“Let Me In” (“Déjame Entrar”) Dirige: Matt Reeves. Actúan: Kodi Smit-McPhee, Chloe Moretz, Richard Jenkins, Elias Koteas.
Parte de la enorme expectativa y gran campaña publicitaria hacia “Let Me In” se creó cuando Stephen King, indudablemente el escritor más reconocido dentro del género fantástico en la actualidad, publico que esta era “No solamente su película favorita de todo el 2010, sino también dentro de los últimos 20 años!”. Una aseveración bastante severa. Y merecida con creces.
Al fin, después de ver la esperada cinta, puedo asumir porque fue de las favoritas del maestro King; aborda de forma magistral todos sus temas y obsesiones constantes: el “bullying” agresivo y violento en las escuelas, los niños maltratados y/o ignorados por sus padres casi inexistentes, la soledad y confusión de los infantes en su transición a la adolescencia y la incursión de algún recurso fantástico como cerecita en el pastel, y como detonador de una historia intensa y electrizante.
Se trata de un remake de la exitosa y renombrada cinta de origen sueco “Let The Right One In”, dirigida por Tomas Alfredson en 2008, que abordaba la historia de un niño que inicia una amistad con su vecina, niña inocente que poco a poco va descubriéndose como una vampira sedienta de sangre. Con esa premisa se iba tejiendo una conmovedora y profunda historia de amor, soledad, madurez y búsqueda. (OJO: esto NO es “Twilight”, ni tiene nada que ver con esa franquicia. Esta es una historia que no tiene miedo de mostrar a los vampiros como tienen que ser).
El éxito y la buena crítica de esta cinta sueca llegó a tal grado que menos de 2 años después, Hollywood ya había comprado los derechos para el remake gringo, encomendándoselo al hábil cineasta Matt Reeves (quien ya nos había sorprendido con “Cloverfield” en 2008). Debo decir que el señor Reeves tenía una gran carga sobre sus hombros: dirigir el remake de una verdadera obra maestra, teniendo además la presión de toda la gente que odia que Hollywood se dedique a re-crear cualquier buena película europea (incluyéndome: debo admitir que yo tampoco estuve muy entusiasmado con este remake al enterarme).
Sin amargo, ante la sorpresa de todos (el público, la crítica internacional especializada, y hasta verdaderos expertos como King) Matt Reeves ha concretado un estupendo trabajo, pues su película no solamente supera enormemente a la versión original (cosa que ya era altamente difícil), sino que además se ha convertido en una joya de este nuevo “cine macabro” planteado más bien como “cine de arte”. Bravo para Reeves y para todo su equipo.
Las razones por las que esta cinta es mejor que la original son evidentes: la historia se cuenta de forma más clara, dinámica y entretenida, sin perder su tono solemne y paranoico, y los dos niños protagonistas Kodi Smit-McPhee de “The Road” y Chloe Moretz de “Kickass” ) dotan a sus personajes de almas puras, inocentes y muy entrañables, presentando verdaderamente dos de las mejores interpretaciones infantiles jamás vistas. También, para evitar detractores, las escenas más geniales de la cinta original han sido recreadas de forma casi idéntica (al ver la película es evidente cuales son). Reeves se muestra como un realizador enormemente competente y enfrenta este reto de forma soberbia. Se nota que sabía perfectamente lo que estaba haciendo en cada momento en la cinta. Todos los involucrados sabían.
“Let Me In” es una verdadera joya, imperdonable para cualquiera. Debo agregar también que quizás, de no ser porque ya cerré mi lista del 2010 hace unas semanas, mi publicación hubiera coincidido con la del maestro King.
¿Es recomendable para todo público? Por supuesto que sí. ¿Por qué? Porque esta NO es una cinta de terror (y quien así lo crea y deje de verla por escuchar las palabras “vampiros” y “sangre”, estará muy equivocado) Nos encontramos ante un drama psicológico verdaderamente intenso, abrumador e inolvidable como pocos.
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