Dice el Rámbam (Maimónides) – en las leyes relativas al Bet HaMikdash (El Templo Sagrado):
“Es una mitzváh positiva el construir una casa al Eterno, para poder sacrificar en ella ofrendas, y festejar las tres festividades anuales (Sucot Pesaj y Shavuot) Como está escrito: Y harán para Mí un Santuario”
No obstante – pregunta Rabí Shimshón David Pinkus, ZT”L – en la Toráh está mencionado que la razón de la construcción de dicho Santuario era para que; “Di´ss more dentro de nosotros” Aparentemente el Rámbam menciona razones ajenas a las recordadas en la Toráh.
Explica Rabí Shimshón que, en realidad, todos estos motivos son uno solo, ya que de ellos depende que Presencia Divina repose con nosotros.
En otras palabras, Su Presencia es considerada como el alma de Israel, y para poder mantener esa “alma” dentro del cuerpo, es necesario que esté íntegro.
A esto se refiere el Rámbam. Pues al festejar las tres grandes festividades anuales, Israel debía subir a Jerusalem, y ahí unirse con sus hermanos, como un solo cuerpo. Como dice la guemará de Jaguigá (26) “Y se reunirá todo hombre de Israel en La Ciudad, como uno solo, en fraternidad”
El siguiente paso son los korbanot (sacrificios). La raíz de esta palabra, es Kirbá – acercamiento – Los sacrificios elevan nuestro recuerdo hacia Di´s, y, de esta manera, Él se acerca a nosotros, cumpliéndose así: “Y Moraré dentro de ustedes”
Para algunos podría parecer como algo prescindible, sobre todo si ya hemos podido subsistir sin esa cercanía durante casi dos mil años. Sin embargo, es necesario saber que la Presencia de Di´s jamás nos abandonó. Si bien no se revela ante nuestros ojos mas, nos ha acompañado a lo largo de las diásporas. La prueba de ello es simplemente nuestra actual existencia, la cual ha roto todas las fórmulas sociales y estadísticas.
Para fortalecer y promover esta existencia, son vitales dos elementos: Consolidar un solo cuerpo; unificando los miembros que conforman al Pueblo de Israel. Y el segundo es, atraer el alma dentro de éste por medio de elementos que medien entre lo físico y lo espiritual. En la época del Bet HaMikdash lo hacían los sacrificios, en nuestra época, a través del sacrificio personal, mejorándonos como individuos tanto frente a nuestro Creador como ante – no menos importante – nuestros semejantes.
De esta manera cada uno de nosotros contribuirá a mantener firmes nuestra existencia en cuerpo y alma… ¡Manos a la obra!
Shabat Shalom