El programa del próximo año está completo. Tenemos el mundial de futbol, Rusia 2018. En realidad, como finaliza el 15 de julio podemos resumir que el programa de la primera mitad del próximo año está preparado.
Hoy fue el sorteo y ya en todas las redes de tv que se ocupan de futbol están justificando los resultados de las respectivas selecciones. Imposible digerir tantas palabras y tantas barbaridades. Tal equipo es peligroso pues jugamos una vez y perdimos. Después me entero que eso fue hace 30 años o antes de la Segunda Guerra Mundial.
Confieso que es el momento de estudiar las diversas posibilidades de las selecciones y eso haré en las próximas semanas y estimo que para mayo del próximo año me atreveré a manifestar quienes serán mis 4 finalistas. Es mucho trabajo, en el pasado lejano nunca logré dedicar ese tiempo necesario, solamente desde que soy jubilado dispongo de ese tiempo.
En el 2014 según mi opinión los 4 finalistas serían Argentina, Colombia, Alemania y Holanda (Países Bajos). Nunca me atreveré a decir quién será el campeón.
En el 2010, aun no disponía del tiempo, aposté por Uruguay como el mejor equipo sudamericano y como figura en la historia, salió cuarto.
Ir mas lejos no tiene sentido salvo recordar que a veces no es el futbol el que determina los resultados, sino profundos intereses económicos.
En el día de hoy puedo manifestar mis preferencias personales y para nada significan que eso garantice nada, salvo eso mi preferencia.
- Grupo A: Uruguay
- Grupo B: Irán (*)
- Grupo C: Perú
- Grupo D: Argentina
- Grupo E: Brasil
- Grupo F: México
- Grupo G: Panamá
- Grupo H: Colombia
En este momento me conformo con que todos esos equipos salgan primeros o segundos en sus respectivos grupos.
Las diferencias entre los equipos son sustanciales y por lo tanto, es fácil estimar los 10 equipos con mayores posibilidades de llegar a las finales pero determinar, como hacen algunos comentaristas, que la final será Alemania-Brasil.
En el día de hoy puedo resumir que cada equipo depende de si mismo, de sus jugadores y del espíritu que lo acompañe, mas suerte, mas arbitraje favorable o desfavorable. Recordemos el torneo de clasificación de los equipos de Suramérica, un verdadero drama y acompañado de todas las cosas que podemos encontrar en un torneo, incluído por supuesto, la infaltable corrupción.
El último clásico de Avellaneda entre Racing (local) e Independiente que ganó el visitante, con un equipo de tercera es la prueba que los resultados no son automáticos. Anoche el partido Junior de Barranquilla y Flamengo de Río de Janeiro por la semifinal de la Copa Sudamericana es otro ejemplo. El equipo local solo debía ganar 1-0 y perdió 2-0 aunque fue evidente que hubo dos penales que no le dieron al local porque no los vió el árbitro. Un penal y un gol tempranero podía marcar la diferencia. Podía digo….
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