La revolución de Akhenatón

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Tal vez se deba a que su madre Tiye, de origen nubio, le inculcó la nostalgia del Alto Egipto, o a que, como hijo de Amenofis III, presenció la construcción de monumentos fantásticos, lo cierto es que el personaje de Akhenatón es uno de los más importantes de la historia de las ideas, o al menos de aquello que sabemos de él, que no es mucho. Intentó ser un revolucionario y un innovador. Se cree que alrededor de los dieciséis años, reinando en Tebas, abandonó la ciudad para instalar su capital en Ajtatón. Siendo corregente de Egipto con su madre, Amenofis III, Akhenatón demostró muy pronto su precoz inteligencia y voluntad de síntesis. Casado con la singular Nefertiti, es probable que esta mujer de poderoso carácter tuviera influencia sobre él.

Durante la reforma religiosa, que conllevaba cambios arquitectónicos y urbanísticos, los sacerdotes de Amón fueron progresivamente desposeídos de sus prerrogativas y de sus bienes, borrándose el nombre de ese dios de muchas inscripciones. Fue en el año cuarto de su reinado cuando aquel que había subido al trono con el nombre de Amenofis IV cambió su nombre por el de Ahkenatón, o sea ´´el esplendor, la luz de Atón´´ yendo a instalarse en un paisaje nuevo que no pertenecía a dios alguno. Incluso la espaciosa villa que fundó llevaba el nombre de Ahkenatón. Pero, más interesado en la composición de himnos para celebrar a su dios favorito, Atón, que en regir los destinos de su país, el faraón fue descuidando poco a poco sus labores de gobierno, lo cual favoreció la lenta pero irreversible disgregación del imperio.

Entretanto, resentidos, los sacerdotes de Amón promovieron revueltas populares contra el faraón. Las pinturas conservan aún las imágenes hieráticas de ese conflicto, en las que se ven participar a nubios y extranjeros asiáticos. En el exterior, los hititas arrebataron a Egipto el país de Mitanni, fomentando disturbios en Siria y Fenicia. Hacia el final de su reinado el faraón se malquistó con Nefertiti y asoció al trono a un cierto Esmenjkare; algunos autores han querido ver en ese personaje a un hermano de Ahkenatón. Relegada a su palacio del norte, la reina cobijó al sucesor, Tutankhamón, que no logró imponer la reforma religiosa en favor de Atón y reinó durante mucho tiempo en Amarna.


En la historia de Egipto no hubo nunca una reina más estrechamente unida a su marido como Nefertiti al suyo. En todas las representaciones reales de Amarna aparece junto al rey y sus hijas, hecho que nos proporciona un valioso testimonio cronológico. Fueron al menos cuatro sus descendientes cuyos nombres de fábula se conservan: Meritatón; Maketatón; Ankhsepatón y Neferneferuatón. Es posible que alguna de ellas engendrara descendencia con su propio padre, porque en Egipto la adelfogamia o matrimonio entre hermanos era tan común como el incesto real.

En cuanto a la raíz principal del conflicto entre los sacerdotes de Amón y los fieles de Atón como el revolucionario faraón, hay que buscarlos en el significado teológico solar de Amón, que tras Osiris era la segunda deidad en importancia en el Nilo. Su epíteto era ´´el oculto´´, que para ser salió del Nun u océano primordial, verdad que nos revela su conexión con el viaje del astro rey por las casas nocturnas, por cuanto si está oculto y se sabe por donde viaja antes de reaparecer, parece lógico que sus sacerdotes y fieles lo asociaran a Ra o sol que no se ve.

Atón, o Atón Ra, por su parte, que quiere decir ´´manifestación visible del sol´´, demandaba un culto más democrático e igualitario, porque aquel dictum latino que sostiene que solis lucet omnibus, el sol brilla para todos, fue el principio moral sobre el que Ahkenatón quiso fundar su revolución. Pese a los ingentes esfuerzos realizados en la nueva ciudad, al fervor que se percibía en los pueblos de Amarna , Karnak y El Kab, la obra de Ahkenatón no llegó a cuajar y, en definitiva, pudo más el valor conservador del sol oculto que el atrevimiento revolucionario del que se hace visible durante el día.

En pleno siglo XX, el genio de Freud, apoyándose en descubrimientos arqueológicos llevados a cabo en sus días, dedicó un apasionante estudio a demostrar la conexión secreta entre Moisés y Akhenatón, sosteniendo que el primero heredó y llevó a cabo hasta el fin la propuesta formulada por el segundo, si bien sumándole elementos madianitas y la herencia hebrea de la que, en parte, él mismo provenía.

Pero Martin Buber, el filósofo, se opuso a la idea de Freud sosteniendo que Moisés no tenía ni tiene nada que ver con el famoso faraón. La verdad se halla, como casi siempre, a medio camino: ni Moisés podía soslayar la herencia egipcia, ni Akhenatón modeló su genio de líder y maestro de todo un pueblo. Buber mantuvo a Moisés en el seno de la tradición judía, Freud intentó explicar la relación entre lo oculto y lo revelado, trátese de la cultura que se trate.

Acerca de Mario Satz

Poeta, narrador, ensayista y traductor, nació en Coronel Pringles, Buenos Aires, en el seno de una familia de origen hebreo. En 1970 se trasladó a Jerusalén para estudiar Cábala y en 1978 se estableció en Barcelona, donde se licenció en Filología Hispánica. Hoy combina la realización de seminarios sobre Cábala con su profesión de escritor.Incansable viajero, ha recorrido Estados Unidos, buena parte de Sudamérica, Europa e Israel.Publicó su primer libro de poemas, Los cuatro elementos, en la década de los sesenta, obra a la que siguieron Las frutas (1970), Los peces, los pájaros, las flores (1975), Canon de polen (1976) y Sámaras (1981).En 1976 inició la publicación de Planetarium, serie de novelas que por el momento consta de cinco volúmenes: Sol, Luna, Tierra, Marte y Mercurio, intento de obra cosmológica que, a la manera de La divina comedia, capture el espíritu de nuestra época en un vasto friso poético.Sus ensayos más conocidos son El arte de la naturaleza, Umbría lumbre y El ábaco de las especies. Su último libro, Azahar, es una novela-ensayo acerca de la Granada del siglo XIV.Escritor especializado en temas de medio ambiente, ecología y antropología cultural, ofrece artículos en español para revistas y periódicos en España, Sudamérica y América del Norte.Colaborador de DiarioJudio, Integral, Cuerpomente, Más allá y El faro de Vigo, busca ampliar su red de trabajos profesionales. Autor de una veintena de libros e interesado en kábala y religiones comparadas.