Para parejas de almanaques acuñados
Las sábanas que nos envuelven tendrán cierta rigidez de estreno. Aunque hayan sido lavadas: precio de nuevas.
Por largas que sean: a él le asomará un pie. A ella: un brazo atrasado, de libro cerrado, o una colina turgente de torso desnudo.
Por anchas que sean: de giros y espaldas enfrentadas, sábanas de geometría mareada, tela tironeada: de ojos cerrados, cuando el sueño avanza.
El tiempo y los lavados irán educando las sábanas que nos envuelven.
Aprenderán a complacer la vigilia inquieta, las risas, las miradas, los silencios que hablan.
Las sábanas que nos envuelven irán lamiendo nuestras pasiones. Encogerán de rubores ante nuestros cuerpos de urgencias, enlazados, pegados, mojados. De susurros y gemidos. Extenuados, vencidos: sábanas testigos.
Las sábanas que nos envuelven se beberán nuestras lágrimas, escucharán nuestros miedos. Verán nuestras discusiones y esos besos deliciosos, con gusto a reconciliaciones.
Se vestirán de mantel, para migas de domingo. Celebrarán junto a nosotros vidas nuevas.
Las sábanas que nos envuelven se irán suavizando de nuestro roce. Se harán más finas y delicadas con el tiempo. Igual que nuestras pieles.
Sábanas cómplices: de esposos, amantes; se buscan en las noches de luna – farol- para mirarse.
¡Quienes se envuelven con las mismas sábanas, por tanto tiempo andado,
Acaban por tener…
Los mismos sabores en su boca pegados, y
Prestarse los sueños,
de ojos abiertos
de ojos cerrados.©®
simplemente GRACIAS