No han transcurrido tres días desde mi retorno de México. Tareas no sólo académicas debí allí asumir en diversas instituciones universitarias. Reiteradamente, al concluir mis disertaciones sobre temas vinculados con la historia y sociología de la ciencia, la audiencia estudiantil prefirió referir las preguntas en torno a la actitud – absolutamente incomprensible – de Biniamín Netanyahu respecto a la construcción de un muro que, a lo largo de 3.200 kilómetros, separaría entre el país y Estados Unidos. Nadie disimuló el malestar – el enojo irrefrenable incluso – por esta actitud gubernamental israelí que afecta a una nación que desde el siglo XIX ha ofrecido asilo a multitudes de judíos que experimentaron persecución y privaciones en Europa.
No sólo la comunidad académica mexicana multiplica sus protestas por esta irresponsable postura. Los judíos mexicanos de diverso origen no disimulan gestos de sorpresa e irritación. Y en particular, escritores y periodistas que se cuentan en la vanguardia intelectual. No pocos de ellos manifestaron en tiempos idos sus reservas a las políticas que presiden al actual gobierno israelí. Pero en días recientes no pueden contener una filosa actitud contra el gobierno israelí, actitud que oscila entre el enojo y la vergüenza.
Me reiteraron una y otra vez la pregunta: ¿qué motiva a Netanyahu a trascender asuntos que deberían restringirse a Israel y al Medio Oriente? ¿Qué le encanta e hipnotiza en el populismo que Trump está predicando? ¿Por qué no entiende que el lema America first afectará a su debido tiempo a los intereses vitales del país que encabeza?
Confieso: preguntas que fui incapaz de responder. Preferí un elocuente silencio que mis audiencias muy bien entendieron. No pocas de ellas conocen mis posturas en favor de un humanismo que tiene bíblicas raíces. Humanismo que hoy en verdad encara dilemas e interrogantes. Porque la postura de Netanyahu – y en general de la extrema derecha nacionalista israelí – no sólo afecta a los ciudadanos del país; crea e instituye distancias apenas solubles con las diásporas judías y los círculos ilustrados en el mundo.
Me duele y me lastima ver lo que está sucediendo en el mundo , hoy Benjamin Netanyahu dio un mensaje expresando su apoyo a Donald Trump acerca de la creación del muro fronterizo.
Como judeo – mexicana expresó mi dolor y quiero demostrar mi gratitud y amor que tengo por mi patria, soy judeo-mexicana , soy afortunada por tener una doble identidad, amo mi país , y estoy agradecida por su calidez y aceptación.
Quiero decir que como mexicanos tenemos una tarea de defender y poner en alto nuestra patria, no vamos a permitir humillaciones y debemos darnos cuenta que hoy más que nunca no debemos permitir que un presidente destruya el sincretismo y respeto de culturas , debemos estar unidos y no dejar que se repitan errores del pasado.
Todos somos seres humanos y no es justo generalizar, no es justo discriminar porque nadie es superior que nadie, el mundo es para todos , basta de etiquetas y basta de prepotencia.
Hagamos cada uno de nosotros un esfuerzo por hacer este mundo mejor.
Pido a todos los que estén leyendo esto que no generalicen a los judios que vivimos en México, reprobamos las palabras de Benjamin Netanyahu y defendemos nuestro país con el corazón.