El camino judío. Antonio Escudero Ríos dialoga con el filósofo Carlos Díaz

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A Gabriel Albiac y Agapito Maestre, mis amigos filósofos ,en la resistencia del espíritu y en el amor a Israel.

Los males mayores de nuestro tiempo son la aceptación social del aborto, y el terrorismo.
J.MARÍAS

Vosotros todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante al dolor que me atormenta como el que el Señor me ha herido el día de su ardiente cólera.
JEREMIAS.LAMENTACIONES 1.12
Traducción castellana del texto latino inscrito en el exterior de la iglesia de Santo Domingo, en Castrojeriz.


1. ¿Le parece contradictorio que un pueblo tan definido como el judío se haya constituido sobre unos caminos hechos al andar?

El pueblo judío no se ha configurado en modo alguno “sobre unos caminos hechos al azar”, antes al contrario; si existe un pueblo donde el alfa (la llamada de Dios, el “sal de tu tienda”) coincide con su omega, ese es el pueblo judío, cuyo mapa cartográfico no puede ser más teocéntrico. Desde esa orientación escatológica hay que leer los vericuetos geopolíticos de su compleja trayectoria. La misma “judaidad” laica no tendría sentido sin el “judaísmo” yahwehcéntrico Esta es la posición de judíos como Martin Buber, o de Franz Rosenzweig, no la de los políticos a partir de David ben Gurion.

2. Teniendo en cuenta que no hay pueblo como el judío que se haya constituido sobre las Escrituras como ley y mandato divino ¿Serían los profetas los primeros constructores de la historia –tan como la entendemos- no solo empujada desde atrás, sino reclamada desde delante, desde el futuro?

La Biblia hebrea es indisoluble, y ni siquiera el mensaje profético resultaría inteligible sin ese despliegue histórico que comienza con el adamitismo del libro del Génesis, cuya ampliación es el libro del Éxodo, y cuya consolidación genética está en el Levítico. Solamente a partir de una cierta reacción contra este tribalismo específico de la casta sacerdotal pueden entenderse en su plenitud los distintos libros de los Profetas purificadores, a pesar de que el judaísmo es “la Ley y los profetas”, en el buen entendido de que los profetas lo que propician es una lectura profética de la ley, no la liquidación de esta última, en absoluto. El pueblo judío no vive sin ley, pero/y los profetas resaltan la personalización de la ley, no su burocratización-abolición.

3. Parece que el pueblo judío más que la reivindicación de un espacio, ha estado siempre buscando el tiempo, su Tiempo, su Historia. ¿Es también su parecer?

En coherencia con lo anterior, resulta aberrante la separación (de signo político) entre la historia de Dios y la historia del pueblo de Ysrael, publo de Dios en marcha, pues esa separación significaría la autonomía de lo temporal, autonomía que desde luego sólo cabe entender a partir de ”los designios insondables de Yahvé”, es decir, desde la auto-heteronomía humana. El pueblo de Ysrael no se concibe religiosamente a sí mismo sino en su relación con Dios, por eso cualquier intento de salir del paraíso del Génesis significa injuticia e impudor, sudor y lágrimas para quien cultiva el pan con el sudor de su frente y por ello queda destinado al mero morir. En esto el judaísmo se ve reflejado en la “sumisión voluntaria) predicada por el islam: no hay sumisión a Dios para quien decide por sí mimo someterse a Dios.

4. ¿No cree que la historia, en el caso de los judíos, más que una historia basada en el progreso, es una historia sagrada, es una historia ucrónica de la divinidad en los hombres, de la palabra de Dios hecha escritura, una y otra vez?

Por lo dicho, es precisa y exactamente eso lo que creo, y no porque yo lo interprete así, sino porque esa es la fe viva del judaísmo., algo que los “ilustrados” desgraciadamente nunca han podido comprender ni en el judaísmo ni en el cristianismo, de ahí su incorregible ceguera sociologista (según la cual el progreso es progreso social de una pueblo sebastante, que se basta a sí mismo) y su reduccionismo antropológico (según el cual la historia sagrada no es más que historia profana). Lo cual entraña además la ignorancia del hecho religioso mismo, pues lo profano (pro-fanum) consistía para el creyente judío en acercarse sin purificarse a lo sagrado (fanum). Esta profanación es permanente en el laicismo, desprecio de lo sagrado mediante una hermenéutica sistemática y exclusivamente de-sacralizadora, la cual paga además un altísimo precio: re-paganizar lo sagrado entronándolo subrepticiamente a renglón seguido como “religión civil” conforme a la propuesta de Jean Jacques Rousseau en el “Contrato social”. Es la reducción del ícono al ídolo, como han subrayado René Girard primero y Jean Luc Marion después.

5. ¿Cómo se combina según usted la depurada individualidad judía con el sentimiento de colectividad de este pueblo?

Para cualquier conocedor de la historia comparada de las religiones resulta elemental decir que en la doble relación que Dios instaura con su pueblo de “benevolencia” y de “confianza” –algo propio de las religiones monoteístas relacionales, y especiallmente en el cristianismo a través de la relación del hombre con Jesús, el Hijo de Dios-, Dios se encuentra a sí mismo consigo mismo desde el hombre, y el hombre se encuentra a sí mismo consigo mismo desde Dios. Esta relación esponsal deviene especialmente visible en los Salmos que el fariseo verdaderamente creyente salmodia. Y esto hasta tal extremo que –según la traducción alemana de la Biblia judía llevada a cabo por Buber y Rosenzweig- la Biblia sólo puede ser rezada si es cantada, por ser la alegría de Dios en el hombre alegre.

6. Hay una ambivalencia contradictoria entre las gentes respecto del pueblo judío. Por una parte es un pueblo respetado y temido, por otra parte hay una actitud de rechazo hacia él, que se manifiesta en expresiones populares y despectivas, por ejemplo, “perro judío”, “hacer una judiada”, “ser un fariseo”, etcétera. ¿Qué opina de ello?

Las raíces del antisemitismo han sido suficientemente estudiadas por la psicología, la psicología, la filosofía, la economía, etc. No pocos de estos estos análisis son elaboraciones muy poco respetables desde el punto de vista fenomenológico: el caso de Freud es absolutamente relevante de esa amalgama, mezcla de ignorancia teológica y habilidad constructiva dentro de su propio microsistema. He estudiado esto en algunos de mis libros, en los cuales no doy el menor crédito a las convicciones populares. ¿Quieren ustedes una mentira? Denle un formato popular.

7. Existe una penetración de lo judío en lo sagrado –incluso en el pensamiento de sus prohombres más modernos y racionalistas- como temor de Dios, como acatamiento del mandato divino, como escritura sagrada. Es curiosa, ¿no cree? Esa mezcla entre racionalismo científico y acatamiento de la divinidad.

Lamento la formulación tan imprecisa de esta pregunta, que me obligaría a intentar una hermenéutica previa para entenderla. Tal como está forrmulada no termino de entender qué significa en este contexto “”temor de Dios” (¿la orgé Theou?), como tampoco “acatamiento del mandato divino” ¿qué forma de acatamiento, qué clase de mandato?).

Acerca de Antonio Escudero Ríos

Nació en 1944 en Quintana de la Serena, Badajoz. Hizo las carreras de Filosofía y Publicidad en Madrid en donde reside desde 1960. Es editor literario e investigador de Judaica. Ha realizado ediciones facsimilares de la Guía de los Perplejos, el Cuzarí y de la obra de Isaac Cardoso. Dirigió las Jornadas Extremeñas de Estudios Judaicos en Hervás, en 1995, con Haim Beinart. Fue Director de las Actas del mencionado Congreso, publicadas en 1996. Colaborador en las revistas judías Raíces, Los Muestros, Maguem y Foro de la vida judía en el mundo, entre otras publicaciones. Creador, junto a otros entusiastas, de la Orden Nueva de Toledo, Fraternidad dedicada a la defensa plural de Israel y el Líbano cristiano, así como combatir el antisemitismo. Ha plantado miles de árboles, y construido, con Don Jaime Botella Pradillo, un jardín dedicado a los Justos de las Naciones en Las Navas del Marqués, en tierras de Castilla.

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