Un ministro del gobierno robó un dinero y lo citaron a juicio para determinar si era culpable o inocente. Días antes del juicio el ministro fue donde un rabino y le exigió que le diera un amuleto para no ser declarado culpable; el rabino solo pensaba en que si el ministro era culpable del robo pues debía pagar por lo que había hecho, así que le entregó un amuleto y le dice: “no debes pensar en un gato mientras lo tengas puesto, si no piensas en un gato te declararán inocente”.
Llegó el día del juicio y el ministro se puso el amuleto; durante todo el juicio lo único que hizo el ministro era repetir en su cabeza, “no debo pensar en un gato, no debo pensar en un gato”.
Para eliminar nuestros pensamientos negativos, no basta con solo no pensar en ellos, si no que debemos pensar en positivo.
En la Parashá está escrito que D–os te está dando el bien y el mal, la vida y la muerte, y la bendición y la maldición, y que nosotros escogemos qué camino tomar. En realidad nosotros no tenemos libre albedrío total; D–os sabe lo que vamos a escoger antes de que nosotros lo hagamos; puede que en nuestra mente pensemos que podemos escoger, pero D–os ya tiene previsto lo que vamos a escoger.
En otras palabras a veces hay cosas que se nos salen de la mano. Hay muchas cosas que queremos hacer. Pero la realidad no nos da.
Hay cosas que D–os planificó como parte del destino del mundo. Uno nace y no puede escoger a sus padres a su nivel mental, o su salud. Esa planificación de D–os nos limita el libre albedrío.
Nuestros sabios dicen que tenemos que hacer nuestra voluntad como la voluntad de D–os (Tratado de Avot). Ellos no escribieron que nuestros actos deben ser como los que haría D-os. La explicación es que si le preguntamos a una persona ¿por qué no dio limosna a un pobre?, la respuesta de él puede ser porque no tenía plata; si le preguntamos a otra persona ¿por qué no fue a la sinagoga?, la respuesta puede ser que su esposa le puso llave a la puerta y no pudo salir. Las preguntas que no tendrán excusa son: ¿por qué no tuvo la voluntad de dar limosna al necesitado?, ¿por qué no tuvo la voluntad de ir a la sinagoga?
La voluntad es lo más importante. Con nuestra voluntad no tenemos límites, nadie puede limitar o controlar nuestra voluntad. Como se dice en la Parashá “Porque este mandamiento que te ordeno hoy, no es incomprensible para ti, ni está lejos: No está en el cielo, …, ni está más allá del mar, …, sino que está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la pongas por obra.” (Deuteronomio XXX, 11-14).
Por eso dicen nuestros sabios en el Talmud que si pensamos hacer una cosa buena y no lo logramos, se nos considera como si lo hubiéramos realizado.
Ahora si vamos a decir “quiero mucho, tengo la voluntad”, pero no actuamos, tenemos que saber que las cosas que en verdad queremos, al final las lograremos. Si queremos plata puede ser que vayamos a tener dificultades para conseguir el trabajo, pero normalmente al final lo logramos.
Cuando la Torá dice que hay maldiciones, que hay cosas malas que pueden pasar, estas cosas son verdad, porque a cada uno de nosotros nos pasan cosas que no siempre son buenas; por eso la Torá dice que debemos escoger la vida, es decir enfocarnos en las cosas positivas, y así nos podemos olvidar un poco de los problemas que tenemos.
Maldiciones, mal de ojo, malos sueños, duendes, etc., son hijos de la oscuridad; así como la oscuridad es la ausencia de la luz, esas cosas son la ausencia de las cosas positivas; son causa de la ausencia de la luz. Así como cuando una persona va caminando por un lugar oscuro y se cae porque hay una piedra, un obstáculo, la persona no se cae por la oscuridad, se cae por el obstáculo; la oscuridad causa que la persona no vea el obstáculo, pero no es lo que la hace tropezar. Es así con estas cosas no tienen fuerza, no nos pueden hacer nada, lo único que hacen es cubrir nuestros ojos, para que no veamos las soluciones que tenemos al frente.
Por ejemplo, cuando una persona sueña que va a perder al otro día en su negocio, cuando va a trabajar no lo podrá hacer con tranquilidad por estar pensando en ese sueño y como no piensa en su trabajo, entonces pierde; pero no por el sueño que tuvo, si no por su pensamiento.
Así como cuenta Robert Marton que en 1932 en Estados Unidos se escuchó decir que el banco donde las personas guardaban su dinero iba a quebrar, todas las personas corrieron a sacar su dinero y el banco quebró. En otros lugares lo llaman la profecía de Edipo de la mitología griega o el efecto de Pigmalión en la mitología romana. Las dos hablan de visiones que se cumplieron, no por la fuerza de la visión o de la profecía, sino por los pensamientos que llevaron a eso.
Hay sueños que tienen más fuerza, hay sueños que se cumplen y hay sueños que se cumplen mientras estamos soñando. Así como el hombre que soñó que estaba comiendo el Marshmallow más grande del mundo, cuando despertó no encontró su almohada. Pero normalmente los sueños tienen efecto sobre el pensamiento y no sobre la realidad.
En el Talmud está escrito que si quieres saber si una persona va a vivir durante todo el año, en Rosh Hashana debemos prender una vela y si la vela se queda prendida todo el día entonces esa persona va a vivir, pero si se apaga, esa persona va a morir; pero también el Talmud advierte que no lo hagamos. La vela no tiene ningún efecto en la vida de una persona, pero sí el pensamiento, y si a una persona que hace esto con la vela se le apaga durante el día, todo el año va a estar pensando que va a morir y puede llegar a pasar.
En la semana pasada leímos muchas maldiciones que están escritas en la Torá, y las leímos a propósito antes de Rosh Hashana, para que se termine el año y sus maldiciones. La explicación es que debemos entrar al año nuevo pensando que todas las cosas malas y negativas quedaron atrás, y comenzar el año bien, sintiéndonos limpios de todo lo negativo. (Leímos 98 maldiciones, y es interesante que las bendiciones que se dicen durante los 7 días después del matrimonio suman también 98.
El día que uno se casa es el día en donde más pensamientos positivos rondan nuestras mentes, y los pensamientos positivos anulan los negativos, 98 anulan 98. Leímos 676 palabras en la parte de las maldiciones, donde aparece 26 veces el nombre de D–os, y 26 veces 26 son 676, para enseñarnos que con la luz de D–os y la luz de las cosas espirituales podemos también anular las maldiciones.
En la noche de Rosh Hashana se acostumbra comer muchas cosas que se usan como señales positivas. Si comemos manzana con miel, ello no va a ser la causa para darnos un año mejor, sino que a través de esto empezamos a pensar en forma positiva y esto sí tiene fuerza para darnos un año mejor.
Que D–os nos ayude a llenar nuestra vida con mucha luz, luz que viene de acciones buenas, de rezos, de estudios y esta luz va alejar cualquier tipo de oscuridad.
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