Son huecos simbólicos y reales, pendientes de ser llenados. La semana pasada vimos el ínfimo papel que juega la memoria colectiva en los designios oficiales, tras la ‘inauguración’ -a escondidas- por parte de autoridades de la alcaldía de Monterrey y el gobierno del estado de Nuevo León, del efímero ‘monumento’ que deshonra a las víctimas del atentado en el Casino Royale, evento que tuvo lugar hace más de tres años; que apenas alcanza para cumplir un requisito o exigencia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en esa entidad, y que fue colocado en el camellón de la transitada avenida donde se ubica el inmueble; y finalmente, que hoy funge como un simple inmueble urbano más, descontextualizada y atroz fuente portátil sin agua, a suficiente distancia del casino donde no debieron morir cincuenta y dos personas, (y que podría ser reabierto, según la incontenible lógica de mercado que cumple más de un cuarto de siglo siendo Verdad Oficial, pues los dueños a los que el gobierno calderonista devolvió la propiedad no han especificado su uso y funciones en el futuro cercano), para ‘no espantar a la clientela’.
Se dirá que, para efectos de comparación y contraste, siempre habrá atenuantes; yo sigo creyendo que podemos aprender cómo procesar la pérdida y la reivindicación del recuerdo en distintos países que han sabido transformarlas a su favor. En la entrega anterior mencionamos los alcances del Memorial de Oklahoma, espacio de reflexión colectiva donde se conserva -con éxito y respeto- la memoria de ciento sesenta y ocho víctimas de un atentado terrorista que fue el más catastrófico en la historia de los Estados Unidos, hasta que se produjeron los acontecimientos del once de septiembre de 2001.
No faltaron intentonas -autóctonas e improvisadas- de obtener el mismo resultado pero a la ligera y sin conocimiento de causa. Felipe Calderón planeó su Monumento o Mausoleo a la Nada junto a Campo Marte, inaugurado por Miguel Angel Osorio Chong durante el sexenio que corre. La Estela de Luz fue un atraco, sin dirección ni contexto, epítome de una administración corrupta, despilfarradora e insensible, abierta a destiempo: bastante después que los festejos vacíos del Bicentenario.
Las efemérides sí son más importantes en otros lugares. Tiene un peso específico la fiera urgencia del presente, como lo definió Martin Luther King, Jr (1929-1968) en su discurso de la Iglesia Riverside de Nueva York (un año exacto antes de ser asesinado el 4 de abril de 1968), y su proyección adecuada hacia el futuro. No en balde su sermón se llama ‘Más allá de Vietnam’ (Tiempo de romper el silencio).
Hasta un modesto autobús urbano puede adquirir resignificados. El que tomó Rosa Louise McCauley Parks (1913-2005) la tarde del jueves primero de diciembre de 1955: camión número 2857 de la ruta sobre Cleveland Avenue de Montgomery en Alabama, y que se exhibe –rescatado del cementerio de chatarra de Montgomery, y totalmente restaurado- en el Museo Ford de Detroit, ciudad en la que residió la señora Parks después de emigrar al Middle West desde el corazón envenenado de Alabama. La activista se negó a cederle su asiento a un pasajero blanco que se encontraba de pie, y fue advertida por el Blake (quien como todos los conductores blancos de la empresa, portaba una pistola) de lo que le esperaba. Jamás se imaginó cuál sería el desenlace de este enfrentamiento, pues el miedo y la injusticia eran hechos cotidianos en el Sur. Rosa Parks pudo superar y vencerlos, por el resto de su vida.
El rechazo de Parks al statu quo de las leyes Jim Crow, noventa y dos años después de que Abraham Lincoln emancipara a los esclavos durante la Guerra de Secesión, sacudió los cimientos del perverso monolito segregacionista en el Sur de los Estados Unidos. A raíz del boicot de los autobuses, promovido e implementado por la comunidad afroamericana a partir de la detención de la activista: estrategia que duró más de un año, y que solamente concluyó cuando la Suprema Corte integró ese servicio, Martin Luther King asumió un liderazgo y autoridad ética incontestables. Después vendrían las grandes reformas legislativas de los años sesenta: la garantía del sufragio para esta comunidad tradicionalmente relegada, y las de sus derechos civiles en los días posteriores a su muerte.
A petición del chofer Rosa Parks fue detenida por elementos de la policía de Montgomery a la altura de la parada de autobuses frente al Empire Theater, hoy Biblioteca y Museo que lleva su nombre; institución administrada por Troy University. Por supuesto, sta Gran Narrativa o relato fundacional incluye a James F. Blake, el chofer cuyo reporte a la policía detonó el boicot del servicio de autobuses que catapultó al ministro religioso bautista Martin Luther King, Jr. a ocupar la vanguardia en la lucha por los derechos civiles de la población afroamericana. De Montgomery a Memphis: una senda que lo proyectó internacionalmente, donde obtuvo el Premio Nobel de la Paz y que le costó la vida doce años después cuando fue asesinado el 4 de abril de 1968 en la terraza del hotel Lorain (en la actualidad, el Museo Nacional de los Derechos Civiles). La historia bien explicada de su vida y obra, y la del Movimiento del que fue el símbolo más destacado, sin recurrir al abandono al que nosotros aquí estamos habituados.
Se conserva, como un documento emblema de valor incalculable, el prontuario que se llenó esa noche en la comisaría policiaca junto con el formato con sus huellas digitales. No es una reliquia; menos aún, fetiche. Constituye otro capítulo excepcional de una narración bien contada.
![Rosa Parks, acusada de infringir el absurdo código [existente, entonces] de la ciudad de Montgomery’. Firman los oficiales Day y Mixon. Historicus, Inc.](http://static.animalpolitico.com/wp-content/uploads/2014/09/Foto-92-273x346.jpg)
King con Bayard Rustin, activista ejemplar y uno de los organizadores de la Marcha a Washington del 27 y 28 de agosto de 1963.
La ciudadanía no tardó en organizarse. Una parte del primer gran discurso de Martin Luther King ante la recién formada Asociación por la Mejora de Montgomery (Montgomery Improvement Association), compartido con más de cinco mil personas que se dieron cita en el templo de Holt Avenue el lunes 5 de diciembre de 1955, puede escucharse aquí:
El templo protestante de denominación bautista, ubicado en la intersección de las calles Holt y Bullock, se ha convertido en insignia y patrimonio nacional. También, obviamente, la Dexter Avenue King Memorial Baptist Church (1954-60) donde King fue guía y pastor principal desde 1954.
King y sus colabores ocupan asientos de autobús en Montgomery, recién levantado el boicot. Britannica en línea
Otro indicador simbólico clave es la casa donde vivió el Doctor King con su familia de 1954 a 1960, mientras encabezaba la congregación de Dexter Avenue (prácticamente frente al Capitolio estatal donde pronunció otro de sus más célebres discursos u homilías el jueves 25 de marzo de 1965, cuando culminó la Marcha de Selma hasta la capital de Alabama). A muy corta distancia se encuentra el Centro Memorial de los Derechos Civiles, con una hermosa estructura diseñada por Maya Lin: creadora del Memorial de Vietnam en la capital Washington, DC.
21 a 25 de marzo de 1965. Marcha definitiva del pueblo de Selma hasta Montgomery, capital del estado de Alabama.
Montgomery. El antiguo Capitolio Estatal de Alabama, en la actualidad. El camino que tomaron miles de personas que reclamaban el derecho al voto para las y los afroamericanos hace casi medio siglo: casi ochenta y siete kilómetros totales, se convirtió por decreto del Congreso en Ruta Histórica a partir de 1996.
El Memorial de Maya Lin. La cita es del discurso de King en la Iglesia Holt, el primero de diciembre de 1955. Departamento de Transporte de los Estados Unidos
El archivo digital del Centro King para la No-Violencia es un repositorio invaluable de documentos y fotos.
Algo tan pretendidamente sencillo –pero de una inmensidad simbólica y ética- como plantar cara leyes racistas (la doctrina de ‘separados pero iguales’, avalada por la Suprema Corte de los Estados Unidos en 1896), con el simple expediente de negarse a ceder el asiento a un hombre blanco en el autobús que la llevaba a su casa fue el factor decisivo que que movilizó a la población –en un entorno donde la segregación escolar había sido prohibida por la Corte en 1954. Capítulos valiosos de la redención constitucional secular de la que habla el autor Jack Balkin http://bit.ly/1qC8xbO: una fe compartida, a pesar de múltiples adversidades y épocas de crisis, en el poder transformador del texto, y el indispensable rescate de la memoria.
El primero de diciembre del año entrante, Enrique Peña Nieto llegará al tercer año de su mandato. La mitad exacta del sexenio de la Restauración Priísta. Mucha tinta correrá en su oportunidad, mayoritariamente ensalzando sus ‘logros’ o justificando -con argumentos estrambóticos- los motivos por los cuales el país no despega. ‘Ya merito llegaremos a nuestra meta’. En Estados Unidos, la misma fecha será mucho más significativa, pues se cumplirán sesenta años de un evento que tuvo implicaciones colosales. Un hecho que derivó en la liberación efectiva de los afroamericanos y la obtención largamente pospuesta de sus derechos civiles. Un acontecimiento que, visto desde la óptica de los cambios generacionales, condujo – así fuese, de manera tentativa e indirecta- a la presidencia de Barack Obama. Y con huellas que preservan ese recuerdo, y sirven para evitar regresiones y vueltas al pasado indeseable. Con aspiraciones pendientes que incluyen a latin@s, las mujeres, migrantes y muchos otros grupos sociales.
La Caravana de familiares de víctimas de la violencia en México, agrupadas en
el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, recorrió los Estados Unidos en 2012. El trayecto incluyó algunos lugares emblemáticos del Sur, como Selma y Montgomery en Alabama. Los logros (recientes y pasados) de este colectivo demuestran que, respetando diferencias y contextos, el espíritu que animó a Martin Luther King y sus lecciones cívicas, bien pueden seguirse incorporando a la realidad mexicana.
Rosa Parks y Martin Luther King son coordenadas irremplazables de la conciencia nacional e internacional, más relevantes que nunca ahora que se socavan derechos fundamentales y se intentan aventuras imperiales sin sentido. King condenó la participación norteamericana en Vietnam: el sacrificio inútil de seres humanos de los dos bandos en pugna, y la debacle ética que representó ese conflicto armado; planteó la necesidad de replantear las prioridades nacionales ante la falta de oportunidades económicas en los ghettos que entrañaba el gasto demencial en la industria bélicas. Temas, discusiones y debates igualmente atendibles en 2014, trece años después de iniciada la interminable Guerra contra el Terror por parte de George W. Bush, y a cuarenta y tres la declaración formal de una Guerra contra las Drogas sin fin en la persona de Richard Nixon.
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De lo sublime a lo ridículo. ¿Qué respuesta tenemos en Monterrey, tras la tragedia irresuelta del Casino Royale? Un bodrio ofensivo llamado ‘Tu Vida’, u atrocidades similares como la estatua de Benito Juárez, con la cara y manos pintadas con tonos verdeceos al tipo Hulk (con todo y banda presidencial tricolor) en el municipio de San Nicolás, cortesía del alcalde Pedro Salgado: tan panista como la edil Margarita Arellanes que gobierna Monterrey y supervisó, en tándem con el gobernador priísta del estado Rodrigo Medina, la colocación del bodrio cubierto de mosaico azul, placas de acrílico y mangueras inservibles de PVC. Desechos para ese objeto, alimento chatarra del espíritu: El Memorialete.
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