En días pasados y a propósito de un artículo publicado en un diario brasileño (http://opiniao.estadao.com.br/noticias/geral,jonas-imp-,1541883 ), envíe un mensaje felicitando a su autor por su análisis de lo que en esos días eran los últimos acontecimientos en el interminable conflicto entre Israel y el liderazgo en Gaza. Añadí mi deseo de que los “ciudadanos mexicanos que [se identifican] también como judíos” tuvieran la misma lucidez y honestidad para diferenciar entre las ofensivas de los autores de terror y el Estado de Israel, que ejerce su indiscutible derecho a defender su población civil, y tomaran la pluma (o la tableta) para educar al público, para aclarar falsos, para verter luz, para “deshacer agravios y enderezar entuertos” sobre todo ahora que la bestia del antisemitismo toca las puertas también en México.
Poco sabía cuándo enviaba mi correo electrónico que días después estaría leyendo en El Gallo Ilustrado ( http://www.jornada.unam.mx/2014/08/18/opinion/002a2cor ) una petición que insta al gobierno mexicano a que reconozca a Palestina como un Estado con plenos derechos. Indiscutible. No hay quien refute que todo pueblo tiene el derecho a vivir en paz y con seguridad en un Estado soberano. El problema no está ahí sino en pensar que la soberanía sólo se adquiere con las firmas y el reconocimiento de otros Estados. Ojalá así fuera de fácil pero por desventura los Estados habidos y por haber no se rigen con ingenuidad ni sus fronteras se establecen con buenas intenciones.
Como en todo proceso, aquí también hay reglas y pasos a seguir que la ley internacional establece. Si bien el reconocimiento y el territorial son requisitos para ser aceptado como Estado, es también indispensable cumplir con otros muy importantes como lo son demostrar la capacidad de autogobierno y la capacidad de interactuar con otros Estados en base a leyes internacionales.
Para entender que lo anterior difícilmente se puede decir logrado o siquiera en vías de lograrse hay que recordar que Abu Mazen, el Presidente de la Autoridad Palestina con sede en Ramala se apresuró a formar hace pocos meses un gobierno de unidad con el liderazgo en Gaza. Una unidad ficticia que en ningún momento desde que fue firmada ha fungido en unísono. Todo lo contrario, el recién descubierto complot que los líderes del supuesto gobierno de unidad urdieron para deshacerse del presidente de la Autoridad Palestina es un trágico recordatorio de la complejidad de este conflicto geopolítico.
Los firmantes de la petición hacen bien en promover paz y justicia en las aulas, en las artes, en los medios de comunicación…, pero por favor recuerden que hay un organismo internacional donde se deciden, entre otras cuestiones, disputas territoriales; por lo tanto, zapatero a tus zapatos.
Ciertamente, zapatero a tus zapatos…