“Verdad o mentira; depende del cristal con el que se mira”

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¿Qué es verdad y qué es mentira, como dice el dicho, “depende del cristal con el que se mira”. Bueno y malo, correcto o equivocado, en estas evaluaciones nos pasamos gran tiempo de nuestra vida.

El lente a través del cual observamos los hechos, calificamos actitudes y circunstancias es un bagaje cultural que forma parte de nuestra integración social y de nuestra historia. Lo que es bueno para algunas personas resulta ser diferente para otras, en sociedades y tiempos distintos.
Catalogamos todo, les adosamos etiquetas a los comportamientos considerando su calificación como verdad absoluta y definitoria.

Hacer esto impide conocer y enriquecernos, todos los ángulos de la diversidad humana aportan; en la variedad está el gusto, dice la conseja.


Un universo de contrastes permite conocer al mismo tiempo al blanco y al negro; la infinita gama de grises que entre ellos existe.

Toda esta abundancia explica, añade y nos hace más fuertes; el movernos sin estas limitantes nos hace ser más profundos, evitar la superficialidad inherente a lo encasillado que resulta de nuestro sistema de valores.
La dificultad para cambiar y abrir nuestra percepción radica en nuestra proclividad a mantenernos en nuestra zona de confort, evita el compromiso de razonar, de ser consciente, de prepararnos en la vida y de asumir, fundamentalmente, a los demás como pares equivalentes a nosotros mismos.

A muchos les resulta incómodo suponer condiciones distintas en los otros, complicado analizar el punto tal y como si fuéramos el adversario, persona y situación a la cual estamos haciendo frente.

El miedo, la desidia y la falta de compromiso, la costumbre del mínimo esfuerzo nos lleva a confiar inopinadamente en nuestro sistema de valores que poco ha sido confrontado.

Permitir los cambios, ser parte de ellos se sustenta en ampliar la visión y el horizonte; en considerar tiempos, formas y circunstancias; en observar, al mismo tiempo, distintos planos; el bosque, el árbol, la rama, la hoja.
Excluir alguna de estas consideraciones conduce necesariamente a sesgar el resultado.
Permanecer atado impide valorar y finalmente soltar, en paz, todo aquello que está obstaculizando el vuelo hacia adelante.

Para que exista un despegue se precisa pista, avión y lo que conlleve. Aquí y ahora depende sólo de ti el impedir que esa carga y esa falta de visión te retrase ascenso, ruta y objetivos.

El secreto es la práctica constante e ininterrumpida, el imaginar la postura de los demás, evita los juicios de valor, aléjate radicalmente de encasillar a la gente y a sus circunstancias. Hacerlo en paralelo a valorar tu postura, abierta y nueva es un fino equilibrio que debes buscar. Finalmente sólo tú tienes la llave de la cerradura de tus pensamientos y sólo en ti, en tu aquí y ahora, se encuentra la solución, las formas.
¿Juzgas a los demás como eres juzgado?

Twitter@TerryGuindi
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Photo by quinn.anya

Acerca de Terry Guindi

Escritora y conferenciante nacida en la Ciudad de México se ha especializado en el apasionante tema de la Ley de Atracción.Ha realizado múltiples estudios y posgrados relacionados con el crecimiento personal y colectivo.Es Directora y Presidenta de Realízate, compañía que fundó en 2004 la cual se especializa en impartir conferencias acerca de la Ley de Atracción, La Palabra es Mágica y La Varita Mágica.Ha trabajado con reconocidas empresas nacionales e internacionales, tanto públicas como privadas.Como escritora publicó su primera novela "Así…no se vale" en 1998 y la segunda "Por mí, por mi casa y por lo que me espera…" en 2005. Su tercer libro "Los secretos detrás del secreto" se publicó en junio del 2008 siendo hoy un bestseller. Presentó con gran éxito en la FIL Guadalajara, diciembre 2011 su cuarto libro "¿Qué tan valiente eres para ser feliz?". 

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