Decía Virginia Woolf ¿Para qué sirve escribir si uno no hace el ridículo?. Retomando la idea de Howard Gardner acerca de los introspectivos (a los que les gusta escribir), su principal desafío es atisbar en profundidad dentro de su propia psique, comprenderse de una forma distinta a la que los demás se comprenden ordinariamente como personas y seres humanos. Y dice este autor ¿Cuál es la validez de las introspecciones? Después de todo se trata del conocimiento del mundo físico y biológico, pero en lo que respecta al conocimiento de uno mismo, claramente el conocedor tiene la información privilegiada, los datos que no están disponibles para los demás. Es concebible que quien aspira a la instrospección puede contar con una atractiva historia, porque todos, cada uno de nosotros, tenemos nuestra propia historia, quizás sólo depende de qué matiz le da cada quién, y qué tan valientes podemos ser con nuestra propia honestidad y las palabras.
Dice Cis-zen-mijali (Csikszentmihalyi) que recientemente se ha escrito con profusión acerca de la relación del estado anímico y la creatividad literaria. Es muy probable, sin embargo, que esta relación entre la entropía psíquica y la creatividad artística, es en ocasiones el resultado de las expectativas culturales específicas y del rol poco definido del papel artístico, en vez de ser algo necesariamente inherente al arte o a la creatividad. En otras palabras, si para sobrevivir como un artista en un ambiente social determinado, una persona tiene que mostrar su inseguridad, ridiculez y una carencia de los símbolos expresivos usualmente compartidos, probablemente mostrará los efectos psíquicos de estas condiciones adversas. Pasando todas estas pruebas cuando exponemos públicamente nuestra psique, nos preguntamos, con qué se identifica el que permanece impávido en algunas secuencias, del otro lado del papel, absorbiendo ideas, conceptos y pensamientos del autor. Cuál es el camino que lo conduce a establecer esa conexión directa con sus propios elementos internos, porque el estímulo se logra entonces y no dejamos de sorprendernos en la retroalimentación. Heidegger considera que la escritura no es más que un suplemento del habla, esto se debe a que el lector construye su propia habla interna mientras lee, por eso algunas cosas impactan tanto. Y bajo esta perspectiva es que uno con la pluma puede hacer muchas travesuras, aunque en ocasiones no es el verdadero objetivo el relatar una historia, pero el ejercicio de la expresión alivia, promueve nuestros sentidos y en este campo de explotar al máximo las letras, es que agradecemos a todos aquellos que se atreven para que este próximo jueves 18 de noviembre a las 20:00 horas en el Salón Mural del CDI, sean merecedores de un gran reconocimiento al obtener un lugar como escritores destacados.
Agradecemos en forma muy especial el apoyo de la Fundación Alejandro y Lili Saltiel, al permitir la difusión y fomento de la cultura a través de este trascendente evento comunitario que el CDI promueve por treinta y siete años consecutivos.
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