Eso de la actuación es todo un tema
Que sí yo sé actuar, porque me dicen que interprete tal o cual papel; o que si tú no sabes actuar, porque no me convences; o que si cualquier gente piensa que es actor.
Pero ya de antemano el público sabe qué papel va a interpretar cada quien, y se convence de antemano.
Personalmente, creo que una graduación actoral debería llevarse a cabo en el campo.
Esto es en plena calle, y tratando de convencer de lo que uno quiera a alguien desconocido.
Inclusive que uno es secuestrador, es indigente, está desesperado, o cualquier cosa que se le ocurra.
Pero a fin de cuentas, no debe advertir a quién va a convencer, que va a interpretar el papel; sino simplemente hacerlo; y que la otra persona se quede totalmente convencido de lo que le acaban de decir.
Y esto es lo que un par de actores desempleados desempeñan, como resultado de la desesperación de no tener ya nada…o casi nada.
Obviamente no se trata de un ejercicio de actuación natural, sino un engaño encaminado a un fin muy simple: la estafa vil y descarada.
Lo que comienza como un juego inocente, va cobrando fuerza hasta que consiguen un socio que es un verdadero malandrín, y experto en el asunto.
Entonces, las cosas cambian totalmente de color y se van poniendo negras y negras, conforme van avanzando en uno de sus primeros planes ¡se salen de control!.
Y es aquí donde la actuación verdadera les da una fuerza insospechada, porque o lo hacen bien, o se los lleva el tren. Tan fácil como eso.
Hay un factor muy importante en los planes, en las equivocaciones, en los cambios de jugada, y en todo su juego. Y ese factor se llama Suerte.
Ha llegado el momento de probar que son buenos, que son unos pillos ¿porque no decirlo? Que dentro lo suyo son profesionales.
Y que finalmente son “Tramposos con Suerte”
Artículos Relacionados: