El tema de la seguridad pública ha tomado especial importancia en los últimos años en nuestro país. Y cómo no, tema del que no está excluido ningún ciudadano o grupo, sin importar su capacidad económica, sexo o religión.
La delincuencia común y el crimen organizado, se encuentran en todas las ciudades del mundo. Hace tan sólo unos meses, en Washington DC, frente a la librería “Barnes & Noble”, a las seis de la tarde, cuando todavía la luz del sol alumbraba la esquina de la M Street NW y Thomas Jefferson, se registró un asalto. Nadie auxilió a la víctima. Me quedé atónito ante esa escena. Le arrebataron, frente a los ojos de más de 20 personas –incluyendo los míos-, la bolsa a una adolescente.
Por un momento, intenté pensar que eso que acababa de suceder no era posible en la capital de los Estados Unidos. No era Nueva York, ni un suburbio de Los Ángeles, se trataba del corazón político de ese país. Tras esa desagradable experiencia, entendí con claridad, y más allá de la propaganda, eficacia o ineficacia de las autoridades ante el fenómeno, que la inseguridad no es privativa de una ciudad, región o país.
Por otro lado, es triste pero muy real, que en la frontera norte de México, a unos cuantos kilómetros de El Paso, Texas, la segunda ciudad más segura de los Estados Unidos, se encuentra Ciudad Juárez, cuyos índices delictivos la han convertido en uno de los municipios más peligrosos de nuestro país.
Que la inseguridad pública no sea privativa de una región o ciudad tampoco significa que nos debamos de acostumbrar, o menos resignar. Valdría la pena hacernos la pregunta: ¿te atreverías a bajar el vidrio de tu vehículo cuando circulas en domingo por Viaducto rumbo al “depor”?.
La participación ciudadana contra el crimen
Sin excluir la responsabilidad de las autoridades, de todo el mundo, en materia de seguridad pública, valdría la pena analizar qué estamos haciendo como sociedad para contrarrestar los efectos de la delincuencia. Esto no implica que los ciudadanos, los que pagamos impuestos, tengamos que realizar tareas policiacas, pero hay esquemas de participación social que han funcionado y dado resultados.
El caso de los “Taxistas Vigilantes” en Tuxtla Gutiérrez es significativo y digno de análisis. Más de 3 mil 500 trabajadores del volante fueron dotados con un teléfono celular con tecnología 3G para reportar delitos. Tan simple como tomar una foto con el celular, de manera casi instantánea ese reporte llega a una central, dando información de la ubicación vía GPS, desde donde la autoridad se ve obligada a dar respuesta.
Este programa que nació en la capital chiapaneca, y que ha sido reconocido internacionalmente con el World Summit Award (WSA) en la categoría “Gobierno y Participación en Latinoamérica”, es ahora replicado en Querétaro bajo la denominación “Visión Ciudadana”.
Se trata también de un arma de doble filo para las autoridades. Cada reporte queda registrado, por ello, ante la ineficacia de la respuesta de quien tiene la obligación de atender el reporte –policía municipal, judicial u otra-, el taxista no sólo perderá la confianza en el programa, sino será el portavoz del mal resultado. No olvidemos que los expertos en mercadotecnia sostienen que no hay mejor publicidad –positiva o negativa- que la que se hace de boca en boca. En Tuxtla Gutiérrez el éxito del programa ha radicado no sólo en el reporte de los taxistas, sino en la respuesta de las autoridades que ha permitido evitar, incluso, secuestros o detener a todo tipo de delincuentes.
Con diversos programas como el “Taxista Vigilante” y una estrecha coordinación con el gobierno federal, Chiapas mantuvo en el 2010 el primer lugar con el menor índice de víctimas y delitos en el país: 2 mil 900 por cada 100 mil habitantes, cifra muy inferior a la media nacional de 7 mil víctimas, en base al informe realizado por el Instituto Ciudadano de Estudios Sobre la Inseguridad A.C. (ICESI). El índice delictivo en el estado disminuyó 57.93% en delitos de alto impacto durante 2010, con referencia al año anterior. Aunado a ello, la estadística sobre incidencia delictiva de las autoridades federales, señala y confirma que Tuxtla Gutiérrez se ha convertido en estos cuatro años en la capital más segura del país.
La primera Comunidad Segura de México… pero le falta algo todavía
El 29 de marzo, Tuxtla Gutiérrez, se convirtió en la primera ciudad de México, y en la 231 a nivel mundial, en contar con el certificado de Comunidad Segura que otorga el Instituto Karolinska de Suecia. Se trata de la tercera ciudad que logra este distintivo en Latinoamérica, junto con Peñaflor en Chile y San Borja en Perú. Se suma a otras certificadas en el mundo como Melbourne en Australia, Dallas en Estados Unidos y Rotterdam en Holanda. El Fundador de Comunidades Seguras, el Dr. Leif Svantrom, entregó la placa de certificación a Tuxtla Gutiérrez, en ceremonia encabezada por el Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa y el gobernador Juan Sabines Guerrero, impulsor de todos los programas que fueron certificados y creador de la mayoría de los mismos.
La capital chiapaneca fue reconocida como Comunidad Segura por 19 programas, entre ellos: Taxista Vigilante; Policía Ciudadana Solidaria; Policía del Centro; Policía Femenil de Tránsito y Vialidad; Programa Alcoholímetro Preventivo; Centro de Atención y Tratamiento en Adicciones (CENTRA); Red Ciudadana (Asambleas de Barrio, Consejo de Participación Ciudadana de la Procuraduría General de Justicia del Estado y Consejo Consultivo Municipal); Botón Negocio Seguro; Conejo Bus; Centro de Atención y Vigilancia Permanente (CAVIP).
Por la seguridad pública y condiciones óptimas para la inversión privada, por su creciente infraestructura, mejoramiento en la calidad de vida de sus habitantes y participación ciudadana, Tuxtla Gutiérrez se ha convertido en los últimos cuatro años en la capital del sureste mexicano y ahora es la primera Comunidad Segura del país, pero le falta algo todavía… una sinagoga. Ya quedaron atrás los tiempos donde Chiapas era sinónimo de conflicto o guerrilla, peor aún, de intolerancia étnica y religiosa, por eso ante las condiciones que oferta la ciudad y la entidad actualmente, seguramente nacerá en los próximos años una nueva comunidad en la primera Comunidad Segura del país.
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