¿Los colegios están lo suficientemente preparados?

Este artículo va a ser corto. Mi hija mayor de fue a Israel de Ajshara por un año con su Tnúa el Habonim. Estoy profundamente orgullosa de ella por lo que ha hecho.

Ella estuvo en otra escuela de la Red y hace 5 años se cambió a la otra escuela más grande que tiene por nombre unas siglas. Fue un cambio difícil no sólo para ella sino para los demás muchachos que se cambiaron, ya que esta escuela absorbió a más de 100 familias.

Las compañeras le hicieron la vida de cuadritos, no en balde es una escuela conocida por el tipo de bullying que manejó por muchos años.

Aún así y con el consejo de que la podíamos cambiar, mi hija quiso quedarse hasta el final. Terminar la prepa ahí y así lo hizo.

Pero su trayecto no fue sencillo, no se la hicieron fácil.

No digo que sea la única escuela y que “nuestras” escuelas estén exentas de problemas. Es lógico que no.

Lo que sí se espera cómo mínimo es la amabilidad, la gentileza que supuestamente nos debe caracterizar.

En el caso de mi segundo hijo no fue así. Toda la primaria estuvo bien, llegó la secundaria y fue un pequeño infiernito.

A pesar de ser un chico un tanto distraído, pone perfecta atención en todo lo que ocurre. Pero él tiene lo que muchos tenemos: atención selectiva. Y sus calificaciones no eran las que la escuela esperaba.

Mi esposo y yo fuimos los padres más involucrados con la escolaridad y tipo de enseñanza que recibían nuestros hijos.

Pero la escuela tiene entre alguno de sus problemas, falta de control de grupo, ya que los chavos de ahora -en un porcentaje alto-, tienen una hiperactividad (producto de muchas cosas juntas).

El mío se sentaba hasta adelante, trataba de poner toda su atención, se molestaba porque a los demás compañeros no ponían atención al maestro y éste se veía en la necesidad de callarlos parte importante de sus clases.

Nos forzaron a buscar -ya a quién no se lo piden, cuando ven a alguien diferente-, a tener una monitora durante 5 años. Además de pagar el 100% de la colegiatura nos veíamos en la necesidad de pagar un sueldo nada despreciable para la monitora, ah! por supuesto nos pidieron que fuera a terapia, (otro gasto más, pero en fin todo para cumplir con lo solicitado).

Para no hacer la historia larga, se fue la monitora y en ese momento, de forma insólita, la escuela ya no supo qué hacer con un alumno que consideraron diferente. Y nosotros nos cansamos. Vimos a nuestro hijo en un estado anímico deteriorado, diciéndonos cómo le exigían y cómo cuando ya no hubo la monitora el departamento de psicología se desapareció de su mapa, el fue a buscar a la encargada de este departamento y nunca se apareció.

Vimos cómo por querer realmente de corazón mantenernos en las escuelas de la red, fue inútil. Nuestro hijo con toda la inteligencia que tiene y la caballerosidad (poco común en estos tiempos)  vio mermada su autoestima y confianza. Ya que la mayoría de las veces y hasta en las juntas periódicas que teníamos, la responsabilidad de todo no era de la escuela -era de mi hijo-.

No se vale que a un chavo se le cargue tanto.

La psicóloga encargada del departamento de psicología decía que era indispensable una monitora. Entrevistamos a la monitora y lo que nos dijo junto con otra monitora que también estuvo con mi hijo fue: las escuelas necesitan a las monitoras como nanas. Y no me refiero a casos graves y serios dónde sí puede estar haciendo falta un apoyo extra. Me refiero a un chavo perfectamente funcional e inteligente que sólo necesitaba que lo estimularan, motivaran y que creciera escolar  y personalmente.

Pero no se logró. Sólo al dirigirnos al Director al final del ciclo escolar, que nos respondió con un grado de esmero tan amable que fue él que nos dijo que no se saliera nuestro hijo, que buscaría alternativas para que se quedara. Se lo agradecemos muchísimo.

Evidentemente desconocía muchas cosas que pasan en la escuela. Lo mismo que muchos papás que no saben y menos les dicen si hay algo que no está haciendo bien la escuela.

Sabemos que no todos los chavos están en la misma situación y para muchos sirve el sistema muy bien.

Desafortunadamente la alternativa a ojos de la encargada del departamento de psicología era…adivinen…¡tener una monitora!, ¿porqué? porque no saben manejar situaciones divergentes.

Precisamente porque sabemos que hay chavos de todo tipo en nuestras escuelas, fue por cuenta nuestra que llevábamos especialistas en el tema: psicólogos, psicoterapeutas, material informativo, etc. Apuntaban pero no hicieron caso de los consejos de la gente que realmente se especializa en niños y jóvenes.

El consejo unánime de los especialistas fue que mi hijo no necesita un monitor. El puede, ya que es labor del maestro tener control de grupo y hacer que sus alumnos aprendan. No es labor de una monitora hacer el papel del profesor.

Desafortunadamente no nos escucharon y con una enorme pena tuvimos que buscar fuera de la red. Dónde nos recibieron mejor.

Esto no debería suceder. Sabemos que son muchos jóvenes. Pero también hicimos como padres todo lo humanamente posible para que la misma escuela tuviera herramientas. lo que nos dijo uno de los especialistas es: no pidan más, la escuela simplemente no está capacitada.

Tuve que pedir a la escuela que le dieran una despedida digna a mi hijo, me vi pidiéndole a la psicóloga encargada del departamento, y la directora de secundaria que por favor  le mandaran mínimo un mensajito de despedida con algunas palabras cordiales a mi hijo. Me pareció el colmo tener que rebajarme para pedir esto.

Quitando al Director  que es un caballero, a las demás les dio lo mismo si se iba. Tristemente fue él un número más en la lista. Después de tantos años y esfuerzo no fue suficiente y ni las gracias nos dieron.

Subir la calidad del personal es un reto hoy en día y más en una situación como la de México. Pero antes que nada y por sobretodo: están nuestros hijos y no para pasar con 10, cómo yo les decía. sino para que aprendan y aprendan realmente y además no llegar a una escuela dónde sientan que no pueden más de los nervios porque la expectativa es de la escuela y decir que todo está bien, cuando no es así.

Yo espero que mi caso como el de otras personas conocidas de la comunidad, que tuvieron que salirse de varias escuelas, sirva cómo una ventana de oportunidad para dar lo mejor en calidad escolar y cómo personas. Porque por el amor de Dios, están tratando con seres humanos. Tristemente nos hemos salido por falta de capacidad, por la simple negligencia y torpeza de algunos cuantos.

Aprovecho para aplaudir a los pocos maestros y directivos que sí están trabajando por amor a nuestros muchachos haciendo un extraordinario trabajo. Para ellos mi más profundo respeto.