El apego a otras personas es pegajoso y te producirá sufrimiento hasta que lo superes.
Crear relaciones incondicionales con una pareja, amar, valorar la presencia de otro ser humano en tu vida o celebrar su conexión es maravilloso y gratificante, lo inapropiado es desear o necesitarlos de tal manera que llegues a sentirte inútil, inmovilizado o herido si la persona se rehúsa a hacer lo que deseas o a ser como piensas que es lo correcto.
Dichos sentimientos son apegos, relaciones en las que das poder y control sobre tu propio ser a otro, lo cedes, la gran mayoría de las veces sin nada a cambio, esta entrega generalmente conduce al sufrimiento.
Todas las relaciones humanas son más felices desde una posición de desapego. Esto significa amar a las personas tanto como para dejarlas tomar sus propias decisiones sin ninguna crítica de parte tuya, aún cuando esas elecciones vayan en desacuerdo con tus ideas. Significa tener suficiente confianza en uno mismo para jamás sentirse amenazado cuando otros dejan de vivir de acuerdo con nuestras expectativas.
Al igual que los celos son desconfianza en uno mismo intentar controlar al otro o pasivamente dejarse manejar representa lo mismo, baja autoestima y un profundo apego a la irresponsabilidad.
El desapego, en las relaciones humanas lejos de ser una ausencia de atención, significa amar tanto que suspendes tus propios juicios de valor acerca de otros y te relacionas con ellos desde una posición de amor en lugar de una de control. De la misma manera que amamos nuestra libertad por decidir estamos obligados al mismo sentimiento con los demás.
Desapegarte te alienta a estrechar más tus relaciones y a intensificar tu amor y tu autoestima, la responsabilidad lejos de impedir que avances, te permite crecer. Vas ligero de equipaje, esto se refleja en tu ser y te permite dar de manera incondicional sin esperar nada a cambio y perder el miedo a que alguien te abandone si decide hacerlo.
El apego a tu cuerpo como medio de realización en esta vida resulta en una preocupación infinita por la apariencia; y a la envoltura que te contiene, esto disfraza el conocimiento de que tu cuerpo es una forma provisional que estás ocupando y dificulta que veas la verdadera esencia de tu ser.
¡Qué pegajoso es el apego! El amor es dar más que tomar; este es el verdadero secreto en las relaciones empoderadoras.
La palabra es mágica, de ti depende hacer el decreto adecuado para contrarrestar los apegos.
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