Christian Smorra es el autor principal de un trabajo publicado la semana pasada en el prestigioso diario científico Nature, acerca de una medición de las “partes por mil millones” del momento magnético del antiprotón. Extrajo esta conclusión: “Todas nuestras observaciones encuentran una simetría total entre la materia y la antimateria, es por esto por lo que el universo no debería existir realmente”.
Vale, admito que vivir en un universo que no debería existir es bastante apasionante. Mi ritmo cardiaco aumentó en cuanto vi los titulares en la prensa general. Aparentemente, la medición de un momento magnético de un antiprotón sin el descubrimiento de asimetría no llamaba suficiente la atención.
¿Por qué no debería existir el universo según Smorra? Los físicos que realizan mediciones extremadamente precisas como parte de la colaboración Baryon Antibaryon Symmetry Experiment (BASE) en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, por sus siglas en inglés) no encontraron asimetría entre la materia y la antimateria. Aparentemente, esto es un problema.
¿Por qué tanto jaleo? Todos vemos mucha materia a nuestro alrededor. La antimateria, en cambio, es bastante escasa. Las partículas y las antipartículas se aniquilan entre ellas cuando entran en contacto. Entonces, ¿por qué toda la materia y antimateria tan próximas entre sí en el momento del llamado Big Bang no se aniquilaron por completo? Los científicos han postulado durante mucho tiempo algún tipo de asimetría de las partículas y antipartículas para explicar la abundancia relativa de materia que observamos en el universo actual.
La antimateria normalmente no existe durante mucho tiempo porque se destruye si entra en contacto con cualquier materia, como los átomos en el aire o los lados de cualquier recipiente convencional. Así, se han tenido que generar artificialmente antiprotones en el CERN y después enfriarlos hasta prácticamente el cero absoluto. Se utilizaron entonces campos eléctricos y magnéticos para capturar las antipartículas en un vacío total con 10 veces menos partículas aún que el espacio interestelar. Esta investigación tardó 10 años y es muy importante a pesar de la sorprendente conclusión.
Esta última investigación, ciertamente, es una confirmación fantástica de una propiedad de la antimateria, pero todavía no responde la pregunta de por qué hay hoy un superávit de materia sobre la antimateria. Ni responde la pregunta de por qué podríamos estar viviendo en un universo que no debería existir.
El experimento realmente era más sobre lo que no fue descubierto que sobre lo que se había descubierto. Simplemente porque la asimetría deseada no se haya descubierto todavía no significa que no exista. ¿O es posible que todo este conocimiento sin descubrir pudiera llevar a un cambio de paradigma?
Los investigadores han buscado una diferencia en la masa, la carga eléctrica y ahora el magnetismo, pero hasta ahora, las partículas y las antipartículas han demostrado ser asombrosamente asimétricas. Ahora los investigadores están esperando estudiar el efecto antigravitacional de la antimateria. En otras palabras, ¿la antimateria caería hacia arriba?
Todo el mundo debería poder reconocer que ciertos patrones se repiten en la naturaleza. Si un patrón se repite con la suficiente regularidad como para no observar ninguna excepción, entonces se formula una ley científica para realizar predicciones sobre cómo ocurrirán en el futuro fenómenos naturales similares. Y sin embargo, la ausencia de evidencias opuestas observadas no es necesariamente la evidencia de ausencia. En otras palabras, simplemente porque no hayamos observado algo no significa que no pueda existir.
Smorra no ha mencionado a Dios ni los milagros, pero para muchos teólogos, su conclusión fue una justificación de la creencia de que la creación del universo fue milagroso por naturaleza. Si algo no debería suceder por naturaleza, y sin embargo sucede de todos modos, entonces debe de ser un milagro, según muchos tradicionalistas.
Dios es grande y Dios es bueno. No obstante, vivir en un universo que no debería existir parece ser similar a la trillada trampa del Dios de los vacíos. En otras palabras, si algo sucede por naturaleza para lo que la ciencia no tiene una explicación racional, entonces debe ser milagroso. ¿Quién dijo que Dios tiene que ser milagroso? ¿Qué significa tan siquiera la palabra “milagroso”? ¿Por que no podría Dios actuar según leyes naturales todavía no descubiertas que él creara según su naturaleza y que todavía no comprendemos?
En lugar de vivir en un universo que no debería existir según los patrones que hemos observado en la naturaleza, ¿por qué no vivir en un Infiniverso donde cualquier cosa que puede suceder, sucederá un número infinito de veces? En lugar de descubrir repetidamente los límites momentáneos de nuestro conocimiento y después exclamar que el universo simplemente no debería existir de este modo, deberíamos imaginar un Infiniverso que pueda acomodar cualquier cosa que pudiéramos descubrir o no descubrir.
En un Infiniverso, tendríamos que reconocer que nunca podríamos conocer o comprender todo. Entonces no habría razón para creer que estamos viviendo en un universo que no debería existir. Sin embargo, la posibilidad de que algún día podamos comprender todas las leyes de la naturaleza es demasiado tentadora para algunas personas.
Todo esto me recuerda lo que dijo Robert Jastrow en Dios y los astrónomos: “Para el científico que se ha guiado por su fe en el poder de la razón, la historia termina como un mal sueño. Ha escalado las montañas de la ignorancia, está a punto de conquistar la mayor cima; mientras sube la roca final, es saludado por un grupo de teólogos que lleva sentado ahí durante siglos”.
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