Túnez sacude al mundo árabe

Por:
- - Visto 825 veces

El reciente derrumbe del gobierno libanés no fue ninguna sorpresa (se veía venir desde tiempo atrás la ruptura Hezbolá –Hariri). En cambio, la caída del régimen tunecino encabezado por el presidente Ben Ali sí constituyó un acontecimiento totalmente inesperado. Inesperado para el mundo árabe, para el resto de la comunidad internacional y para la propia cúpula gobernante en Túnez. Hasta hace poco nadie hubiera imaginado el escenario que hoy prevalece en esas tierras magrebíes ya que el país parecía una especie de oasis dentro de una zona convulsa. Se trata de una nación con una industria turística floreciente y con un PIB per cápita anual de ocho mil dólares, mucho más alto que el de la mayoría de sus vecinos regionales y que el de varios países de desarrollo medio. Es más, hasta 2008, el Túnez comandado por Ben Ali había mostrado crecimientos anuales que excedían al 5% anual gracias a su economía diversificada que incluía una considerable industria de exportación.

Sin embargo, a partir de la crisis de 2009 y el encogimiento del mercado europeo que es el principal consumidor de los productos tunecinos, el crecimiento cayó a menos de 1% anual. Con ello, salieron a flote los múltiples problemas estructurales que durante años se mantuvieron a raya enmascarados por una prosperidad relativa. No sólo se trataba del crecimiento del desempleo que alcanzó el 15% (del cual 30% son graduados universitarios), sino también del descontento generalizado por los altos niveles de corrupción gubernamental y las medidas represivas y de control del régimen de Ben Ali que coartaban libertades esenciales y generaban en la sociedad civil la percepción de vivir en condiciones de injusticia rampante y falta de oportunidades de desarrollo digno, sobre todo para su amplio sector de jóvenes donde la creciente frustración se convirtió en una incontenible ira.

No cabe duda que existe una importante peculiaridad en el caso tunecino. Aquí no se trató de la rebelión de una población hambrienta y golpeada por un régimen brutal del tipo de Sudán o Somalia, ni tampoco de un gobierno fundamentalista que impusiera el rigor de la normatividad religiosa estilo Irán o Gaza. En todo caso, la dictadura de Ben Ali, a pesar de sus 23 años de vigencia, era una dictadura “benévola” y bastante secular comparada con la mayoría de las regionales. De hecho, las mujeres de Túnez son muy probablemente las que desde hace tiempo gozan de más derechos dentro del contexto del mundo árabe-musulmán.


Varias conclusiones pueden extraerse de lo anterior: una dictadura, no por ser relativamente benévola, deja de ser dictadura que impide el libre flujo de la voluntad y las expresiones populares; los avances sociales existentes en Túnez, aún con sus limitaciones, constituyeron los gérmenes de una conciencia social más clara y activa, capaz de diagnosticar la realidad y por ende, de tomar la decisión de rebelarse contra quienes percibió como sus opresores; la “probada” que una sociedad como la tunecina tuvo de los beneficios de un crecimiento económico sostenido durante varios años, lo mismo que del potencial crítico inherente al uso de internet —a pesar de las restricciones que enfrentó al respecto— impulsó el crecimiento del malestar popular ante la ola de insatisfacciones cotidianas, hasta generar la avalancha que derribó al régimen.

Por ello y a pesar de la preocupación por la posibilidad de que el ejemplo tunecino cunda en los muchos países árabes gobernados por dictaduras (tal como quedó de manifiesto en la reunión de la Liga Árabe de hace cuatro días) es bastante incierto que el fenómeno se replicará tal cual en ellos.

El que Argelia, Egipto y Jordania estén presentando hoy manifestaciones y revueltas populares similares no asegura que en el corto plazo sus respectivos regímenes correrán la suerte del de Ben Ali. En ellos, a diferencia de Túnez, las expectativas sociales nunca se han enfrentado en contrastes tan fuertes y, por otra parte, sus capas dirigentes poseen mecanismos de control mucho más amplios, contundentes y experimentados en la tarea de mantenerse en el poder al costo que sea.

Fuente: Excélsior

Acerca de Esther Shabot Askenazi

Licenciada en Sociología egresada de la UNAM (1980), con estudios de maestría en Sociología en la UNAM y con especialización en Estudios Judaicos en la Universidad Iberoamericana. (1982-1985) Fue docente en la ENEP Acatlán, UNAM durante 10 años (1984-1994). Actualmente es profesora en diversas instituciones educativas privadas, judías y no judías.De 1983 a 1986 fue colaboradora semanal del periódico "El Nacional" tratando asuntos del Oriente Medio.Desde 1986 hasta la fecha es editorialista semanal en el periódico Excélsior donde trata asuntos internacionales.Es comentarista sobre asuntos del Medio Oriente en medios de comunicación electrónica.Publicaciones:"Los orígenes del sindicalismo ferrocarrilero". Ediciones El Caballito S.A., México, 1982.En coautoría con Golde Cukier, "Panorama del Medio Oriente Contemporáneo". Editorial Nugali, México, 1988.Formó parte del equipo de investigación y redacción del libro documental "Imágenes de un encuentro. La presencia judía en México en la primera mitad del siglo XX" publicado por la UNAM, Tribuna Israelita y Multibanco Mercantil, México, 1992.Coautora de "Humanismo y cultura judía". Editado por UNAM y Tribuna Israelita. José Gordon, coordinador. México, 1999.Coordinadora editorial de El rostro de la verdad. Testimonios de sobrevivientes del Holocausto en México. Ed. Memoria y Tolerancia, México, 2002.Redactora de la entrada sobre "Antisemitismo en México" en Antisemitism: A Historical Encyclopedia of Prejudice and Persecution". Ed. ABC CLIO, Chicago University, 2005."Presencia judía en Iberoamérica", en El judaísmo en Iberoamérica. Edición de Reyes Mate y Ricardo Forster. EIR 06 Enciclopedia Iberoamericana de Religiones. Editorial Trotta. , Madrid, 2007.Artículos diversos en revistas de circulación nacional e internacional.

Deja tu Comentario

A fin de garantizar un intercambio de opiniones respetuoso e interesante, DiarioJudio.com se reserva el derecho a eliminar todos aquellos comentarios que puedan ser considerados difamatorios, vejatorios, insultantes, injuriantes o contrarios a las leyes a estas condiciones. Los comentarios no reflejan la opinión de DiarioJudio.com, sino la de los internautas, y son ellos los únicos responsables de las opiniones vertidas. No se admitirán comentarios con contenido racista, sexista, homófobo, discriminatorio por identidad de género o que insulten a las personas por su nacionalidad, sexo, religión, edad o cualquier tipo de discapacidad física o mental.


El tamaño máximo de subida de archivos: 300 MB. Puedes subir: imagen, audio, vídeo, documento, hoja de cálculo, interactivo, texto, archivo, código, otra. Los enlaces a YouTube, Facebook, Twitter y otros servicios insertados en el texto del comentario se incrustarán automáticamente. Suelta el archivo aquí

Artículos Relacionados: