Desde la década de 1990, ningun primer ministro de Israel se había visto envuelto en una investigación criminal de un tipo u otro. Le sucedió a Benjamin Netanyahu durante su primer mandato, y le sucedieron a Ehud Barak, Ariel Sharon y Ehud Olmert (que estuvo preso en prisión), y ahora a Netanyahu por segunda vez. Sin embargo, es la primera vez en la historia de Israel que la policía recomienda incriminar a un primer ministro en funciones por soborno.
La policía describió la relación de Netanyahu con el multimillonario Arnon Milchan como “basada en el soborno”. Ellos determinaron que en más de una ocasión, Netanyahu actuó en contra de los intereses del país para recibir beneficios valorados en alrededor de $ 280,000. La policía también describió su relación con el editor de Yedioth Ahronoth, Arnon Mozes, como una de “toma y daca”, o en otras palabras, soborno en todos los sentidos de la palabra. En el caso de la relación de Netanyahu con el multimillonario australiano James Packer, la policía recomendó que “solo” fuera acusado de fraude y abuso de confianza.
Las recomendaciones de la policía del 13 de febrero dieron inicio a un terremoto político que sacudió los sistemas políticos y legales de Israel. Netanyahu aún no ha sido depuesto. La última palabra debe venir del Fiscal General Avichai Mandelblit. Sin embargo, Netanyahu se ha convertido en un patán cojo. En el futuro, la más mínima lesión podría acabar con la carrera política de Netanyahu. Olmert se encontró en la misma situación justo después de la Segunda Guerra del Líbano, en 2006. En este momento, las claves para la supervivencia política de Netanyahu se encuentran en el Ministro de Finanzas Moshe Kahlon. Todo llegará a su fin una vez que el ministro de Finanzas decida que aferrarse a ellos es más doloroso que la idea de cortar su mandato exitoso corto sobre las investigaciones de Netanyahu. Puede que nunca suceda, pero también podría ser mucho más rápido de lo que Netanyahu imagina.
De acuerdo con la ley israelí, un primer ministro no está obligado a renunciar después de que la policía recomiende la acusación. A Netanyahu ni siquiera se le exigiría renunciar si el fiscal general decide procesarlo. En teoría, Netanyahu podría permanecer en el poder hasta que sea condenado, aunque es poco probable que suceda. Si ocurriera, sería el primero en la historia de Israel. La Corte Suprema ya ha dictaminado que otros ministros deben renunciar cuando se los acuse.
Kahlon ya ha anunciado que si el fiscal general decide sobre la acusación, Netanyahu tendrá que irse. La decisión de Mandelblit podría tomar muchos meses, pero los israelíes recuerdan cómo la presión política obligó a Olmert a renunciar mucho antes de que la policía presentara sus recomendaciones.
La presión continuará por parte del público israelí, ya que un grupo u otro se manifiesta todos los sábados por la noche, las urnas y los otros socios de la coalición. Es probable que la posición de Netanyahu se deteriore aún más, ya que aún no se ha enfrentado al escándalo de los submarinos, y se espera que sea interrogado en el escándalo de la compañía de telecomunicaciones Bezeq, en el que su íntimo confidente Shlomo Filber ya está hasta el cuello. En los próximos días, la situación de Netanyahu podría parecer desesperada.
Al mismo tiempo, debe recordarse que Netanyahu es el último “niño de regreso” de la política israelí. El hombre ha sido elogiado y enterrado en más de una ocasión, pero siempre ha vuelto para burlarse de sus rivales. Él ha sobrevivido y se ha convertido en primer ministro durante más de 12 años en total.
Las recomendaciones de la policía sorprendieron a muchos. Que la policía también recomendó que Milchan fuera acusado de soborno sorprendió al confidente de Netanyahu y su equipo legal y dejó muy claro que las fuerzas de seguridad israelíes toman muy en serio lo sucedido entre Netanyahu y Milchan en la última década. Los investigadores encontraron que Milchan había estado dando regalos a Netanyahu por más de una década y que la frecuencia de estos regalos aumentó después de que Netanyahu regresó a la oficina del primer ministro en 2009. Milchan le proporcionó champán, cigarros, joyas, ropa y muchos otros artículos valiosos , todo a pedido de la familia Netanyahu y escondido en bolsas negras selladas a petición de la esposa de Netanyahu, Sara. La policía determinó que la relación entre Netanyahu y Milchan no era de amistad y que los tipos de regalos intercambiados no eran del tipo intercambiado entre amigos.
No menos sorprendentes fueron las recomendaciones en el caso 2000, el apodo popular de la relación encubierta entre Netanyahu y el influyente editor de Yedioth Ahronoth. La policía compiló evidencia de que las conversaciones entre los dos hombres iban más allá de la mera conversación sobre un trato sombrío en el que Netanyahu limitaría la distribución de Israel HaYom, el periódico israelí libre propiedad del magnate estadounidense Sheldon Adelson que compite con el del grupo Yedioth, y en cambio recibir una cobertura favorable de los medios de comunicación del grupo. Tanto Netanyahu como Mozes comenzaron a evaluar la viabilidad de tal acuerdo, concluyeron los investigadores. Además, Netanyahu es sospechoso de pedir a los miembros del Knesset cercanos a él que moderen su resistencia a una ley iniciada por legisladores de la oposición con la intención de limitar la influencia del periódico libre.
Que la policía recomendó inculpar tanto a Netanyahu como a Mozes causó sensación en el mundo de los medios de comunicación israelíes. Sin embargo, es probable que el fiscal general no se preocupe por continuar con este asunto, ya que significaría ingresar en el campo de minas que es la relación entre los políticos israelíes y los medios de comunicación. Podría abrir todo tipo de cajas de Pandora, lo que nadie en Israel quiere.
Hasta ahora, Netanyahu ha sido capaz de reunir al Likud detrás de él. Nadie en el partido gobernante está dispuesto a enfrentarse a él. Por el contrario, están atacando a la policía, el sistema legal, los medios e incluso al líder de Yesh Atid, Yair Lapid, que se desempeñó como ministro de Finanzas en el gobierno anterior de Netanyahu. Lapid será un testigo clave contra el primer ministro si Netanyahu va a juicio. Él ya ha testificado que Netanyahu le pidió que extendiera la llamada ley de Milchan, que ofrece a los israelíes que dejaron el país la posibilidad de una exención de 10 años de los impuestos e informar sobre sus activos cuando regresen. La ley valió millones para Milchan, y la participación de Netanyahu proporciona una base para una acusación de soborno. Lapid es el rival político de Netanyahu y el principal candidato para reemplazarlo. Su papel prominente en la saga de Netanyahu ha convertido este asunto en una verdadera telenovela, y el episodio uno acaba de concluir.
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