Letras de devoción

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De acuerdo con el Talmud, con reglas establecidas por los escribientes del siglo VI de la Era Cristiana, quien copia el texto sagrado del Pentateuco – Sefer Torah – las Filacterias – Tfilin – o una Mezuzah, si el texto ha de ser sagrado, debe ser escrito por un hombre, a mano con una pluma de manguillo con la punta de plumas- las plumas de aves muertas deben secarse durante un año para separarlas de la violencia -, escrito en un pergamino hecho de piel de animales kasher, limpia, raída, tratada con sal, harina y una resina especial y bien estirada en un marco, la tinta también debe ser kasher.

El texto de un Sefer Torah tiene 304,805 letras, cuyas formas están establecidas, en columnas de 42 líneas, la copia debe ser totalmente fiel al texto, se debe copiar letra por letra de una Torah kasher, leer cada palabra en voz alta, nada se escribe de memoria; se debe rezar al empezar la jornada y antes de escribir los nombres de Dios, el escribiente -sofer- debe ir a la mikvah – baño ritual – para escribir con la máxima pureza y devoción. Un error puede invalidar el trabajo, si ocurre en cualquier palabra que no sea un nombre de Dios, se puede quitar con un instrumento especial que raspa el pergamino, pero, si ocurre en los nombres de Dios se debe cortar toda la hoja y enterrarla con todo respeto, no simplemente descartada, e insertar una hoja nueva.

Quien copia los textos debe ser un religioso observante, de buen carácter, debe estudiar hasta conocer las leyes de sofrut rigurosamente y recibir el entrenamiento necesario de un sofer establecido para alcanzar validez ritual, para que sean kasher.


La mitzvah -mandamiento- 613 dispone que cada judío debe escribir un Sefer Torah, o comisionar a alguien para que lo haga por el.

Completar un Sefer Torah es un acontecimiento especial que amerita una gran celebración. Quien haya comisionado la Torah y sus invitados de honor, pueden ser llamados a escribir una de las ultimas letras, lo que constituye un gran honor.

El Talmud también dice, en Gittin 45b, que las mujeres no pueden escribir un Pentateuco para usos rituales, pero no es este el único obstáculo para las mujeres que quieren dedicarse a copiar textos sagrados con todas sus condiciones. El primero, el más famoso, esta en el sendero que lleva al conocimiento necesario: encontrar el escribiente dispuesto a enseñar y entrenar a la candidata. Muy pocos profesionales están dispuestos a compartir sus conocimientos con mujeres. Después esta el problema de conseguir los materiales específicos, si los vendedores se rehúsan a tratar con mujeres.

La rabina Motzkin, en el estado de Nueva York, esta haciendo los materiales en el patio de su casa, pues opina: “El trabajo de escribiente no puede ser negado al 50% del genero humano, yo creo que la Halajah, evolucionará, si me he de juzgar, me veo como una pequeña parte empujando esa evolución”.

Conquistando su puesto bajo el sol, en 2003, la canadiense Ariel Barcia, fue la primera soferet cumpliendo con todas las condiciones.

En 2007, la británica Jen Taylor Friedman fue la primera en escribir un Sefer Torah, En 2010, un grupo de seis mujeres de Brasil, Canadá, Israel y los Estados Unidos, terminaron un Sefer Torah conocido como “Proyecto Sefer Torah de Mujeres”, aceptado, oficialmente, por una congregación en los Estados Unidos.

La rabina Hanna Klebansky participo por Israel en el proyecto.

Hanna Klebansky tiene 39 anos, nació en Georgia y fue ordenada rabina conservadora en Israel, también es música y es instructora de capellanes que acompañan a los enfermos terminales. Cuando sus cinco hijos se acuestan a dormir, empieza su trabajo como escribiente.

Cuando estudiaba en el Seminario Rabinico Schecheter de Jerusalén, descubrió el mundo de los escribientes en un curso elemental que la impulso a dedicarse a estudios intensivos. Su maestro fue un judío ortodoxo que, tal vez, ha sido el instructor de las 17 mujeres escribientes en el mundo.

Hanna le preguntó si no temía ser descubierto y condenado al ostracismo y respondió que podía ocurrir, pero, el mundo necesita el testimonio de las mujeres.

De las tres sofrot que se conocen en Israel, Hanna es la única dedicada a ese trabajo regularmente. Ha copiado el Libro de Esther usado ritualmente por un grupo de mujeres en una sinagoga de Jerusalén. También ha producida mezuzot, tfilin y ktuvot -contratos matrimoniales.

Su proyecto más importante hasta ahora es copiar una Torah completa que permanecerá en Israel y será usada por una congregación ortodoxa moderna. El proyecto fue aprobado por un rabino conservador, Simja Roth, Hanna compra los pergaminos en una tienda del barrio ortodoxo. “El vendedor no pregunta para que los compro, dice Hanna, y yo no lo digo. A veces los compra mi marido, me es muy importante que no haya mentiras en mi trabajo.”

Piensa que le llevara 18 meses terminar su proyecto, cuyo corazón es la energía espiritual: “Hay una Ley que dice que cada letra debe tener kavanah -intención-…si escribo una letra sin ese elemento fundamental, aunque resulte bella, la raspo. La letra recibe la energía de los pensamientos; es muy difícil concentrarse en la santidad.”

Hanna no quiere que la Torah sea un símbolo de la lucha contra la segregación de las mujeres, afirma: “La Torah se escribe con un manguillo de plumas y no de metal porque el metal se usa en la guerra. La guerra no tiene lugar aquí, Yo tengo otra vía, un testimonio mas positivo: tengo la esperanza de que escribir y leer la Torah sea un mensaje que contradiga la segregación de las mujeres.”

Acerca de Alicia Korenbrot

Nació en la Ciudad de México, terminó sus estudios de Filosofía en la UNAM, es Escritora y traductora. Actualemente reside en Israel.

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