Un científico emplea una mosca para hacer un experimento. Primero le quita una pata y le dice: “¡vuela!”, y la mosca vuela, luego le quita una de las alas y le dice de nuevo que volara y la mosca voló. Al final le quita la otra ala y le dice: “¡vuela!” y la mosca no voló. Le grita una vez más “¡vuela!”, “¡vuela!”. Y la mosca no lo hace. En su dictamen científico llega a la conclusión de que una mosca sin las dos alas no escucha bien.
En la última Parashá y en la de esta semana, la Parashá Vayetzé, vamos a leer acerca de dos personajes famosos y muy diferentes, aunque eran hermanos, Esav y Yaakov.
¿Cuál era la diferencia entre ellos?
La diferencia radicaba en cómo construir la vida en cuestión de prioridades. Esav tiene la primogenitura, pero en el momento en el que se fija en la comida que Yaakov había hecho, se dice a él mismo: “Mejor como ahora, y luego veré, igual voy a morir y debo aprovechar este momento (lo material), ya después haré algo (lo espiritual)”. Él sabe que existe lo espiritual, pero en su escala de prioridades le da más importancia a la parte material.
Yaakov, como está escrito en la Parashá, “sale de su lugar”, esto nos quiere decir que para construir nuestra vida tenemos que salir de nuestra forma personal de ver las cosas y examinarlas desde afuera, es decir, tomar una posición objetiva.
Cuando Yaakov sale de su forma personal de ver las cosas, imagina o sueña una escalera, de la cual ve ángeles que suben y bajan por ella.
La pregunta que nos hacemos es ¿or qué la Torá nos cuenta los sueños de Yaakov? ¿Qué nos importan sus sueños?
Sabemos que de lo que está escrito en la Torá debemos aprender la lección correcta y no pensar que se tenía un espacio en blanco y tinta sobrante y que se escribió para llenarlo.
Acerca del sueño de Yaakov, podemos aprender varias cosas: Primero, que la vida es como una escalera, debemos subir paso a paso para llegar a nuestro destino.
Segundo, lo más importante es que la escalera tiene su base en la tierra y la parte final en el cielo, lo que nos quiere decir que si queremos alcanzar el cielo, debemos tener una base sólida (o en otras palabras, tener bien afirmados nuestros pies sobre la tierra). La base sobre la cual se asienta cualquier edificio es lo más importante, aunque no se vea. Si ese edificio no tiene bases sólidas que lo soporten, no sirve para nada.
No podemos ponerle ventanas a un edificio que no tiene bases y eso nos lleva al concepto más importante en nuestra vida: tener claridad en las cosas que estamos haciendo.
Hay gente a la que le es difícil cumplir con el Shabat o comer kosher, pero debemos tener claridad en lo que le es permitido y en lo que le es prohibido. Debemos saber qué es lo que sí puede hacer y en lo que no se puede hacer.
Como aquella vez que me pregunta un reformista bastante light: “¿Cuál es la diferencia entre ustedes y nosotros? Dado que también en la sinagoga de ustedes no todos cumplen.”
Respuesta: la única diferencia es que nosotros sabemos a dónde queremos llegar y conocemos las cosas prohibidas que no debemos hacer. Hay gente que no puede cumplir con Shabat, pero sabe que debe cumplir y que para lograrlo debe caminar paso a paso. Es decir, por lo menos tiene claridad de que al no cumplir Shabat está haciendo algo indebido, pero hay gente que ni siquiera sabe que está haciendo algo mal, porque ya metieron sus ideas dentro de la Torá y dentro de la religión (es decir, hay gente que considera que ya no se necesita el shabat, porque no es necesario el shabat).
Hay gente que roba y ni siquiera piensa que es algo que está mal. Tal como aquel señor que roba unas naranjas de un mercado y se las estaba comiendo, cuando en eso alguien se le acerca y le dice: “Mira, en la Torá está escrito que no debes robar”, a lo que este señor le responde: “La Tierra de Israel es espectacular, uno está comiendo y escucha palabras de Torá a la vez”.
Un enfermo que sabe de su enfermedad es parte de la curación.
En la Parashá vamos a leer acerca del tramposo más grande de la historia que era Lavan. Lavan viene de la palabra blanco en hebreo. ¿Cómo es posible que el hombre más tramposo de la historia, lleve el nombre de una palabra que significa pureza, limpieza?, (parece ser que su nombre fuera parte de sus mentiras).
Y como vemos en su vida, él estaba mezclando todo. Está escrito que su padre se llamaba Betuel y en otra parte está escrito que se llamaba Najor.
Cuando Yaakov se da cuenta que le mintió con respecto a su esposa y que Lavan lo que hizo fue cambiar a una de sus hijas por la otra, Yaakov le reclama y este le contesta: “¡Ah!, la una es mi hija y la otra también, ¿Cuál es la diferencia? si las dos son mis hijas”
Cuando Yaakov le reclama por dinero, este le dice que el dinero de él es también su dinero, así que ¿cuál es el problema?
Después, cuando está jurando con Yaakov dice: “¡Mi Dios!, Dios de Najor”, es decir la idolatría de Lavan y Di-s son la misma cosa, así que no hay diferencia.
Este personaje se le encuentra todo el tiempo mezclando sus cosas y no tenía claridad de lo que es de él y lo que es del otro.
El color blanco, como sabemos, es la mezcla de todos los colores, y quizás su nombre venga de ahí, todo en él era una mezcla y tal vez por eso se llamaba blanco.
Cuentan que en una junta de gerentes en la cual se presentó un profesor, quien hizo una demostración para las personas que estaban ahí presentes. Toma un vaso y lo llena de piedras grandes y le pregunta a los presentes: “¿Les parece que el vaso está lleno?”, todos respondieron que sí, está lleno, así que toma piedras más pequeñas y las arroja en el vaso y estas llenaron un poco más el vaso. Volvió a preguntar si les parecía que el vaso está lleno y estos respondieron que sí, luego toma arena y la arroja al interior y llena más el vaso, a lo cual el profesor vuelve a preguntar si ven que el vaso está lleno y ellos respondieron que sí, al final coge un poco de agua y la derrama en el interior del vaso y le pregunta a los asistentes: “¿Cuál es la enseñanza en lo que acabo de hacer?”
Uno contesta que cada persona puede encontrar tiempo en su vida.
Otro contesta que diferentes tipos de objetos pueden estar juntos en un mismo lugar.
Así que el profesor dijo: “No, para eso estoy aquí, para explicar con este ejemplo que el mensaje es el siguiente: si yo hubiera metido el agua inicialmente, las rocas grandes no hubieran alcanzado, ni las pequeñas, ni tampoco la arena”.
Es decir para tener todo en un recipiente y meter todo en un mismo lugar, hay que saber el orden y saberle dar la prioridad a cada cosa. Si llevas el orden correcto, todo puede entrar y puedes llenar tu vida de algo espiritual, de algo material y de todas las cosas que puedas tener.
Yaakov Avinu, tenía también plata y disfrutó de cada cosa. Tenía todo como también lo tenía Esav, Yaakov dijo: “¡yo tengo todo!”, y tenía todo porque sabía cómo organizar cada cosa en el momento adecuado.
Pero Esav lo perdió todo luego y se quedó sin nada por no darle prioridad a las cosas correctas, equivocó el orden de sus prioridades y se quedó solo: perdió la primogenitura, perdió las bendiciones y sus amigos lo dejaron solo. Para organizar todo, debemos de tener claridad en determinar qué asuntos son más importantes y cuando se nos presente esto, debemos aprender cuál es la manera correcta de hacer las cosas para nuestras vidas. No concluir a priori que la mosca no escucha porque no tiene alas. Así como ella no puede volar porque no tiene alas, de la misma forma nosotros necesitamos de una escalera para subir poco a poco, paso a paso y lograr llegar a la cúspide.
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