la fantasía real que ya se encuentra en la naturaleza. No la tienes que inventar, no la tienes que imaginar.

La fantasía de la realidad es mucho más emocionante, compleja, misteriosa y esplendorosa que las fantasías de la mente humana. Hay una búsqueda por salir de la burbuja humana, del lenguaje en el que fuimos educados, que todo lo refiere al ser humano. Por el contrario, la ciencia busca la realidad más allá de la contaminación de los prejuicios.

Se trata de ir más allá de la idea de que somos el centro del Universo, lo que podríamos llamar ‘chovinismo cósmico’.

Son muchos años que dedicamos a ese amaestramiento en las escuelas. Todo ese tiempo de estar sentados en aulas estamos pensando que el pensamiento es el centro del Universo y que lo que no piensa tiene un nivel secundario de existencia. Se dice “pienso, por lo tanto existo”, pues es una tontería. Las cosas existen y algunas cosas piensan.

Tu personaje lo plantea así: “Yo existo, y a veces, difícilmente, pienso”.

Con trabajos, dice Sabina. Reímos.

Lo que es claro es que el autismo de tu protagonista es altamente funcional, puede cursar una carrera universitaria.

Sí, es que se nombra autismo a una gama muy amplia de condiciones. Hay autistas altamente funcionales. Los autistas no son idénticos entre sí. Muchas de las discapacidades que tiene el personaje central son discapacidades si las comparamos con nosotros. Por ejemplo, a ella no le interesa lo social, no le interesa lo que el ser humano que tiene enfrente está pensando, y eso se llama incapacidad de tener un modelo de la realidad ajena. A ella no le interesa, porque en lugar de estar preocupada sobre qué es lo que piensan los seres humanos está preocupada por los animales, por la vegetación. Nosotros estamos tan obsesionados por nuestra propia especie que no vemos los espacios intermedios, creemos que el planeta es sólo las zonas que habitamos. Llega a tal grado nuestra locura que llamamos Tierra a este planeta que es 75% agua, y hablamos con tal certeza de su porvenir como si fuera el porvenir de la especie humana.

El silencio del buceo
En tu novela, uno de los elementos maravillosos para salir de la burbuja humana es el buceo, que permite entrar a otros mundos en donde la naturaleza habla por sí sola. No hay que imaginar nada. Únicamente necesitamos silencio para poder escucharla.

En el buceo estás en silencio. Tienes que hablar a señas. No es el silencio de nuestras ciudades, que es una broma, nunca estamos en silencio realmente. Ahí hay un silencio (pesado incluso) y todo es en cámara lenta. Los sonidos viajan muy despacio y gravemente, y cuando tienes la fortuna de estar buceando en un lugar donde hay fauna y flora (que cada vez son más escasos en nuestro planeta), la experiencia es de tal belleza que voy a tener que recurrir al cliché: es hermosísimo bucear en esas zonas, los colores se ven como a través del cristal del agua, la luz entra con una ceremoniosa lentitud.

El ritmo de Sabina se corta cuando de pronto recuerda con humor:

Así no habla mi protagonista, por cierto.

El exterminio de los atunes plateados
Tu protagonista presta atención a los seres que pueblan el océano, entre ellos los atunes, y esto permite ver de qué manera concebimos todo en función del ser humano y hacemos destrozos con los atunes y con la fauna en general. Este es otro de los grandes problemas a los que te aproximas en la novela, que se puede ver también desde la perspectiva de la ciencia: ¿qué estamos haciendo con los atunes, con la ecología?

Nos estamos comiendo a todos los atunes del planeta, sobre todo a los atunes de aleta azul a los que se refiere el relato, los estamos exterminando. Algunos grupos ecologistas dicen que nos quedan tres años de atunes de aleta azul, otros hablan de 10 años, pero no más si seguimos a este ritmo de exterminio. Para apreciar el grado de nuestra ceguera (que depende de estar sumergidos en la esfera del lenguaje y no de la realidad), incluso los biólogos, cuando les hablas de lo sustentable, dicen: “Una empresa es sustentable si sus costos económicos se recuperan con sus ganancias”. Eso, los costos y las ganancias, siempre se refieren al uso de los humanos. En realidad lo sustentable debería significar, por ejemplo, que la pesca del atún es sustentable en la medida en que la especie logra recuperarse o incluso aumentar. El problema es que cuando hablamos del bien común únicamente nos referimos a nuestra especie. Lo que estamos consiguiendo es un planeta en donde las profecías de que somos el centro y la única especie que vale la pena podrían cumplirse: llegará el momento en que seamos la única especie del planeta.

El poder de lo pequeño
Una de las salidas interesantes que propones es la apuesta por nuestro potencial, así sea pequeño.

Así es. Esto lo exploro en la novela. Cuando de niña le hacen unas pruebas a la protagonista central debido a su autismo, encuentran lo siguiente: el 80% de sus capacidades son mediocres, el 10% está en la categoría de la imbecilidad y la idiotez, no obstante ella tiene un 10% que puede ubicarse en los rangos de la genialidad de la especie. Cuando su tía ve las pruebas toma una decisión: se va a olvidar del 90% y únicamente le va a apostar a ese 10% en el que ella es genial. Si ella no puede aprender ciertas cosas, ¿para qué insistir en que lo haga? Sin embargo, donde es sobresaliente hay que invertir tiempo, esfuerzo, conocimiento e incluso enviarla a la Universidad. Ella, por ejemplo, es genial en la concepción espacial: cuando llega a un lugar de inmediato ‘construye’ el mapa mental. Es extraordinaria en los detalles, ve la realidad repleta de ellos, no como nosotros que estamos educados, amaestrados para llegar a mapas abstractos. La protagonista en el libro lo observa todo con precisión.

La idea es estimulante. Le comento a Sabina: Si hiciéramos un test en términos colectivos, tal vez nos daríamos cuenta de que en 90% también tenemos mediocridad y gravísimas limitaciones, pero sería interesante ?como opción social? la idea de apostar a un 10% donde se mueve la genialidad, la creatividad que puede poner en movimiento otras cosas. Ahí es donde operan la ciencia, el arte y la innovación. La escritora asiente. Me dice con una convicción sutil y poderosa:

Hay que apostar por nuestras diferencias, a la humildad de la investigación científica que trata de entender la naturaleza sin prejuicios. Creo que el discurso de la ciencia es el más emocionante hoy en día porque sabe que la realidad es más misteriosa de lo que podemos imaginar.

Fuente:muyinteresante.com.mx

1 comentario en «La naturaleza sin adjetivos»
  1. Estimado Josè Gordon necesito comprar 2 de tus libros: tocar lo invisible y el libro del destino. Lo busquè en internet y librerìas y no los he localizado, si te es posible orientame al respecto por favor. Mil gracias.

    gracias por todo lo que nos regalas.

    Araceli Reyes Gonzàlez

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