A nuestros padres, siempre en el recuerdo.
No sabemos qué es la muerte, ni que es la vida, ni qué es Dios, ni qué somos nosotros mismos.
Blas Pascal
La palabra es la hija adoptiva del silencio.
Paul Claudel
Heriste mi corazón con tu palabra y yo te amé.
San Agustín
1 – ¿Le parece contradictorio que un pueblo tan definido como el judío se haya constituido sobre unos caminos hechos al andar?
Más que contradictorio diría que resulta anómalo, ya que casi todos los pueblos se han constituido sobre la base de un territorio y teniendo como principal aglutinante la relación de proximidad geográfica, que ha dado lugar a la adopción de una lengua y unas costumbres comunes y compartidas. En el caso del pueblo judío ha sido la noción de la patria perdida y la consideración de pueblo elegido por Dios el aglutinante que ha permitido sobrevivir a través de los milenios de la diáspora la identidad común.
2 –Teniendo en cuenta que no hay pueblo como el judío que se haya constituido sobre las Escrituras como ley y mandato divino, ¿serían los profetas los primeros constructores de la historia –tal como la entendemos– no solo empujada desde atrás, sino reclamada desde delante, desde el futuro?
Probablemente los profetas pretendieron ser los constructores de la historia, al trazar una visión del mundo tal como pensaban que debía ser siguiendo la línea de la ortodoxia religiosa. Si fueron efectivamente o no constructores de la historia ya es más discutible, pues si en sus visiones trazaron pautas de conducta que ayudaron a mantener la unidad del pueblo judío, en otros aspectos sus profecías chocaron con una realidad diferente. En cuanto a si fueron los primeros que pretendieron esto, probablemente en un sentido estrictamente cronológico sí lo fueron.
3 -Parece que el pueblo judío, más que la reivindicación de un espacio, ha estado buscando el tiempo, su tiempo, su historia, ¿es también ése su parecer?
La diáspora fue tan larga que en efecto podría pensarse que han estado buscando más una historia y una identidad común que un espacio geográfico. Pero es que, incluso después de la creación del Estado de Israel, la dispersión y el mantenimiento de su identidad, incluso dentro de su adaptación a culturas diferentes, han sido tan considerables que inclinan a pensar que su personalidad histórica como pueblo tiene mayor importancia que el espacio geográfico.
4- — ¿No cree que la historia, en el caso de los judíos, más que una historia basada en el progreso es una historia sagrada, es una historia acrónica de la divinidad en los hombres, de la palabra de Dios hecha escritura, una y otra vez?
El judío es, creo que sin duda, el pueblo más religioso de la historia, puesto que la religión ha sido su propia esencia, su razón de ser como pueblo. A diferencia de las otras dos religiones monoteístas, el fundamento del judaísmo no se encuentra en la obra de salvación de un profeta, sino en su concepción como pueblo elegido. Pero esto atañe a la conservación y pervivencia de su esencia como pueblo, ya que en cuanto a su desarrollo, sobre todo después de la constitución del Estado de Israel, su historia tiene que estar forzosamente regida por el progreso.
5 -¿Cómo se combina según usted la depurada individualidad judía con el sentimiento de colectividad de este pueblo?
Parece que se trata de una de las peculiaridades del pueblo judío, fruto de su devenir histórico, el que haya podido combinar una estricta individualidad en su comportamiento social, con un acusado sentimiento de pertenencia a una colectividad que ha conservado a través de los siglos una identidad de origen, de religión y de costumbres. Peculiaridad que quizá no encontremos tan acusada en ningún otro pueblo.
6 -Hay una ambivalencia contradictoria entre las gentes respecto al judío. Por una parte es un pueblo respetado y temido, por otra parte, hay una actitud de rechazo hacia él, que se manifiesta en expresiones populares y despectivas, por ejemplo «perro judío», «hacer una judiada», «ser un fariseo», etcétera. ¿Qué opina de ello?
El haber mantenido su propia identidad, en ambientes que cultural o religiosamente no les eran muy propicios, ha dado lugar a que los judíos, que por su actitud ante la vida o por sus aportaciones en el campo de la ciencia, la cultura y la economía han resultado admirables, fueran sin embargo odiados o envidiados por sus conciudadanos culturalmente diferentes. Esta actitud, todavía bastante extendida hoy en día, sobre todo entre las capas extremistas de la derecha y la izquierda políticas, recibe el nombre de racismo, y a él se deben esas expresiones peyorativas referentes a los judíos, que han permanecido en el leguaje corriente, y que, aunque no siempre mantienen la carga de odio que tenían originalmente, convendría desterrar.
7 -Existe una penetración de lo judío en lo sagrado –incluso en el pensamiento de sus prohombres más modernos y racionalistas– como temor de Dios, como acatamiento del mandato divino, como escritura sagrada. Es curiosa, ¿No cree? esa mezcla entre racionalismo científico y acatamiento de la divinidad.
Ya hemos expresado nuestra creencia de que el judío es el pueblo más religioso de la historia, y por otro lado esa penetración de lo sagrado en el pensamiento y en la ciencia me parece una de sus características más admirables, aunque por desgracia ha venido desapareciendo desde hace ya bastante tiempo, y hoy se encuentra casi extinguida.
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